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La desaparición de Schumacher y la miseria humana de quienes buscan robar una foto del piloto

Sabine Kehm atiende a los periodistas a la puerta del hospital de Grenoble en enero de 2014.

Sabine Kehm, representante de Michael Schumacher, ha hablado sobre la información relativa al heptacampeón mundial de Fórmula 1 desde que en diciembre de 2013 sufriera un grave accidente esquiando en los Alpes franceses.

La portavoz oficial de la familia lo ha hecho durante una conferencia celebrada en el Lago Starnberg (Baviera, Alemania) cuyo eje central era más que pertinente al caso toda vez que se debatía cómo delimitar la frontera entre el derecho a la información y el derecho a la privacidad de los individuos.

Las reflexiones más interesantes de Sabine fueron las siguientes:

"Por lo general, la prensa nunca ha informado nada sobre la vida privada de Michael y Corinna (su esposa). Cuando estaban en Suiza, por ejemplo, Michael dejó claro que era una persona privada. Una vez en una larga conversación, me dijo: 'No necesitas llamarme el año próximo, desaparezco'. Creo que era su sueño secreto. Por eso quiero proteger sus deseos y no dejar que nada salga".

"Del accidente (de esquí) me enteré como me suelo enterar de las cosas. Tuve una llamada preguntándome si podía confirmar que Michael había tenido un accidente. No pude hacerlo, pues estaba de vacaciones, como todo el mundo por aquellas fechas (finales de diciembre). Cinco minutos después un periodista me estaba preguntando por qué no lo confirmaba. Esa tarde tuve un montón de llamadas tratando de conseguir información. Intenté recopilarla por mí misma y empecé a cuidar de Michael".

"Tuvimos que asegurar la zona del hospital y traer seguridad privada. Teníamos que mantener alejados a los periodistas porque hubiera sido difícil para los médicos. Entiendo que es algo de lo que hay que informar y que la gente está interesada, pero pienso que como periodista tienes que preguntarte qué haces y cómo lo cuentas".

"El párking y la entrada del hospital estaban abarrotados. Los periodistas hablaban con los familiares de otros pacientes para ver si sabían alguna cosa. Era caótico. También hubo familiares de otros pacientes que intentaron conseguir dinero de los periodistas. Se paseaban y ofrecían información sobre Michael. Incluso algunos preguntaron a los doctores si podían tomar una foto de Michael con su teléfono"

"Algún día Michael regresará con nosotros".

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