Quantcast

Deportes

Messi gana el pulso a Luis Enrique, quien pasa de autoproclamarse líder a devolverle sus privilegios

Lionel Messi y Luis Enrique, durante un entrenamiento.

El Barcelona atraviesa por su mejor futbolístico de la temporada, en parte gracias a la paz que vuelve a reinar en su vestuario. Después del enfrentamiento abierto que escenificaron Luis Enrique y Messi, las aguas parecen haberse calma. Aunque esto no debe llevar a error, porque la relación entre el técnico y el argentino sigue siendo inexistente. 

Luis Enrique entró desafiante en el vestuario del Barcelona. Las primeras palabras que escucharon los jugadores salir de la boca del asturinao fueron: “Yo soy el líder de este equipo”. Un mensaje que chirrió en el grupo. Lo peor es que las palabras vinieron acompañadas de gestos que fueron incomodando a los jugadores, especialmente a Messi. 

El argentino, líder incontestable del vestuario dentro y fuera del campo, conserva una serie de costumbres y dinámicas que Luis Enrique trató de erradicar. Dos de los hombres de confianza de Messi, Pep Costa y Dady, dejaron de viajar como si fueran dos más el grupo. En cierta ocasión, el técnico llegó a enviar al segundo a la cola de avión, lo que no enfadó mucho al futbolista. 

Messi también se trata con un fisioterapeuta de confianza, el argentino Marcelo D'Andrea, al que el técnico tampoco quería ver rondando por el vestuario. Los continuos cambios de alineación y el tono frío de Luis Enrique cada vez que se le preguntaba por Messi (como en el vídeo de la gala del Balón de Oro), ayudaban a aumentar ese distanciamiento. 

Todo estalló tras el partido de Anoeta. Messi encaró a Luis Enrique, en la única conversación que han mantenido cara a cara desde que el asturiano dirige el Barcelona, y le dijo claramente que no entendía su forma de actuar. La crisis se resolvió con una conversación de Xavi e Iniesta con Messi y una llamada de Bartomeu a Luis Enrique. El presidente recomendó a Luis Enrique no incomodar al argentino y Messi advirtió a sus compañeros que no quería tener contacto con el entrenador. 

Meses después el Barcelona golea y Messi sonríe. ¿Qué ha pasado en el vestuario? Luis Enrique ha reculado y el universo de Messi vuelve a a ser el que era. Sus hombres de confianza viajan a su lado en los desplazamientos, las alineaciones comienzan a tener cierta coherencia y se ha producido un acercamiento de Unzúe con la plantilla, incluido Messi. Lo que no ha cambiado es la falta de comunicación entre el rosarino y Luis Enrique. Messi vuelve a ser "el líder" del equipo y hasta Luis Enrique ha cambiado el discurso en las ruedas de prensa cuando se le pregunta por Leo. 

Ya no se pueden votar ni publicar comentarios en este artículo.