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"Lo que opinen las leyendas del club y los directivos no me interesa"

Guardiola.

Guardiola en estado puro, sin cortapisas. Cuando se le pregunta por su fama, esa que dice que es el mejor entrenador del mundo, tira de humildad y recuerda que desde la pizarra, en soledad, no se puede ganar nada. “¿Soy el mejor por ganarlo todo? He ganado por tener superjugadores. He dicho mil veces que todo lo que he ganado ha sido por y para ellos, no para mí. Yo estoy aquí con mi chándal pero no puedo ayudar más. Quiero ser el mejor entrenador para mis jugadores. He dado lo mejor desde que soy entrenador. ¿Si volver a perder contra el Barcelona afecta mi prestigio? Eso es mierda, con permiso”, cuenta Guardiola.

Guardiola no se da importancia, pero tampoco quiere darle vuelo a los críticos, que son muchos desde que perdiese en la ida 3-0 y dejase al Bayern, un año más, lejos de la Liga de Campeones salvo mayúscula sorpresa. “Estoy contento aquí y quiero contribuir a llevar alto a mi equipo. En Barcelona di lo mejor. Para muchos será suficiente y para otros no. Aquí igual. Yo doy todo y lo que opinen las leyendas del club, los periodistas o los directivos no me interesa”,  cuenta, con un recado para la estructura de su propio club, plagada de leyendas que no siempre ven con buenos ojos lo que ha pasado en estos dos años con su equipo.

Guardiola sabe que remontar es una posibilidad remota, aunque como ganador que es no quiere dejar de probar suerte: “Tenemos un 3-0 en contra, pero lo intentaremos todo. En 13 minutos nos marcaron 3 goles. No podemos lamentarnos. Haremos nuestro juego y veremos qué pasa. Estos jugadores han mostrado que quieren conseguirlo”. Preguntado de nuevo sobre el tema reincidió en su ambición. “Sí podemos lograrlo. Tenemos la calidad para intentarlo. No nos rendimos. Es un partido de fútbol. Es mi sexta semifinal. Es un sueño estar aquí. Quiero conseguirlo. Hemos luchado por tener la oportunidad. Mis jugadores quieren logralo y tenemos calidad”.

También habló del juego del Barcelona, ese equipo que le pasó por encima la pasada semana y que, de algún modo, siempre se compara con la obra del propio Pep Guardiola. “Me gustaría hacer un gol en cada ocasión, pero soy de la opinión de que cuanto más rápido atacas más rápido te vuelve la contra. El Barça se ha convertido en el mejor equipo del mundo al contragolpe. Si nos desorganizamos, ellos te penalizan. Ya lo hemos visto". No suena a crítica, aunque volviendo la vista atrás se puede pensar que el comentario tiene doble lectura. El Barça del contragolpe, en contraposición al del toque. El Barça que se parece al Madrid, que el año pasado eliminó a su Bayern y también fue definido como el mejor contragolpeador del mundo. Un equipo plagado de atletas, según dijo el propio Guardiola. El Barça, que según el técnico, es "el mejor equipo de los últimos quince años".

El discurso suele quitar importancia a las bajas, pero en ocasiones, cuando la corriente es fuerte en contra, ni siquiera Guardiola minusvalora la importancia de las bajas, que en su caso son numerosas: “No tenemos ni a Robben ni a Ribéry y debemos hacerlo sin ellos. En calidad nos superan, pero lo vamos a intentar. Somos el Bayern de Múnich, haremos todo lo posible. Usaremos la cabeza y el corazón. Hemos estado tres meses sin ellos. Perdemos su calidad específica y su competitividad. Nos ayudan a generar superioridades, pero sin ellos hemos ganado una liga tremendamente dura y física. También sin Alaba y otros hombres importantes. ¿Nos alcanzará con lo que tenemos? Todos los grandes equipos de Europa tienen desequilibrio. Nosotros lo teníamos pero lo hemos perdido. Me hubiera gustado tenerles y poder decidir cómo carajo jugar con lo que ellos aportan pero tiraremos sin ellos. Han sido la bandera de este club el último lustro, pero no están”. Es importante el recado sobre la calidad de la liga teutona, pues en ocasiones se da por sentado que el Bayern la gana casi sin sudar. El técnico quiere darle relieve al que, de momento, es su único éxito en Alemania. 

La eliminatoria para el Bayern es casi una entelequia, aunque no dejen de intentarlo. La dolorosa derrota de la ida, eso sí, ha devuelto al mejor Guardiola delante de los micrófonos, sentido, con fuerza, con mensaje. A veces no hay nada como la adversidad para sacar a relucir algunas cualidades.

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