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Cataluña

Barcelona se la juega entre el asalto histórico de ERC y la reelección de Colau

Colau y Maragall

Barcelona enfila la recta final de la campaña con un empate técnico entre ERC, cuya lista lidera Ernest Maragall, el hermano del histórico dirigente del PSC, Pasqual, y Barcelona en Comú, con Ada Colau y candidata a la reelección al frente. Apenas unas décimas separan a ambas formaciones para liderar el nuevo gobierno municipal.

Un puñado de votos separan a Maragall y Colau, un empate tan justo que haría desempolvar el reglamento y designar al próximo alcalde por el número de papeletas válidas introducidas en las urnas, tal y como estipula la ley electoral. El escenario para gobernar Barcelona es muy abierto, pero el más probable es un tripartito formado por ERC, Barcelona en Comú y PSC. Sería el denominado 'tripartito de izquierdas', con amplia mayoría y borrando del mapa a la antigua CiU, encarnada ahora en JxCat. Esta posibilidad se ha diluido a lo largo de la campaña, aunque no sería la primera vez que ERC y PSC gobiernan juntos. Lo hicieron hace trece años, con José Montilla al frente de la Generalitat.

El otro escenario, dividir Barcelona entre constitucionalistas e independentistas daría como perdedores a ERC y JxCat, que se situarían, según los últimos sondeos, con 15 concejales, seis menos de los obligados para tener mayoría. Sin embargo, Colau y Jaume Collboni, el alcaldable del PSC, ya registraron esa misma cifra para iniciar la nueva legislatura en 2015, aunque el pacto se rompió tan solo un año y medio después.

BComú y PSC podrían reeditar de nuevo su alianza. Las encuestas les dan un total de entre 18 y 17 concejales, con apoyos puntuales podrían gobernar, aunque se mantendría la inestabilidad debido a la falta de socios. ERC vendería caro su voto en caso de estar en oposición, mientras que JxCat, PPC y Valls reniegan de Colau. Todo quedaría expensas de los resultados oficiales, donde la CUP podría alcanzar dos concejales o bien quedarse fuera del Ayuntamiento debido a la escisión interna de Primàrias, la formación liderada por Jordi Graupera. Otra de las incógnitas es Vox. La formación no entraría en el Consistorio.

ERC, un gobierno en solitario o tripartito de izquierdas

ERC tiene ante sí la oportunidad histórica de gobernar en la capital catalana y su intención es la de poder hacerlo en solitario, con apoyos puntuales, a imagen de la estrategia seguida por el PSOE de Pedro Sánchez en La Moncloa.

Los de Maragall afrontan este decisivo asalto al Ayuntamiento de Barcelona con la inercia de haber ganado las generales hace apenas un mes, ya no solo en Barcelona sino también en Cataluña. Su estrategia se ha basado en agrandar la base independentista, hasta lograr más de un millón de votos en la Comunidad Autónoma, de los que el 20% proceden únicamente de la Ciudad Condal. 

Maragall, una institución dentro de la política catalana, fue consejero en el tripartito de José Montilla, en la misma época en la que su hermano ocupaba la Alcaldía de la Ciudad Condal, ha pescado en todos los caladeros favorables a un referéndum. Entre sus filas cuentan ahora con Elisenda Alamany, número dos de la lista y ex del partido de Colau. Con esta fórmula ha mermado las fuerzas de JxCat y sacado provecho de las escisiones entre sus adversarios. En su programa han borrado las palabras "referéndum" e "independencia", y solo lamenta que Barcelona "no haya podido lograr ser capital de Estado" entre las 140 páginas que ocupan el programa.

Otra de las claves fundamentales para el ascenso meteórico de los independentistas en la Ciudad Condal se debe a la figura de Oriol Junqueras, jefe de lista en todas las elecciones a las que ha concurrido ERC. La contienda por la hegemonía del independentismo ha tenido su punto álgido en la lucha con Carles Puigdemont en las europeas. Los de JxCat no han logrado apoyos, ni los del PNV, socios de la antigua CiU durante los últimos comicios. ERC sí ha obtenido el respaldo de EH Bildu y del BNG y al ser una única circunscripción, la suma es relevante a la hora de mostrar resultados.

