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El Buscón

El cabreo de Aznar con el ‘mamoneo’ de Soraya en los medios de comunicación

La vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría.

Como era de prever tras el ataque frontal contra el grupo Prisa que José María Aznar realizó hoy hace una semana en Antena3, los medios del grupo que comanda ese simpático millonario de izquierdas que es Juan Luis Cebrián han ido este fin de semana a degüello, cuchillo en boca, contra el expresidente que ha osado sacarles las vergüenzas en público. Particularmente cruel ha sido el comportamiento de El País, que el domingo llegó a incluir entre relatos y semblanzas varias del personaje, a cual peor, un durísimo editorial poniéndolo de chupa de dómine.

Quienes le conocen aseguran que el expresidente está tranquilo y “pasa” de unos ataques que daba por descontado cuando decidió tirarse al ruedo de Antena 3 y hablar claro. No ocurre lo mismo, sino más bien lo contrario, con los sentimientos que alberga hacia el Gobierno en general, con Mariano Rajoy en particular, y muy especialmente con la vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría, a quienes considera en buena medida responsables del vapuleo de su figura en los medios de comunicación, sobre todo a partir del estallido del escándalo Bárcenas.

El cabreo de Aznar con Soraya tiene que ver con su condición de responsable dentro del Ejecutivo de las relaciones con los ‘media’, y llega al punto de considerar a la vicepresidenta y a su entorno en el origen de algunas de las informaciones publicadas por los medios de Prisa contra él y su entorno familiar, incluido su yerno Alejandro Agag. En casa de los Aznar se remiten a una prueba que consideran irrefutable: tanto El País como la SER tratan y han tratado siempre a Soraya con guante de seda. Como malvas.

Valga el siguiente botón de muestra: “Es una máquina de trabajar”, aseguraba El País en marzo del año pasado. “Así la definen fuentes de su entorno. Una mujer que lleva años poniendo los cimientos para alcanzar el puesto que ocupa, gracias a una capacidad de trabajo brutal. Se ha convertido en mucho más que la mano derecha del presidente Mariano Rajoy. Es su pilar: la persona a quien consulta todo, pero también la que le resuelve los asuntos legales, la que se ha puesto al frente del Gobierno y ordena el tráfico de la gestión del día a día. Siempre ha estado para él. En permanente contacto, aunque las llamadas fueran de madrugada. Y lleva el día a día con mano firme, con orden y estudiándose hasta dominar los asuntos en profundidad”.

Soraya es tratada con guante de seda

Nunca un mal gesto, una mediana crítica. Es sabido que Soraya fue clave, como animadora, en la operación que permitió la capitalización por parte de la banca acreedora española (Santander y La Caixa) de parte de la deuda de Prisa, sin la cual el grupo estaría a estas horas liquidado. También del soporte de Telefónica al grupo a través de Digital Plus. En esto, la vicepresidenta no ha inventado nada, que se limita a seguir la estela marcada en el pasado reciente por Rodrigo Rato y por Alberto Ruiz-Gallardón. Ambos mantuvieron siempre muy especiales lazos de afecto y comunicación con el antiguo Grupo Polanco, siempre cuidando ambos su carrera, claro está, a cambio de lo cual fueron tratados con tanto cariño por Prisa que incluso llegó a considerarlos y promocionarlos como alternativa del propio Aznar a la presidencia del Gobierno.

Soraya sigue la misma estrategia, y los resultados para ella no pueden ser mejores. “Los editores, tanto de prensa como de televisión, saben que es ella la que controla el tema de los medios desde el Gobierno y por lo tanto se esmeran. Ella lo sabe y ellos también. El resultado es que no recibe ni un rasguño”, asegura un buen conocedor de las relaciones históricas entre poder político y medios de comunicación. “Con ello demuestra que estamos ante una mujer tan inteligente como ambiciosa que, so capa de dulzura, se preocupa en primer lugar de su carrera, una carrera que apunta a lo más alto”.      

Está por ver si Soraya tiene más suerte en el futuro que quienes la precedieron en esas siempre peligrosas relaciones con los medios, a la luz de los más bien desastrosos resultados cosechados en la materia por los distintos Gobiernos populares. A la ‘vice’, de momento, y a juzgar por los datos externos, le van bien las cosas. Su consultor privado, asesor áulico y amigo en materia de televisión es el catalán Mauricio Casals, 64 -presidente de La Razón y adjunto al presidente del Grupo Antena 3, José Manuel Lara, entre otros cargos- y consumado lobbysta con capacidad para jugar idéntico papel gobierne el PSOE –es conocida la estrecha relación que mantuvo con María Teresa Fernández de la Vega- o lo haga el PP.

Prisa es un grupo quebrado

Y en materia de editores de prensa es también conocida su capacidad de interlocución con el propio Cebrián. Es este aspecto el que más cabrea, por encima de otros muchos, a José María Aznar, quien considera que el grupo Prisa estaría ahora mismo muerto sin el apoyo soterrado que le viene proporcionando el Gobierno de la derecha. Porque, como todo el mundo sabe, Prisa está quebrada, asfixiada por una deuda impagable en la mejor de las circunstancias económicas. Su accionista mayoritario, Liberty, ha demostrado ser apenas un vehículo para aglutinar ‘inversores buitre’, sin capacidad ni interés para laborar a futuro en pro del negocio.

Con poco más del 10% del capital en poder de la familia Polanco y con el resto en Bolsa, no hay nadie dispuesto a meter el dineral necesario para sacar del atolladero a un grupo que a finales de este año tendrá que refinanciar cerca de 3.000 millones de euros. Bastaría, por eso, con que sus principales prestamistas, HSBC, Santander, La Caixa y BBVA (que en fecha reciente ha vendido sus créditos a varios fondos ‘buitre’), no refinanciaran sus créditos para que Prisa fuera a la quiebra. Ni que decir tiene que, desde esta perspectiva, una ‘indicación’ del Gobierno en uno u otro sentido podría resultar determinante. Por desgracia, cosas mucho más graves se hacen y deshacen todos los días, por todos los Gobiernos, en este remedo de democracia que es España.

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