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Luis Enrique se pone chulo con todos… menos con Messi

Luis Enrique, entrenador del Barcelona, aprovechó la primera rueda de prensa post clásico para exhibir su carácter. Famoso en la época de futbolista por la entrega y el ímpetu, ahora que ha llegado a una de las cimas de su carrera de entrenador, el FC Barcelona, parece dispuesto a reivindicar ese atrevimiento. Pero se ha encontrado a Messi en el vestuario, y al argentino no se atreve a toserle.

El técnico asturiano estuvo respondón con la prensa, rebatió los argumentos futbolísticos de Xavi, atizó sin piedad a Mathieu y a Montoya –dos jugadores de nulo peso en la plantilla-, pero cuando le preguntaron si Messi había jugado infiltrado ante el Real Madrid, su respuesta fue de todo menos valiente.

“No sé si Messi jugó infiltrado –aseguró Luis Enrique-. Todo lo que concierne a aspectos médicos es delicado. Hay que preguntar a los médicos y al futbolista. Como consejo, yo siempre les digo que no se infiltren, pero si ellos deciden asumir este riesgo es una decisión suya. Lo que sé es que Messi estaba en condiciones de jugar el partido".

Mucho más autoritario se mostró con Mathieu y Montoya. Al francés, que había declarado en su país estar “sorprendido” por haber sido alineado en el Bernabéu como lateral izquierdo, le mandó un recado más que contundente: "Jérémy (Mathieu) puede jugar de central y de lateral, y si le sorprende jugar en una de las dos posiciones, pues apaga y vámonos".

Casi peor fue lo de Montoya, el lateral derecho formado en la cantera del Barça y apenas utilizado por el técnico: "Ha de esperar su momento... si es que puede llegar".

Tampoco se libró del meneo, aun indirecto, el gran capitán. Porque Luis Enrique, al contrario que Xavi, no cree que el Madrid viva de las contras: "Es un equipo muy completo que está en una continua evolución con transiciones y con un gran arma en la estrategia. Tiene buena elaboración. Ganó la Copa de Europa el año pasado y vuelve a ser aspirante a todos los títulos como nosotros este año".

Y, cómo no, se mostró desafiante con los medios de comunicación, bastante duros con él por su planteamiento y decisiones en el Bernabéu: "No leo las críticas, ni las inteligentes ni las menos inteligentes. No estoy preparado para asumirlas".

Agresivo con todo y con todos… menos con el verdadero jefe del vestuario: Messi.

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