ERC ha puesto a Junqueras en el foco durante la campaña electoral, con peticiones para participar en debates desde la cárcel de Soto del Real -todas denegadas-, y con apariciones en todos los actos de campaña a través de vídeos grabados o bien montaje de declaraciones -todas ellas desde prisión-.

Los republicanos independentistas tienen el favor del 22% de los electores, según las últimas encuestas publicadas antes y durante la campaña. El pasado 28-A, ERC ganó en Barcelona con el 23,1% y 201.616 votos, unos 70.000 más que en las elecciones generales de 2016. La formación liderada por Maragall obtendría el doble de concejales, hasta diez, respecto a los comicios de 2015.

Desde hace año y medio, Colau gobierna en solitario la Alcaldía, sin que haya logrado avances importantes para aminorar los problemas de los ciudadanos, y su ejemplo es el que busca ahora Maragall. 

Colau, una difícil reelección o unirse a ERC

Sin presos, con una ruptura en el seno del partido y una nefasta gestión en sus espaldas, Colau ha hecho campaña incluso desde la popular plataforma YouTube, donde ha realizado doce vídeos durante la precampaña y a pocos días del 26-M. Colau se la juega al todo o nada, o ser de nuevo alcaldesa o estar en la oposición y quedarse sin un sueldo de 100.000 euros brutos.

La caída de Colau es palpable a tenor del resultado del 28-A. Ha pasado de tener 176.337 votos en 2015 a 142.763 en estos últimos comicios. La intención de voto que le otorgan las encuestas es del 18%, con entre 9-10 concejales de los 41. La mayoría absoluta se sitúa en 21.  

Colau ha centrado en su programa en las promesas hechas hace cuatro años, con vivienda pública y coto al turista, entre otros, negando los problemas de inseguridad que asolan la capital catalana. La ahora alcaldesa no ha hecho más que borrón y cuenta nueva, colocando entre sus promesas las ya incumplidas durante su mandato. Como muestra de ello, hace cuatro años prometía destinar 8.000 viviendas sociales, de las que solo ha entregado apenas 700. Tampoco ha paralizado todos los desahucios, como aseguró que haría cuando era integrante de la PAH. El Ayuntamiento no ha facilitado cifras oficiales de la gente desalojada de sus viviendas.

Una de las primeras medidas de Colau fue imponer una moratoria a las nuevas licencias hoteleras, para tratar de parar el turismo, pero lo único que ha crecido han sido los pisos turísticos en la Ciudad Condal y los hoteles en zonas cercanas a Barcelona.

Tampoco ha ayudado al desarrollo empresarial y económico de Barcelona. Ha situado a la empresa privada como el origen de todos los males. Un ejemplo de ello ha sido alinearse con el taxi y señalar a las plataformas de alquiler de vehículos con conductor (VTC), a los que les ha impuesto un tiempo de precontratación de una hora. Con esta victoria, pese a la esperada impugnación ante el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña, Colau se ha asegurado el voto de las más de 10.000 licencias de taxi en la Ciudad Condal. Si bien, tiene una gran sintonía con el candidato de ERC. Se ha llegado a decir que tienen un "acuerdo prenupcial", un matrimonio al que podría sumarse el PSC. 

Collboni, la baza del PSC para recuperar Barcelona

Los socialistas catalanes han recuperado aire con las elecciones del 28-A. Su resultado es más que satisfactorio, a menos de 3.000 votos de ERC, casi 200.000 votos y el 22,8% del total. Es la formación que más ha ascendido en Barcelona, casi duplicando los obtenidos en 2016. Sin embargo, la polarización de la campaña les deja con solo siete concejales en las encuestas.

El PSC de Jaume Collboni se presenta como la opción "no independentista" útil, con la intención de ganar más votos en barrios de clase media, como lo ha conseguido en L'Eixample y Gràcia, aunque en éste último ganó ERC.

El PSC ha sido socio de gobierno con Colau durante parte de este mandato, hasta noviembre de 2017, tras la deriva separatista del 1-O y la aplicación del 155. Los de Colau y los separatistas han señalado a los socialistas como responsables de la suspensión de la autonomía, sin entonar el mea culpa. ERC y JxCat se lo han recordado al líder del PSC en Cataluña, Miquel Iceta, en el bloqueo para ser designado senador, paso previo a sentarse en la Presidencia de la Cámara Alta, pero también lo reiteran en todos los debates, para impedir un nuevo pacto entre Colau y el PSC en solitario.

