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Mourinho tampoco pierde en París

Alonso pierde por el coche, el Barcelona por el césped, el Madrid por los árbitros... Y Mourinho directamente no pierde. Nunca. Siempre pierden los demás, los que le rodean, ya sean delanteros, gerentes, defensas, médicos, topos o miembros del departamento de comunicaciòn. La culpa la tienen otros, jamás él. Volvió a ocurrir ayer en Europa, cuando su Chelsea (perdón el Chelsea de otro, el que le tocó heredar, ese equipo tan escaso) salió derrotado en la ida de los cuartos de final de la Champions ante el París Saint Germain, por 3-1.

Hubo palabras para todos tras el encuentro. Menos para sí mismo. De salida se había sacado de la chistera una alineación sin delanteros natos y no le funcionó. De hecho, trató de corregir su plan sobre la marcha. Pero a la conclusión no hubo confesión, sino ataque a sus subordinados: "Empecé con Schürrle porque no estoy contento con las actuaciones de los delanteros y tengo que probar cosas. No somos un equipo lleno de talento que puede marcar un montón de goles. En el fútbol hay que marcar goles y para eso nos hacen falta delanteros como los del PSG". Recuerden que en el Madrid, otro equipo casi sin medios, pobre, le hicieron atacar con gatos. El caso era poder fichar a 'Manolito' Adebayor.

También los defensas se llevaron lo suyo. Por el tercer gol, de Pastore, en maravillosa acción individual. "El tercer gol no ha sido un gol, ha sido una broma. Nos hemos quedado mirándolo. Ha sido ridículo. Ustedes hablan de descuido, pero yo digo que ha sido ridículo". Cambió de entrevistador y siguió cargando contra los jugadores. Utilizando la primera persona del plural, pero señalando a terceros: "Disfrutamos con el gol de Pastore. Básicamente, porque nosotros también participamos en la elaboración". Pero vamos, no pasa nada: "Los defensas tienen derecho a cometer errores porque tenemos a otros [los delanteros] que los han estado cometiendo todo el año"

En definitiva, el Mourinho de siempre. Llega a los equipos más poderosos y gastadores del planeta, pero siempre le falta algo, carece de todo. Se encarga personalmente de fichar jugadores y al cabo de diez minutos sus plantillas le parecen descompensadas. Pero no por él. Siempre hay un empleado, un jefe o una conspiración sobre la que descargar responsabilidades. El Chelsea perdió 3-1 ante el París Saint Germain, pero no era el Chelsea de Mou. Al portugués ni lo miren. Y además, si finalmente cayera eliminado, haber alcanzado los cuartos habría que considerarlo una victoria. Y un favor a Abramovich, que se ahorraría un montón de primas.  

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