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El Real Madrid de Laso vuelve a una Final Four tras pasar el examen de Estambul

Los jugadores del Real Madrid, recién terminado el cuarto partido.

La solidez defensiva y su versatilidad en ataque dieron al Real Madrid el billete para su quinta Final a Cuatro de los últimos siete años tras repetir triunfo en la pista del Darussafaka (78-89), lo que evita el quinto partido y permite soñar a su afición con la décima corona europea.

Como ocurrió el miércoles en el mismo escenario, los hombres de Pablo Laso supieron frenar a las principales figuras del conjunto turco y le obligaron a depender demasiado de Brad Wanamaker, lo que evitó nuevas sorpresas tras el traspiés en el segundo encuentro de la serie disputado en Madrid.

El 5-0 de inicio fue solo un espejismo porque, en cuanto el Real Madrid empezó a carburar, un parcial de 0-11 liderado por Sergio Llull y Anthony Randolph le dio las primeras ventajas y obligó a David Blatt a parar el partido a los tres minutos para organizar el juego de sus hombres.

El tiempo muerto dio resultado al técnico estadounidense porque, en menos de dos minutos, los turcos volvieron a ponerse en el ecuador del cuarto por delante con un 7-0 que le metió en el choque.

Pero el campeón español no se amilanó y, gracias a los diez puntos de un inspirado Sergio Llull -los mismos que anotó Wanamaker en los primeros diez minutos- logró cerrar el primer cuarto con tres de ventaja (21-24).

El choque siguió apretado tras la reanudación, aun más espeso y trabado que en el inicio, lo que impidió que nadie rompiese el partido. A pesar de que los visitantes solo anotaron una canasta en tres minutos, las pérdidas de balón de su rival equilibraron la situación, por lo que las alternancias en el marcador se sucedieron.

Trey Thompkins, con ocho puntos en menos de cuatro minutos, devolvió el mando a los suyos que, con su sacrificio colectivo en defensa, mantuvieron a raya hasta el descanso al conjunto otomano, en donde solo Wanamaker aportaba algo de luz (38-45).

Las ventajas siguieron creciendo tras la reanudación y llegaron a ser de once. La defensa blanca continuaba ahogando a un rival en el que solo Wanamaker devolvía los golpes hasta que un arreón de furia de sus compañeros ajustó el marcador tras un parcial de 8-0 rematado con un lejano triple de Scottie Wilbekin (49-52, min 25).

Solo fue un susto, porque el Real Madrid se rearmó y logró llegar a los últimos diez minutos con su mayor ventaja de la tarde tras sendas técnicas a Blatt y Harangody en los últimos segundos del cuarto (58-72).

El Darussafaka se lanzó a la desesperada para recortar su desventaja, pero seguía negado ante el triple y solo sumaba desde la línea de tiros libres, por lo que a nueve minutos del final llegó a verse diecisiete abajo y desesperado ante el muro rival.

Directo a la Final a Cuatro, el Real Madrid se limitó a controlar el juego, lo que terminó de minar la fe de unos turcos que, aunque en un último empujón se llegaron a colocar a seis a dos minutos de la conclusión, no pudieron evitar que su rival regrese a Estambul del 19 al 21 de mayo en busca de un nuevo título continental.

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