Relanzar Barcelona empresarial y económicamente se ha convertido en la principal preocupación de los socialistas. Su programa presenta a Barcelona como una capital cultural, con la promesa de destinar el 17% del presupuesto a esta actividad y  ha llegado a prometer un salario mínimo de 1.200 euros en Barcelona, al tiempo que ha considerado que la Ciudad Condal no debe caer en manos de los independentistas. 

Manuel Valls, con una campaña en contra

El exministro francés retorna a su ciudad natal con una alianza con Ciudadanos. Valls ha tenido que luchar contra el mantra de "no conocer Barcelona", como le han espetado su adversarios. El candidato a la Alcaldía enfrenta estas elecciones como "una segunda vuelta de las generales".

El principal reto es superar los cinco concejales de Ciudadanos de 2015, con 77.279 votos y una abstención del 40%. La última encuesta del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) apunta a una repetición del resultado de la formación liderada durante los últimos cuatro años por Carina Mejías.

En las pasadas generales, Ciudadanos obtuvo 101.892 votos en Barcelona, superado por ERC, PSC y En Comú Podem. Entre los distritos, Ciudadanos obtuvo en Sarrià la mejor posición, un tercer puesto con 1.000 votos más que en los pasados comicios. En este barrio rico de Barcelona se ha votado masivamente a ERC.

Las encuestas sitúan a Valls ahora con un concejal menos que hace un año. En julio de 2018, la formación 'naranja' hubiera obtenido hasta siete concejales, un número suficiente como para intentar formar un Gobierno alejado de Colau y con ayuda del PSC. Sin embargo, Ciudadanos no quiere pactos con los socialistas, a quienes culpa de la deriva rupturista y ascenso del independentismo con sus llamadas al diálogo con quienes quieren quebrantar el orden constitucional. 

Para Valls, no hay cordón sanitario para el PSC, a quien ha tendido la mano para tratar de formar gobierno si es posible. Eso sí, descarta por completo formar gobierno con los "populistas" de Colau y de Vox, y con cualquier formación independentista. 

JxCat, tras las órdenes de Puigdemont y los políticos presos

No es el preso Joaquim Forn quien lidera la lista para el Ayuntamiento de Barcelona, pese a que así lo afirma el documento oficial y la papeleta. Carlos Puigdemont pilota la candidatura para tratar de mantener los resultados del 28-A y contener el sonoro sorpasso de ERC en la Ciudad Condal.

JxCat obtuvo 94.181 votos el pasado 28-A, una caída de casi 10.000 respecto a los comicios de 2016, cuando CDC sacó en Barcelona 103.028. Ahora las encuestas le dan unos 6 concejales, pero sin ganar en ningún barrio y a expensas de las proposiciones para intentar entrar de nuevo en la Alcaldía.

Al contrario que ERC, JxCat sí incluye alude a la independencia en su programa en Barcelona. En primer lugar tratará de cambiar el nomenclátor con una calle en memoria del 1 de octubre, "el día en que la ciudadanía se auto-organizó masivamente en contra de la voluntad del Estado para poder votar sobre la independencia del nuestro país, Cataluña".

La batalla en la campaña se ha centrado prácticamente en recordar a los políticos presos y utilizar el juicio del 1-O como arma electoral, con fuertes críticas al PSC por su apoyo al 155. La unidad independentista, esgrimida hace apenas unos meses, comienza a abrir brechas de importante calado. Es una lucha para robarse votos unos a otros, y ERC está haciendo una limpieza impecable en los graneros de la extinta CiU.

ERC no hablado en campaña de JxCat. No ha hecho la menor mención a la situación de Toni Comín, ahora en las listas de Puigdemont, pese a ser un exconsejero de los suyos. Tampoco ha querido sumarse a una candidatura única, pese al empeño del expresidente de la Generalitat. JxCat, por contra, sí y ha cargado culpas contra Junqueras por no haber aglutinado a todo el independentismo en una única lista.

PPC y Vox, la guerra en la derecha constitucionalista

PP y Vox se disputan el mismo caladero de votos en Barcelona, mientras que la CUP y una de sus escisiones, Primàrias, tratan de ganar peso entre el independentismo más radical.

