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Lo que la Copa ha unido que no lo separe Urdangarín... ni Corina

"Lo, lo, lo, lo...". 70.000 almas -blancas y rojiblancas- entonando al unísono el iletrado himno de España y haciendo olvidar a los Reyes bochornos vividos en ediciones anteriores de la final de Copa, cuando los acordes de la partitura oficial apenas se podían escuchar tras la sonora pitada de aficionados catalanes y/o vascos. Fue una buena noche para Juan Carlos y Sofía.

El Rey y la Reina seguramente pasaron las dos horas más plácidas de los últimos tiempos en el palco del estadio Santiago Bernabéu. Aparecieron juntos en un acto público, se sintieron respetados, incluso queridos por ambas aficiones y regresaron a palacio con la satisfacción de saber que su hijo Felipe, el heredero de la Corona, dormiría feliz con el título obtenido por su Atleti.

Ni siquiera el desplante de Mourinho y Cristiano les amargó la cita. El entrenador y la estrella del Real Madrid, ambos expulsados, no subieron al palco a recoger sus corresponidentes medallas de subcampeones, pero seguramente sus majestades no les echaron de menos.

Al contrario. Quizás Mou le hizo un favor al Rey, que exhibió ante el mundo su cariño hacia Casillas. Juan Carlos I abrazó sin pudor al capitán blanco, se entretuvo varios minutos con él y dejó patente su debilidad por el portero suplente del Real Madrid.

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