Las tormentas de polvo sahariano, o calimas, arrastran gran cantidad de arena del Sáhara a Europa. Estas tormentas son cada vez más intensas y frecuentes, por lo que en los últimos años han ganado presencia en el debate social. Por ejemplo, a mediados de marzo de 2022 el oeste de nuestro continente experimentó uno de estos fenómenos de manera excepcional por su duración y la cantidad de material depositado, que cubrió España. De hecho, entre 2020 y 2022 la península ibérica sufrió las supercalimas más intensas desde que hay registros.
Uno de los motivos por el que las intrusiones de polvo sahariano captan nuestro interés se remonta a hace 65 años. Durante los años sesenta del siglo XX, Francia realizó ensayos nucleares en Argelia. Entre 1960 y 1961 se detonaron cuatro bombas atómicas atmosféricas en el desierto argelino. Por ese motivo, cuando se generan calimas siempre se especula con la llegada a Europa de material procedente de estas pruebas nucleares.
Pero ¿es esta una posibilidad real?
Para responder a esta pregunta, tras la calima de 2022 nos propusimos identificar su origen, la cantidad de material radiactivo arrastrado y la procedencia de ese material.
¿De dónde procedía la calima de 2022?
Las calimas que llegan a Europa proceden de diversas zonas del desierto del Sáhara. Los análisis geoquímicos y mineralógicos situaron el origen de la calima de hace tres años en una zona que incluye el sur de Argelia.
Por un lado, la abundancia de un mineral arcilloso llamado “palygorskita” y el análisis de isótopos de plomo y de tierras raras coincidieron con el patrón típico de sedimentos del sur de Argelia.
Imagen satélite de la nube de polvo sahariano sobre el suroeste de Europa, 15 de marzo de 2022. European Union, Copernicus Sentinel-3 imagery.
Por otro, el examen de imágenes satélite y de los datos de estaciones de medición de calidad del aire también confirmaron el origen argelino de la calima de marzo de 2022.
¿Significa esto que esta tormenta de polvo contiene material radiactivo de las pruebas nucleares realizadas hace más de medio siglo?
¿Había material radiactivo en el polvo?
Los fenómenos de calima son muy llamativos y generan alarma social por la cantidad de material radiactivo que podrían transportar. El origen de la de marzo de 2022 coincidía, además, parcialmente, con la zona en la que Francia realizó pruebas nucleares hace seis décadas.
Nuestro trabajo midió la cantidad de cesio radiactivo depositado durante dicha calima. El nivel medio de cesio fue muy bajo, de 14 bequerelios por kilogramo (Bq/kg). El límite autorizado por la Unión Europea en productos alimenticios generales es de 1 000 Bq/kg. En productos de alimentación infantil se aceptan 400 Bq/kg.
También calculamos el nivel de cesio radiactivo suspendido en aire durante esta calima. Nuestros resultados muestran que fue mil millones de veces inferior al autorizado por la Unión Europea.
En otras palabras, las cifras resultan enormemente inferiores a los límites de seguridad establecidos. Todos estos cálculos demuestran que este episodio no representó ningún riesgo radiactivo para la salud humana.
¿Procede el material radiactivo de las pruebas nucleares francesas?
La zona de origen de la calima de marzo de 2022 incluye la región argelina de Reggane. Fue allí donde Francia concentró sus ensayos nucleares atmosféricos de 1960-1961. La explosión de cuatro bombas nucleares afectó a amplias zonas del desierto argelino. Podría parecer obvio que el material radiactivo detectado procedía de estas pruebas, pero nuestro trabajo refuta esa hipótesis.
También examinamos la relación entre el tipo de material radiactivo de la calima estudiada y las pruebas nucleares francesas. Analizamos la concentración de isótopos de plutonio (240Pu, 239Pu) y cesio (137Cs). Las proporciones de esos elementos en las muestras no se correspondieron con las asociadas al combustible de las bombas nucleares francesas.
Las proporciones obtenidas sí coincidieron, en cambio, con la señal global de radiación detectada a lo largo del planeta. Esta señal está dominada por material procedente de los ensayos nucleares realizados por la Unión Soviética y Estados Unidos en los años 1950 y 1960. Una señal similar se puede detectar en multitud de suelos de la Tierra.
En conclusión, nuestro estudio nos permitió descartar que con la intensa calima de marzo de 2022 llegase a Europa material radiactivo procedente de las pruebas nucleares realizadas en el Sáhara.
Un estudio con participación ciudadana
Este trabajo se organizó a través de una solicitud en redes sociales para pedir la colaboración ciudadana en la recogida de muestras. Obtuvimos un total de 110 muestras de polvo sahariano procedentes fundamentalmente de España (80 muestras), Francia (14) y Austria (12). Este muestreo realizado sin planificación previa, a lo largo de miles de kilómetros y en escasos días, habría sido imposible sin esta respuesta ciudadana.
Muestras de polvo sahariano recolectadas durante la calima de Marzo de 2022. Germán Orizaola.
Nuestro estudio combinó la interacción entre laboratorios de investigación públicos internacionales, el uso de datos generados y mantenidos por agencias climáticas y medioambientales y la ya citada participación ciudadana. El trabajo refleja el gran interés social en la ciencia y el valor de mantener estructuras científicas públicas para responder a preocupaciones sociales. Sus resultados también resultan tranquilizadores: la calima puede ser molesta, pero no supone un riesgo para la salud en lo que respecta a su radiación.
Germán Orizaola, Profesor Titular de Zoología / Associate Professor of Zoology, Universidad de Oviedo y Olivier Evrard, Directeur de recherche, Commissariat à l’énergie atomique et aux énergies alternatives (CEA).
Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation. Lea el original.