Publicado: 20/10/2014 04:00
El vídeo no admite interpretación. Minuto 75 del partido de Liga Barcelona-Eibar. Munir, joven jugador azulgrana se despoja del chándal tras haber calentado en la banda. Luis Enrique, entrenador local, grita "¡Leo, Leo!" y le indica a Messi mediante señas que se aproxime a la banda para ser sutituido.
El técnico asturiano quiere darle un cuarto de hora de descanso a su estrella ante una semana en la que aguardan citas importantes ante el Ajax (Liga de Campeones) y el Real Madrid (Liga). Messi no hace caso y Luis Enrique le suplica con gestos. El argentino le da la espalda y, mientras camina alejándose del banquillo, levanta la mano derecha y hace con el pulgar el típico signo de que todo va bien. Su entrenador no insiste, se lo toma con sonriente resignación y decide cambiar a... Neymar.
La desobediencia de Messi se enmarca en la ambición que le posse cuando ha tomado el imparable camino que le llevará, más pronto que tarde, a batir el récord histórico de goles marcados por un futbolista en la Liga española. Todavía está en poder de Zarra, con 251, pero el '10' del Barça ya contabiliza 250.
Precisamente esa es la excusa 'oficial' a la que se aferra la prensa deportiva catalana para intentar pasar de puntillas sobre un acto de indisciplina que, de haberlo cometido un jugador de, por ejemplo, el Real Madrid, llenaría páginas. Y si ese jugador fuese Cristiano, portadas.
El diario Sport no sólo no reprocha nada a Messi ni a Luis Enrique, sino que teoriza sobre la objetividad periodística. Lejos de escudriñar lo sucedido en el Camp Nou, se dedica a analizar las informaciones publicadas sobre el incidente: "Mientras algunas versiones vendían la conversación en positivo, otras buscaban crear polémica entre el técnico y el jugador".
Mundo Deportivo se alinea directamente en el bando de los 'periodistas buenos' apuntado anteriormente por su colega y competidor barcelonés. Incluso va más allá. Así, el titular de su brevísimo artículo lo dice todo: "Complicidad entre Luis Enrique y Messi".
Y aquí no ha pasado nada.
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