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Cataluña

La hoja de ruta de los CDR en el otoño catalán: llamamientos a la huelga, colapsos y cortes de vías

Quim Torra y la portavoz de JxCat en el Congreso, Laura Borràs, durante la diada de Cataluña 2019

Movilizaciones masivas, otras simbólicas, cortes de carreteras, colapso de ciudades, sabotajes e incluso acciones violentas. El independentismo, aún sin consenso para emprender una estrategia unitaria, debate aún su respuesta a la sentencia del 1-O.

El independentismo está frustrado, pero aún son miles de personas las movilizadas por la Asamblea Nacional Catalana (ANC), Òmnium Cultural, 'tsunami democrático', Arran y los CDR, entre otros, y se preparan para una "tardor calenta" -otoño caliente-.

Entre la respuesta política y una huelga 

Las plataformas convocantes de la Diada presentan al nacionalismo e independentismo como un movimiento "pacífico" y lo han reiterado en sus mensajes. La movilización pacífica y simbólica corre a cargo de la ANC, que encenderá las 131 agujas del macizo de Montserrat en la víspera del segundo aniversario del referéndum del 1-O, homenajes a los políticos presos, proyección de documentales en cines, mesas redondas y conferencias, entre otros.

Sin movilizaciones en las calles, al menos de momento. El debate se intensifica entre quienes prefieren convocar de nuevo elecciones y quienes llaman a una nueva huelga, esta vez duradera e indefinida, en toda Cataluña, cortando accesos, vías ferroviarias, carreteras, colapso de ciudades... En definitiva la vieja idea de Oriol Junqueras, presidente de ERC, quien llegó a plantear una huelga de diez días en Cataluña en 2015.

"Apretad, y haréis bien en apretar". Son palabras textuales del presidente de la Generalitat, Quim Torra, hace ahora justo un año, cuando se cumplía el primer aniversario de la consulta investigada por el Tribunal Supremo. Para entonces casi 300 grupos de CDR estaban organizados con el objetivo de hacer una "resistencia" al Estado por la supuesta "represión" mostrada entonces. Los autodenominados defensores de la república ya habían realizado sus primeras movilizaciones, con especial virulencia el 3-O de 2017, con corte de carreteras y calles, así como infraestructuras vitales como el ferrocarril. Su intención fue colapsar Cataluña, especialmente Barcelona, que pudieron conseguir durante unas horas.

El problema para las fuerzas del Estado es poder identificarles, ya que la mayoría son anónimos y desconocidos. Otros forman parte de Arran, como uno de los arrestados este lunes por la Guardia Civil, según ha afirmado el mismo grupo radical en sus perfiles de redes sociales.

La intersindical-CSC, con un asesino al frente

Poco a poco, el prácticamente desconocido sindicato CSC se ha hecho un hueco en centenares de Ayuntamientos de Cataluña, así como entrar en importantes empresas. Al frente de este sindicato se encuentra un condenado por asesinato, Carles Sastre. 

Sastre, que se vende ahora como un sindicalista de base, adosó una bomba al pecho de José María Bultó, haciéndole estallar en el comedor de su casa. Apenas estuvo preso en la cárcel, pese a ser condenado a casi medio siglo de prisión. Sastre, Josep Lluís Pérez, Àlvar Valls y Montserrat Tarragó acudieron al domicilio de la hermana de Bultó. Tras sacarles una pistola, colocaron el artefacto explosivo, que harían estallar si no les entregaban 500 millones. Los terroristas le asesinaron el 9 de mayo de 1977. En 1996 salió de la cárcel y se puso al frente del sindicato convocante de las últimas huelgas en Cataluña, como la del 3-O, recibiendo reproches del sector catalanista moderado, pero aplausos entre los independentistas radicales. Polémica fue su entrevista en TV3, que llegó a tildarle de "un gran reserva del independentismo".

"Kale borroka catalana"

El objetivo de los CDR desde la contundente respuesta del Estado al 1-O no es otro que encender las calles de Cataluña. Su falta de coordinación, demostrada hasta ahora con acciones improvisadas y anunciadas con tan solo unas horas de antelación, era uno de sus principales talones de aquiles. De hecho, apenas han tenido repercusión a lo largo del pasado año y gran parte de este, donde las acciones han consistido fundamentalmente en ataques a Juzgados y amenazas, sin llegar a mostrar un solo arma.

Son "acciones violentas de baja intensidad, como al inicio de la kale borroka en el País Vasco", han apuntado fuentes policiales a este medio, al tiempo que afirman que se les ha realizado un mayor seguimiento desde el 1-O, con la llegada de policías y guardias civiles venidos de otras Comunidades Autónomas.

Redes sociales y otras más privadas

Los CDR se han movido más activamente en redes sociales. En Telegram cuentan con casi 12.000 seguidores, mientras en Twitter suman más de 123.000. Pero también utilizan otras más seguras.

La Guardia Civil relacionaba directamente a los CDR con la izquierda más radical de Cataluña, la CUP, Òmnium Cultural y con la Asamblea Nacional Catalana. Todos ellos tienen el mismo objetivo: la independencia de Cataluña mediante "resistencia y desobediencia civil". Hace un año, Torra pedía presión a los CDR, y éstos le tomaron la palabra. En vista de que el objetivo no se conseguía, miembros de los CDR convocaban actos de protesta contra Torra, como el escrache ocurrido este verano en Sabadell. 

Ahora, nueve de ellos están detenidos por tenencia de abundante material considerado precursor para fabricar explosivos, sin que se hayan detallado en qué consisten estas sustancias químicas, más cuando los están fuertemente controladas por las fuerzas del Estado.

Los Mossos dispondrán de gas pimienta, en su arsenal desde 2002

Los Mossos d'Esquadra ya han avisado del uso de gas pimienta, motivo por el que ha sido fulminada la jefa de Comunicación del cuerpo, Joana Vallés. Este material antidisturbios está entre el arsenal de los Mossos, aunque no han llegado a utilizarlos en ninguna de las violentas manifestaciones ocurridas en Cataluña en todos estos años.

La única vez que los Mossos tuvieron que usar gases lacrimógenos fue en 2012, en la manifestación de la izquierda radical. Para este tipo de material, los Mossos avisan por altavoz, no una ni dos, sino hasta diez veces antes de utilizarlo, tal y como se comprobó ese año.

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