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Federer-Nadal, la final vintage

Federer-Nadal, en la final de Wimbledon 2008.

Roger Federer y Rafa Nadal han protagonizado, sin duda, la rivalidad más legendaria de la historia del tenis. Dos jugadores colosales con dos estilos diferentes. La elegancia ortodoxa del suizo frente a la combatitividad indómita del español. El puedo y el quiero.

Pero en Australia nadie daba un dólar hace dos semanas porque se repitiera este duelo en la final. Nadal lleva dos meses recuperándose de una lesión de muñeca y Federer, seis de una maltrecha rodilla. A eso se suman que los años no pasan en vano y Rafa llega con 30, mientras Roger ya suma 34. Hace cinco y medio que no se veían las caras en una final del Grand Slam. Desde Roland Garros en 2011.

Cuando se dice que Federer y Nadal han marcado una era en el tenis, no se trata de una frase hecha. Desde Wimbledon 2003 hasta esa final de Roland Garros en 2011 ganaron 26 títulos de Gran Slam de 32 posibles. Entre ellos ocho Wimbledon consecutivos (2003-10) y diez Roland Garros (2005-2014).

Rafa y Roger se han enfrentado en 34 ocasiones, por lo que la final en Melbourne será la 35. Once partidos han acabado con triunfo de Federer y 23 de Rafa. De esos 34 duelos, 21 se celebraron en finales, con el doble de éxitos para el manacorí, 14 por 7 de Roger. Además, Federer y Nadal son los únicos dos jugadores que se han mantenido más de cinco años en la cima del circuito de la ATP. El suizo se mantuvo 237 semanas en el número 1. Hasta que el manacorí le derrocó el 18 de agosto de 2008.

Cuando Federer terminó su partido contra Wawrinka confesó que le hacía ilusión que Nadal se metiese en la final. Son buenos amigos, se veneran y se profesan respeto y admiración el uno por el otro. Han llorado, reído, sufrido y disfrutado juntos. Rafa se declara fan de Federer y Roger admirador de Nadal.

Así que cuando los dos salten mañana al cemento de la Rod Laver de Melbourne, probablemente disfrutarán como nunca lo han hecho en sus 34 enfrentamientos anteriores. Porque saben que esta 'final vintage' es un guiño de la historia, un partido robado a los jóvenes cañoneros de la ATP, que se serán legión en los palcos  de la cancha australiana para presenciar en directo un partido irrepetible.

Probablemente el último en un escenario tan aristocrático de estas dos leyendas. Sin duda, el único de esta naturaleza. Lo advertía Federer divertido: "En realidad Rafa y yo deberíamos estar jugando partidos de exhibición". En realidad, Rafa es Nadal gracias al suizo y Roger es Federer gracias al español. Disfruten. No lo volveremos a ver.

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