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Basura atlética en el Bernabéu

Lo volvieron a hacer. Faltaron al respeto a un muerto, a un rival, al mundo; avergonzaron a sus correligionarios. Son escoria y campan a sus anchas. Porque nadie les hace nada. Ni los policías que los observaban a un extremo de la fila, ni sus compañeros de butaca. Estaban localizables, identificables, aún lo están. Pero no les dirán nada, encuentran barra libre un día tras otro para ensuciar al género humano, incluso a sus propios compañeros de escudo. Cuando el martes el Bernabéu homenajeaba a Alfredo Di Stéfano, trataba de guardarle un minuto de silencio, esa gente se agarró con cánticos de Luis Aragonés que en ese momento y a esa hora suponían una provocación y una irreverencia, un insulto incluso hacia ese mismo referente que usaban como coartada. Y no hay condena para ese tipo de atentados.

Esos hinchas agrupados en un rincón del estadio eran el Atlético. Los representantes de su escudo, de su forma de jugar y de sentir, de su modelo, de su historia y su tradición. Su garganta. No cabe desmarcarse. No vale decir que el Atlético no se siente representado en esos indeseables. Porque son los mismos a los que Raúl García les dedicó luego su gol agónico, el punto del estadio que le recordaba lo rojiblanco, el color y el ruido con el podía sentirse identificado.

Debería ser el propio Atlético el que despreciara y expulsara a esos tipos que se esconden bajo su camiseta, debería ser el propio club el que se movilizara para encontrar la manera de quitárselos del medio. Y si no, la Liga. O la policía. Pero no es propio de esta civilización que comportamientos así no reciban castigo, que encuentren toda suerte de comodidad para entrometerse y contaminar las emociones más básicas. Tampoco que pasados unos segundos de su fechoría, el equipo los acoja como uno de los suyos y los eleve incluso a categoría de héroes. Si feas son las ofensas a los vivos, más despreciables resultan los sacrilegios contra los muertos.

El Frente Atlético se llaman. La representación de la hinchada atlética en el Bernabéu. Basura.

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