Javier Botín, Luis Bárcenas, Iván Yáñez y la rasgada de vestiduras en plaza pública

Hay una escena magistral en la película Supermán (1978), cuando el héroe recoge en el vacío a Lois Lane, que se desplomaba desde lo alto de la azotea de un edificio:

- “Calma, yo la sujeto”, dice Supermán con su sonrisa irresistible al agarrarla en el aire. 

- “¿Qué usted me sujeta? ¡¡¿Y quién le sujeta a usted?!!”, dice Lois, que aunque era un pelín histérica, no dejaba de hacer una pregunta lógica.

La semana pasada hemos tenido que ver cómo Javier Botín cesaba en plaza pública y de manera vergonzante a su gestor Iván Yáñez por su relación con Luis Bárcenas. Botín cesa a Yáñez, pero ¿quién cesa a los Botín de los 1.000 millones en el HSBC, de la mega venta de Madoff, de las cesiones de crédito o del fondo inmobiliario de Banif? Nadie. Como Supermán, vuelan por libre.

Javier Botín tenía contratado a Iván Yáñez, un conocido gestor estrella español, desde principios de 2011, en su firma JB Capital Markets. Una vez aparecido su nombre en el sumario del ex tesorero, ha sido ejecutado con escarnio: con comunicado oficial y teletipo a las agencias. ¿Es posible que no supiera nada de sus actividades más allá de su firma? 

JB Capital es la firma que nace tras el cierre de M&B Capital Advisors, es decir, Javier Botín (la B) y Guillermo Morenés (la M). El primero, hijo del presidente de Santander, el segundo, yerno, ya que está casado con Ana Patricia Botín, ex presidenta de Banesto.

M&B era una boutique con todo a favor: nacía con patrimonio de la gran familia y siendo así, no fue difícil captar mucho más dinero de ricos afines, con mención especial para Jaime Castellanos. Se erigió como una de las gestoras pioneras en hedge funds.

Pero la crisis de Madoff se llevó la entidad por delante. Dicen que M&B fue el verdadero cauce de entrada del fondo de la mayor estafa financiera conocida y seguramente será cierto, porque Santander fue el segundo mayor damnificado por aquello, con más de 2.000 millones de euros de ‘pille’.

Discreción

Así que echaron el cierre con discreción. Cuanto menos se hablara de M&B, mejor. La plantilla de profesionales se lo montó por su cuenta, Javier Botín montó JB Capital y de Morenés no se sabe nada. Que corra un tupido velo, a pesar de que todavía hay quien recuerda que “eran ellos quienes colocaban ese fondo a espuertas”.

Iván Yáñez era un gestor de tesorería brillante de La Caixa, de la total confianza en las altas esferas de la firma catalana, que supervisaba entre otras cosas la evolución de la cartera industrial del grupo con sus sesudos modelos matemáticos que no entendía casi nadie. Un cerebrito de los mercados, fumador compulsivo, que tenía (y tiene) un gran prestigio en el sector. 

A mediados de la pasada década, como casi todos los buenos traders de propietary, quiso pasarse a la gestión y ganar el dinero para él, no para su empresa. Estuvo en la constitución de Valórica, junto otros compañeros que también siguieron ese camino. (Cristóbal de Carranza, que dejó Fonditel, Andrés Lantero, de Credit Suisse…).

Les echó una mano Tressis, que entró en el proyecto, pero en aquellas conversaciones se barajaron muchas opciones, entre otras, aliarse con la Omega Capital de Alicia Koplowitz. Finalmente, Valórica nació, pero el experimento fue un fracaso. Los mercados sacudieron de lo lindo y el proyecto se deshizo, quedándose los restos la propia Tressis.

Por aquel entonces, todo el mundo sabía que Yáñez, al igual que muchos otros, también gestionaba algo de patrimonio de gente cercana (familiares y amigos), de manera personal y con total transparencia. Lo supieron en todas las firmas en las que trabajó por lo que ¿ha sido una sorpresa en JB comprobar que colaboraba llevando otras carteras? En mercado se sabía, al menos. 

Conviene recordar, además, que lo ilegal es la procedencia y destino de esos fondos, no la propia gestión ni su depositaría.

En fin, que seguramente es un descerebramiento gestionar dinero a un tipo como Bárcenas, pero el rasgado de vestiduras de JB también queda para los anales.