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La leucemia acabó con su vida, pero Luis murió "como un campeón"

En sus últimos segundos de vida, el Sabio "miraba con una gran tristeza, y veía que no le decíamos nada", relató el doctor Pedro Guillén; "él no decía nada, pero se entendía todo", contó con dolor disimulado el doctor mientras aspiraba a bocanadas el oxígeno fresco que inundaba la mañana en Madrid.

Un cáncer en sangre, hematológico, fue el trágico acompañante final en la vida de Luis Aragonés, el Sabio que se empeñó en que, en los últimos dos meses, se mantuviera su mal en un estrecho secreto, en el anonimato de quien se va mirando de frente a la muerte, en silencio.

"Ha fallecido como un campeón", relató este sábado el doctor Pedro Gillén a las puertas de la Clínica Cemtro, mientras la brisa fresca de la mañana disimulaba sus lágrimas por el amigo muerto.

Aragonés quiso meter su íntima recta final en una caja fuerte. Así se lo comunicó a los doctores que trataron su enfermedad hematológica, entre ellos el citado Guillén.

"Me siento feliz porque nadie del grupo (médico) haya dicho nada, porque él no quería que se supiera", añadió Pedro Guillén.

Luis Aragonés ingresó el viernes por la noche en la clínica Cemtro de Madrid. "Tenía una leucemia que se había agudizado y ya estaba mal en los últimos días", aseguró Guillén.

Aragonés llevaba sobre todo los dos últimos meses luchando sin descanso por combatir su cáncer nacido de la médula ósea.

Guillén dedicó a su memoria la clase magistral que este sábado, impartió sobre 'Traumatología del Deporte".

El Sabio se marchó desde el silencio, sin hablar; como el deportista que medita y se concentra antes de saltar al terreno de juego, aunque supiera que se trataba del último de su vida.

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