Quantcast

Deportes

El último delirio de Salomón

Hace muchas horas que Ancelotti sabe que cometió un error, y una injusticia, en su decisión de sentar en el banquillo a Iker Casillas. Hace muchas semanas que comprobó que el mejor guardameta del mundo hasta la irrupción de Courtois es por pura prolongación matemática también el mejor portero del Madrid. Hace muchos meses que entendió que se metió en un lío absurdo con su empecinamiento gratuito en imponer a Diego López como cancerbero principal de los madrileños, según le había dejado marcado Mourinho.

Primero fue el incendio, la división del propio madridismo alrededor del asunto y el anuncio casi inevitable de que el no hace tanto tiempo ídolo mayor estaba condenado a hacer las maletas. Y que, en consecuencia, el nombre de Ancelotti iba a estar irremisiblemente asociado a ese disparate. Así que reculó con habilidad, pero a medias, y decretó esa alternancia sin sentido de Diego López para la Liga y Casillas para Copa y Champions.

Y el fuego se apagó, eso es verdad, pero el rendimiento deportivo dejó a la vista enseguida la barbaridad. Sin que eso signifique hacer de menos a López, como pretenden los contaminadores, Casillas confirmó que es mejor. Lo ha vuelto a demostrar allá donde le han dejado. De tal manera que con la final de la Copa de Europa caliente el debate se ha reabierto de par en par. Sepultados por su propio peso los críticos de Iker, un clamor se levantó alrededor del Madrid para que el mejor recuperara la titularidad y no llegara bajo de forma al 24 de mayo. Una posibilidad que ya existía cuando Ancelotti estableció ese surrealista criterio de elaborar sus alineaciones.

Así que el italiano ha vuelto, aun a costa de desdecirse,  a soltar su célebre ‘haya paz’. Otra vez en Salomón. Siempre y cuando el Madrid no consiga un nuevo aplazamiento de sus partidos ligueros, Ancelotti ha decidido que Casillas juegue ante el Valladolid y el Espanyol y que Diego López lo haga frente al Valencia y el Celta. La mitad del hijo para cada madre que lo reclama.

Un absurdo que desacredita la primera decisión del técnico y deja nuevas y peligrosas interpretaciones. La principal, que aunque el Madrid también se está jugando la Liga, da la sensación de que Ancelotti ya la da por perdida. O la tira: ahora se trata de una competición para calentar porteros. El pacificador sí ha usado a Diego López de pimpampum.

Ya no se pueden votar ni publicar comentarios en este artículo.