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Catorce ertzainas heridos, bengalas, petardos, sillas arrancadas, tijeras, un martillo...

Los graves incidentes ocurridos durante el Euskadi-Bolivia disputado el pasado sábado en San Sebastián pueden pasar factura a una cita en la que los altercados dejaron en un segundo plano, no solo la goleada del combinado dirigido por Mikel Etxarri y José Mari Amorrortu (6-1), sino también su legítimo fin reivindicativo. Primero, por evidentes razones de seguridad. Y, segundo, porque para que la denominada Euskal Selekzioa pueda disputar encuentros internacionales necesita el permiso de la Federación Española de Fútbol, responsable del partido a ojos de la UEFA y la FIFA.

Mientras desde la Federación Vasca de Fútbol lamentan y condenan la actitud de los alborotadores, su presidente, Santiago Arostegi, asegura que "si en lugar de ser Anoeta, que tiene las pistas de atletismo, es San Mamés, el partido se hubiese suspendido". Según el informe policial, los radicales introdujeron en estadio de Anoeta bengalas, petardos, tijeras y hasta un martillo, lo que confirma la tesis de Erne, el sindicato de la Ertzaintza, de que se trata de "grupos perfectamente organizados".

Cabe recordar que este grupo de espectadores lanzó objetos, petardos y asientos del campo contra los agentes, lo que dio pie a que hubiera varias cargas. Catorce ertzainas resultaron heridos: dos sufrieron fracturas y el resto contusiones diversas. Los incidentes se saldaron con dos detenidos, uno de ellos de solo 15 años, y el sindicato de la policía vasca recalcó que "no sucedió ningún hecho más grave por la profesionalidad" de los agentes. No obstante, subrayó que "se estuvo muy cerca de la tragedia".

Erne acusa al Departamento de Seguridad del Gobierno Vasco de "poner en grave riesgo la integridad de los agentes por falta de seguridad e incumplimiento de los protocolos de actuación en acciones similares por parte de los mandos policiales". En un breve comunicado, la nueva consejera de Seguridad, Estefanía Beltrán de Heredia, expresó su total apoyo a la labor de la Ertzaintza durante los incidentes, "en los que la obligación de los agentes es velar por la seguridad de la ciudadanía".

El presidente del PP vasco, Antonio Basagoiti, que en su cuenta de Twitter escribió que es "incomprensible" que no se adoptasen "medidas previas con la tropa de Garitano", en referencia al diputado general de Gipuzkoa, ya anunció que su formación pedirá explicaciones a la consejera vasca de Seguridad por los incidentes. Sin embargo, el problema lo tiene la Federación Vasca de Fútbol, a quienes los alborotadores han puesto en una delicada situación. Y no solo de imagen, que también, sino de cara a poder volver a organizar un partido de la Euskal Selekzioa, esa que tanto parecen desear los radicales, pero no han hecho sino boicotearla. 

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