Ciencia

Autoconocimiento, comunicación y liderazgo emocional: las claves para transformar la cultura empresarial

Desde la diferencia entre inteligencia emocional y afectiva hasta el impacto de la tecnología en las emociones

  • Dionisio Navarro

En un mundo laboral en constante evolución, donde la productividad y la eficiencia suelen ser las principales prioridades, la inteligencia emocional emerge como un pilar clave para el bienestar y la sostenibilidad de los equipos de trabajo. Con el objetivo de profundizar en esta temática, Dionisio entrevistó a dos expertos en la materia: el Dr. Valentín Martínez-Otero y Marité Rodríguez. En esta conversación, se abordaron aspectos fundamentales como la diferencia entre inteligencia emocional e inteligencia afectiva, la importancia del autoconocimiento y la integración de la inteligencia emocional en la educación y en la vida profesional.

Dionisio, quien actualmente desarrolla un proyecto sobre habilidades blandas, nos brinda en esta entrevista sus reflexiones y aprendizajes tras dialogar con los especialistas.

La inteligencia emocional debe formar parte del ADN empresarial

P: ¿Qué te motivó a realizar esta entrevista en particular? ¿Había algún aspecto de la inteligencia emocional que querías explorar con más profundidad?

R: Mi motivación fue comprender cómo la inteligencia emocional puede ser una herramienta útil para mejorar el bienestar y la productividad en el mundo laboral. Quería explorar cómo este concepto puede integrarse de manera efectiva en las dinámicas empresariales, no solo para optimizar resultados, sino también para fomentar entornos de trabajo más humanos, colaborativos y satisfactorios. Además, en el marco del proyecto que estoy desarrollando sobre habilidades blandas, esta entrevista me brindó valiosa información sobre la manera en que la inteligencia emocional se convierte en una competencia clave para el desarrollo profesional y personal.

Inteligencia emocional vs inteligencia afectiva

P: Después de entrevistar a Valentín Martínez-Otero y Marité Rodríguez, ¿qué idea o concepto te impactó más? ¿Hubo algo que cambió tu percepción sobre la inteligencia emocional?

R: Lo que más me impactó fue la diferenciación que el Dr. Valentín Martínez-Otero hizo entre inteligencia emocional e inteligencia afectiva. Me ayudó a entender que, en el ámbito profesional, no solo se trata de gestionar emociones en el momento, sino también de conectar con sentimientos más profundos y duraderos que influyen en nuestras decisiones y relaciones. Este enfoque amplió mi percepción sobre cómo las emociones pueden ser una fuerza constructiva en el trabajo y cómo podemos aprender a gestionarlas a lo largo del tiempo.

P: ¿Cuál es el mayor desafío para aplicar la inteligencia emocional en la sociedad actual? ¿Crees que vivimos en una era donde la gestión emocional está en crisis?

R: El mayor desafío es lograr que la inteligencia emocional pase a formar parte del ADN de la cultura empresarial. Aunque hoy en día las emociones son más visibles gracias a las redes sociales y la hiperconectividad, muchas veces se prioriza la eficiencia sobre el bienestar emocional. El reto está en equilibrar ambos aspectos, creando culturas laborales donde gestionar emociones no sea visto como una debilidad, sino como una fortaleza estratégica. Además, la falta de formación en inteligencia emocional dentro de las organizaciones ha contribuido a un aumento en los niveles de estrés y ansiedad en el trabajo. En este sentido, el proyecto sobre habilidades blandas en el que estoy trabajando busca ofrecer herramientas prácticas para desarrollar competencias emocionales en los entornos laborales.

Integración de la inteligencia emocional en la educación

P: ¿Cómo crees que la educación formal debería integrar la inteligencia emocional en su currículo? ¿Qué cambios estructurales serían necesarios para lograrlo?

R: Tanto la educación formal como la no formal deberían integrar la inteligencia emocional como una competencia transversal que prepare a los estudiantes para los retos que enfrentarán en su vida profesional. Esto podría lograrse mediante programas específicos que incluyan habilidades como empatía, comunicación asertiva y resolución de conflictos. Creo firmemente en la importancia de involucrar a los estudiantes en actividades prácticas donde puedan identificar, entender y aplicar habilidades intrapersonales e interpersonales. Si desde la formación académica se inculca la gestión emocional, los profesionales del futuro estarán mejor preparados para afrontar los desafíos laborales.

P: En tu experiencia como profesor, ¿cómo influyen las emociones en la comunicación y la conexión entre las personas en entornos profesionales?

R: Las emociones son el núcleo de toda interacción profesional significativa. He observado que cuando las personas son capaces de expresar sus emociones de manera auténtica, se generan conexiones más profundas y equipos más cohesionados. La inteligencia emocional permite identificar y manejar estas emociones, facilitando una comunicación más efectiva y un ambiente laboral donde todos se sienten valorados. Esta perspectiva es esencial para fomentar el trabajo en equipo y potenciar la creatividad dentro de las organizaciones.

El 'coaching cuántico' y la gestión emocional

P: Marité Rodríguez menciona el coaching cuántico y el poder de la energía en la gestión emocional. ¿Cómo percibes esta relación entre ciencia y espiritualidad en el desarrollo profesional?

R: La integración entre ciencia y espiritualidad en el desarrollo profesional es un enfoque innovador que puede aportar nuevas perspectivas al bienestar laboral. Aunque conceptos como el coaching cuántico pueden ser vistos como disruptivos, ofrecen herramientas interesantes para explorar cómo nuestra energía personal influye en nuestras relaciones profesionales y nuestra capacidad para gestionar retos emocionales. Sin embargo, es importante mantener un equilibrio entre apertura a nuevas ideas y rigor científico.

P: Desde tu perspectiva, ¿las redes sociales y las tecnologías de comunicación han influido positiva o negativamente en el desarrollo de la inteligencia emocional en los entornos profesionales?

R: Las redes sociales han transformado nuestra forma de interactuar profesionalmente. Ofrecen nuevas oportunidades para conectar con otros profesionales e impulsar proyectos colaborativos, como el que estoy desarrollando sobre habilidades blandas. Sin embargo, también han propiciado nuevos retos como la desconexión emocional en las interacciones presenciales o la sobrecarga de estímulos digitales. Considero que podemos aprovechar estas herramientas para cultivar la empatía digital, al tiempo que promovemos espacios físicos donde prioricemos las conexiones humanas directas.

El autoconocimiento como base de la inteligencia emocional

P: ¿Qué importancia le das al autoconocimiento en la construcción de una inteligencia emocional sólida en el ámbito profesional?

R: El autoconocimiento es fundamental para desarrollar una inteligencia emocional sólida porque nos permite entender nuestras propias reacciones antes de interactuar con los demás. En mi carrera profesional, he reflexionado sobre mis emociones, analizado su relación con mi comportamiento y explorado los mecanismos de respuesta ante factores ambientales. También he asumido que el cambio forma parte integral de la evolución personal, profesional y emocional, lo que ha sido beneficioso para adaptarme rápidamente a los cambios.

En definitiva, la inteligencia emocional no solo es clave para el bienestar individual, sino que también se presenta como una herramienta esencial para la sostenibilidad y productividad de las organizaciones. Dionisio, con su investigación y su proyecto sobre habilidades blandas, continúa explorando cómo aplicar estos conocimientos en el mundo laboral para fomentar entornos más humanos y colaborativos.

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