La obesidad es un problema de salud que afecta a 650 millones de personas en todo el mundo. Cada cuerpo y circunstancia es un mundo, y pueden ser muchos los factores o patologías que lleven a sufrir esta condición. Por ello, es importante acudir a profesionales de la salud para recibir un diagnóstico personalizado y un tratamiento adecuado. Aún así, son muchas las personas que, de forma desesperada e impulsiva, tratan de buscar una solución muchas veces en lugares que no son los adecuados.
El Ozempic, un medicamento nacido en 2012, era desarrollado por la empresa farmacéutica danesa Novo Nordisk con el objetivo de tratar la diabetes tipo 2. La Federación Internacional de Diabetes calcula que para 2045, aproximadamente 783 millones de personas sufrirán esta patología. Pero en los últimos años, tras descubrirse su utilidad para ayudar a bajar de peso, son muchos los diabéticos los que han denunciado no poder acceder al medicamento: aquellos que buscan deshacerse de unos kilos han terminado con sus existencias, y las farmacéuticas han descubierto un mercado en el que el crecimiento y negocio se disparan.
El ‘nuevo’ Ozempic
En los últimos siete años la competencia de Ozempic ha aumentado de forma considerable. Esto ocurría después de que la compañía danesa se posicionara como la segunda más valiosa de Europa. Así, nuevos nombres aparecen en el mercado. Las biotecnológicas Amgen, Zealand Pharma y Viking Pharma surgen como los nuevos disruptores con la intención de terminar con el duopolio de Novo Nordisk y Lilly. Profesionales de inversión afirman que Zealand Pharma destaca sobre el resto, aunque también hay nombres conocidos destacables, como la francesa Roche o la alemana Boehringer Ingelheim.
De igual manera, es importante recalcar que todos estos medicamentos continúan en fase de investigación y que sus efectos aún deben ser probados. Todavía es pronto para confirmar éxitos o fracasos, y los expertos apuntan que las compañías aún trabajan en fases “demasiado tempranas de desarrollo clínico”. Ejemplo de ello es el caso de CagriSema, un nuevo compuesto de Novo Nordisk que hacía que sus títulos se desplomaran un 20% en solo un día ante la decepción de uno de sus ensayos clínicos.
El efecto yoyó
Finalmente, además de hablar de los nuevos competidores y posibilidades que surgen en el mercado para ofrecer opciones a aquellos que tratan de bajar de peso, es importante hablar de las contraindicaciones y riesgos que pueden presentar estos tratamientos. Al hablar de Ozempic, el propio prospecto del medicamento incluye indicaciones que deben seguirse de forma rigurosa: informar al médico si el paciente ha tenido problemas de páncreas o renales, antecedentes de retinopatía diabética o programaciones de cirugías que impliquen cualquier tipo de anestesia son algunas de ellas. Así, el medicamento puede tener efectos secundarios como pancreatitis, cambios en la vista, bajos niveles de azúcar en sangre, problemas renales o problemas en la vesícula biliar.
Mientras, otros hablan del peligro del ‘efecto yoyó’. Así lo ha llamado el consejero delegado de Zealand Pharma, Adam Steensberg. “No se trata solo de pérdida de peso, sino de cómo ayudas a los pacientes a mantenerlo”, ha explicado el experto. Y es que, al igual que en las conocidas como ‘dietas milagrosas’, es frecuente ganar peso en mayor medida tras haber perdido unos kilos si se usan métodos inadecuados. “Es un efecto yoyó que es muy poco saludable”, resumía el ejecutivo.