Josep Bou lidera a un Partido Popular de Barcelona en la búsqueda de sí mismo. En algunos municipios han desaparecido de los carteles las siglas del PP, e incluso en Badalona, con Xavier García-Albiol, el esloagan es "le voy a votar a él, a Albiol. Al PP no, a Albiol".

Fueron caras largas las vistas en Barcelona tras las elecciones del 28-A. 53.788 votos frente a los 116.255 cosechados en 2016 y las encuestas no auguran remontada, sino travesía en el desierto. El PP de Bou se juega su presencia en el Consistorio, del que podría quedarse fuera. Entre 0 y 2 concejales. El número dejaría al PP con el peor resultado de su historia en la Ciudad Condal, la consecución de los resultados obtenidos en las pasadas autonómicas, el peor de la formación en este tipo de comicios.

En los últimos años, el PPC ha cambiado frecuentemente de líder. Tras la salida de los Fernández Díaz llegaron Josep Piqué, Daniel Sirera, Alicia Sánchez-Camacho, Xavier García Albiol y ahora Alejandro Fernández se ha puesto al frente con el compromiso de iniciar la remontada. Todos ellos en la última década.

Con el candidato independiente, el Partido Popular trata de mantenerse a flote en un Consistorio en el que ha estado cómodo, como lo estuvieron los 473 concejales que llegaron a tener en 2011. El PPC tenía hasta diez alcaldías en esa legislatura, pero las ha ido perdiendo, ya sea por motivos propios o bien por pactos entre cinco y seis partidos.

Bou ha llevado la lucha contra el populismo y el independentismo durante toda la agitada campaña electoral, hasta ha apagado apagado un incendio -literalmente-. Su bandera es echar a Colau del Ayuntamiento y evitar que los separatistas se hagan también con el control de Barcelona.

Vox en Barcelona no ha obtenido los resultados esperados. La lista liderada por el diputado Ignacio Garriga tendrá difícil ocupar un escaño en el Consistorio. El pasado 28-A obtuvo 29.601 y menos del 5% del voto, requerido para tener representación.

Con la entrada en el Ayuntamiento tendrían un altavoz en la zona política más caliente, donde se esperan elecciones autonómicas en otoño. La oposición de Vox en Barcelona sería de cuerpo a cuerpo con los independentistas y la llamada 'derechita cobarde', una visualización que les permitiría tener mayor presencia, al menos en campañas electorales, que le podría abrir las puertas al Parlamento autonómico.

La CUP y Graupera, fratricidio en el independentismo

La lucha por los indecisos en el bloque independentista se ha vuelto fratricida en Barcelona. La 'CUP CAPG Barcelona' y 'Barcelona es Capital' son las otras dos formaciones que aglutinan el voto más radical y descontento entre los independentistas. Entrar en el Consistorio es el primer objetivo, ese ansiado 5%.

Barcelona es Capital es una escisión dentro de este electorado, una mella que podría dejar a la otra formación anticapitalista fuera del Consistorio. Liderados por Jordi Graupera, podría obtener hasta dos concejales, los mismos que la CUP, aunque también podrían quedarse sin asiento. La CUP, por su parte, no se presentó a las generales, y tiene tres concejales actualmente en el Ayuntamiento. Su propósito es alcanzar los casi 52.000 votos.

En su programa electoral proponen situar Barcelona como capital de una hipotética República catalana, con el inicio de expropiaciones de bienes e infraestructuras infrautilizadas por el Estado. También impondrán el catalán como única lengua vehicular de la Administración, poner a punto todos los protocolos de actuación para cuando el Parlament de Cataluña declare de nuevo la independencia y preguntarle de forma frecuente los planes para hacerla efectiva.

También pretenden incluir al Ayuntamiento de Barcelona en la Asociación de Municipios por la Independencia (AMI), e ingresar todos los impuestos y tasas en la Hacienda Tributaria Catalana, que deberá transferir a los organismos estatales. Esta es una de las insistentes propuestas de la Asamblea Nacional Catalana (ANC) ante un eventual cierre de cajas. También pretenden eliminar asientos designados a los "oligopolios españoles", como en el MACBA, el Mobile World Capital o el Consorci de la Zona Franca.

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