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Largas colas para visitar la capilla ardiente de Eusebio, estrella del Benfica y leyenda del fútbol portugués

Centenares de aficionados guardaron fila este domingo para visitar la capilla ardiente del futbolista Eusebio y rendir homenaje al que fue jugador del Benfica y un ídolo de la selección portuguesa.

Eusebio da Silva Ferreira, nacido en Mozambique, falleció de madrugada a los 71 años por una parada cardiorrespiratoria después de un año y medio de achaques y salud delicada. Su muerte ha unido en mensajes de condolencias a las máximas autoridades portuguesas y personalidades del fútbol luso y mundial, y reunió desde primeras horas de la mañana a centenares de aficionados a las puertas del estadio de La Luz.

El ataúd con los restos mortales de la 'Pantera negra', como era conocido, entró envuelto en una bandera del Benfica entre vítores, cánticos y aplausos de los aficionados, que se agolparon desde primera hora de la tarde en los alrededores.

La estatua de Eusebio que preside el estadio desde 1992 se convirtió también en otro punto de referencia para los seguidores, que fueron dejando velas, flores y bufandas de varios clubes de Portugal y selecciones como Cabo Verde o Mozambique.

El velatorio se alargará hasta este lunes y está prevista la asistencia del presidente de la República, Aníbal Cavaco Silva, y el primer ministro luso, Pedro Passos Coelho, entre otras autoridades. Los actos fúnebres seguirán con un servicio religioso, un cortejo por las principales avenidas de la capital portuguesa hasta la Plaza del Municipio y la sepultura en el cementerio de Lumiar, a las afueras de Lisboa.

Antes del desfile fúnebre, el ataúd recorrerá el recinto del Estadio de La Luz para cumplir el "último deseo" del jugador, según informó el Benfica. Nacido en 1942 en Maputo (entonces Lourenço Marques), la capital de Mozambique, Eusebio conquistó once Ligas lusas, cinco Copas de Portugal y una Copa de Europa (1961/1962).

En 1965 fue galardonado con el Balón de Oro y en Portugal es recordado por su actuación en el Mundial de Inglaterra de 1966, en el que la selección lusa acabó tercera, la mejor marca de su historia.

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