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El Buscón

Fainé y Lara también llamaron al Rey para recomendar el fichaje de Miguel Roca

Como en este diario se contó el pasado viernes, la elección del influyente lobista Miguel Roca Junyent como abogado defensor de la infanta Cristina de debió, en primera instancia, a la recomendación especial que en su favor hizo Alberto Alcocer, el intimísimo del Rey desde hace casi 20 años (más o menos desde que Mario Conde desapareciera del entorno de Zarzuela). Alcocer y Roca comparten amistad vieja y asiento, también antiguo, en el Consejo de la constructora ACS que preside el ínclito Florentino Pérez (Pérez y Roca, cosas de la vida, compartieron en el año 1986 aquel proyecto político que devino en rotundo fracaso que fue el Partido Reformista Democrático). Pero en Barcelona cuentan que no sólo fue Alcocer quien defendió la candidatura de Roca. Son las ventajas de tener muchos y buenos padrinos.

Aseguran, en efecto, que también Isidro Fainé, el patrón de La Caixa, anduvo en el ajo, previa petición de ayuda del propio Roca. El abogado comparte, además de una estrecha y viejísima relación con la institución de ahorro catalana –su bufete, Roca Junyent Abogados Asociados, se lleva la parte del león de los asuntos jurídicos que afectan a la caja, en dura competencia con Uría & Menéndez- en Abertis Infraestructuras -una de joyas empresariales del entramado Caixa- como secretario del Consejo, además de la presidencia de la Fundación Abertis. En realidad es difícil dar un paso en Barcelona sin toparse con Miguel Roca en aquellas empresas o iniciativas de cierto relumbrón.

Y Fainé llamó al Rey para recomendar a su amigo Roca como persona idónea para encargarse de la defensa de la infanta, contando detrás con el expertise de ese monstruo del derecho penal que es el catedrático Jesús María Silva Sánchez, que con Pau Molins comparte cabecera del bufete Bufete Molins & Silva. Conviene aclarar, como ya se dijo en este diario, que el cerebro de la iniciativa de proponer a Roca Junyent como “gran protector” de la infanta Cristina es precisamente el abogado Molins, un tipo definido en la Ciudad Condal como una especie de eficacísimo “comercial” de su propio despacho.

Alierta había propuesto a Horacio Oliva

Imposible obviar el problemón que La Caixa, en general, e Isidro Fainé, en particular, tienen con la presencia de Cristina de Borbón en la plantilla de la Fundación La Caixa. El ambiente que se respiraba en la institución el día en que se hizo pública la imputación de la infanta no es fácil de describir. Alertados y alarmados por lo ocurrido con Urdangarin en Telefónica, el clima apuntaba aquel día al despido fulminante de la infanta de su “puesto de trabajo”, en tanto en cuanto la imputación implica un riesgo reputacional evidente para La Caixa. Es obvio que los nervios se calmaron, y que tras la conversación entre Fainé y Su Majestad el asunto se enfrió. Cosas de la realpolitik. Se trata de esperar a ver qué da de sí esa imputación, sin enfadar antes de tiempo a la Casa Real.

También llamó José Manuel Lara, presidente del Grupo Planeta y de Antena 3, vicepresidente de Banco Sabadell y vocal de la junta directiva del Instituto de la Empresa Familiar y del Cercle d'Economia, entre otras cosas, que de antiguo mantiene una excelente relación con el monarca. Lara forma parte de un curioso “consejo asesor” creado por el bufete Roca, que preside el exministro socialista Carlos Solchaga y en el que también participa gente como Artur Carulla -uno de los hermanos Carulla, propietarios, entre otras, de Agrolimen-.

Tal vez al rey le hubiera sobrado la llamada y recomendación de su querido amigo Alcocer, pero, más vale que sobre que no que falte, la recomendación adicional de gente tan potente como Fainé y Lara terminó por inclinar la balanza en favor de Roca Junyent, haciendo cambiar de opinión a un monarca que, en realidad, ya estaba casi convencido de optar por el prestigioso Horacio Oliva, catedrático de derecho penal de la Complutense de Madrid, cuya candidatura le había sido propuesta al rey por el presidente de Telefónica, César Alierta. Así funcionan las cosas en Madrilona.

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