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Exhibición de Iniesta y festival de una España que desata la euforia goleando a Turquía

Los jugadores españoles, celebrando el segundo gol.

Cuando sumas talento con el balón en los pies y hambre para presionar tras perderlo, es difícil no ganar los partidos. Si a eso sumas la excelencia de Iniesta en la dirección, entonces lo complicado es no acabar goleando al rival. Esta tercera versión de España de Del Bosque suma el talento descomunal de jugadores contrastados como Silva, Cesc o Alba con la ambición desmedida de nuevos como Nolito, Morata o De Gea. Y ese maridaje comienza a destilar el mismo aroma de la España de Kiev o la Roja de Viena. Esta goleada confirma que España amenaza con extender su dominio en Europa más allá de una década.

Turquía es un equipo con tendencia a la anarquía, pero impredecible y afilado. Por eso España saltó al campo más metida en el partido que el día de los checos. Una atención a la que contribuyó la amarilla que Sergio Ramos vio al minuto de partido ante un rival que entregaba campo y balón, pero se desplegaba veloz a la contra. Sin prisa, con los laterales ensanchando el campo, España movía con prestancia la bola de un lado al otro. Morata probó a Babacan desde lejos para minutos acompañar un balón al palo, segundos antes de que Piqué no rematase bien un balón claro en el área pequeña otomana.

Mandaba España, sobrevivía Turquía, a la que no le duraba nada el balón en los pies. La presión alta de la vigente campeona de Europa, especialmente tras pérdida de balón al estilo del Barça de Guardiola, demostraba que los de Del Bosque estaban metidos en el encuentro. Como ante los checos, el encuentro era otra prueba de paciencia. Turquía no disparó a puerta hasta el minuto 23, cuando Calhanoglu probó suerte con la izquierda. Tres minutos después atornilló una falta peligrosa cerca del larguero de De Gea, que seguía sin estrenarse.

Jordi Alba abría una y otra vez espacios en la izquierda, con Iniesta trabajando por todo el frente ofensivo, mientras Nolito, que trabajaba entre líneas, se sacó un zapatazo que lamió el palo. El perfil izquierdo, con la sociedad Alba-Nolito, era una autopista captando la atención de la defensa rival. Por eso Juanfran sorprendió a la media hora llegando a línea de fondo por su carril para servir un apetitoso balón al punto de penalti, donde Nolito no acertó a rematar con acierto. El goteo era constante, el hambre infinita.

Iniesta se reivindica con el balón en los pies. Al de Fuentealbilla no le hace falta marcar goles para desplegar la majestuosidad de su fútbol

En una de esas jugadas el balón se paseó por los pies de Cesc, Nolito y Alba, antes de que el lateral centrase al corazón del área, donde Morata peinó la pelota a la red. España era superior, tenía la bola, las ocasiones y el marcador a favor. Pero Turquía, aún aturdida, encajaba otro golpe en su mandíbula de cristal dos minutos después. Nolito inició una pared con Morata, que se la dio a Cesc, quien finalizó la triangulación sirviendo la pelota al celtiña a la espalda de la zaga turca, donde el de Sanlúcar empujó a la red el balón.

Turquía, diseñada para defenderse, se veía obligada a salir de la cueva. Y España, con la pelota en los pies, comenzaba a encontrar espacios. La Roja estaba fina, con chispa y con ese fútbol que fluye de sus botas. En una Eurocopa especuladora y rácana, la Roja se exhibía, se divertía, mostraba cierta exuberancia incluso. Por eso Fatih Terim resopló cuando el colegiado mandó al vestuario a los futbolistas.

La segunda parte arrancó con una obra de arte. Un pase magistral de Iniesta a Jordi Alba, en posición dudosa, que sirvió a placer para que Morata empujase a placer el tercer gol (algo que no ha logrado ninguna selección hasta ahora). Fútbol de alta escuela con Iniesta reivindicándose con el balón en los pies. Al de Fuentealbilla no le hace falta marcar goles para desplegar la majestuosidad de su fútbol. Coreaba Niza su nombre cuando Yilmaz realizó una magnífica maniobra que coronó con un mal remate. Perdido el partido, los turcos trataban de recuperar el orgullo.

Los cambios no alteraron el ritmo alto del juego, aunque Turquía logró frenar la hemorragía. Del Bosque refrescó la sala de máquinas con Bruno y Koke, acentuando la carga táctica en el mediocampo. Así languideció un partido que vuelve a desatar la euforia de un país incapaz de vivir con la moderación que siempre aporta Del Bosque a su discurso, sea después de perder con Georgia en un amistoso o golear a Turquía en la Eurocopa. España, que ya se ha clasificado para los octavos, progresa adecuadamente y lo hace, además de exhibiendo la magia de Iniesta, ganando sobriedad en la defensa y confianza en su goleador. Ahora toca Croacia el martes. Habrá caras nuevas, el mismo hambre y las mismas ganas de divertirse.

- Ficha técnica

ESPAÑA: De Gea; Juanfran, Piqué, Ramos, Jordi Alba (Azpilicueta 80'); Iniesta, Busquets, Cesc (Koke 69'); Silva (Bruno 63'), Morata y Nolito.

TURQUÍA: Babacan; Gonul, Topal, Balta, Erkin; Tufan, Selçuk Inan (Malli 69'), Ozyakup (Sahan 64'); Calhanoglu (Sahin 46'), Arda Turan y Yilmaz.

ÁRBITRO: Milorad Mazic, de Serbia. Amarilla a Sergio Ramos, Yilmaz y Tufan.

GOLES: 1-0 (35') Morata. 2-0 (37') Nolito 3-0 (48') Morata.

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