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El Buscón

La reforma fiscal enfrenta a Hacienda con un ‘ilustre’ contribuyente de la pluma

Que algunas plumas insignes utilicen su influencia para favores propios no es nada nuevo en la profesión periodística tal y como anda de contaminado el patio. El caso es que la  reforma fiscal que todavía se tramita en el Parlamento ha pisado muchos callos entre los titulares de segundas residencias que están esperando el momento propicio para deshacerse de ellas y conseguir algo de liquidez. Algunos propietarios ‘ilustres’ están ejerciendo toda su influencia para intentar frenar in extremis aquello que va contra sus intereses. En el Gobierno se habla estos días con cierta indignación del caso concreto de un conocido director de periódico de tirada nacional, de larga y conocida trayectoria, que ha removido Roma con Santiago para frenar una de las medidas que más afectan a su patrimonio. Metido de lleno en los planes de venta de una vivienda de segunda mano, este profesional de la información con más de tres décadas de ejercicio  a sus espaldas ha promovido una ambiciosa ofensiva mediática para impedir que la supresión de los llamados “coeficientes de abatimiento” le perjudique fiscalmente cuando cierre la operación de venta de su inmueble.

Supresión de las bonificaciones fiscales

Por tierra, mar y aire, como si estuviera inspirado por el apóstol Santiago, el también conocido tertuliano ha sembrado la especie de que la inspección fiscal le ha colocado en su punto de mira después de informar generosamente en su diario y en la media docena de medios donde colabora, del castigo impositivo que sufrirán los que se deshagan de su vivienda a partir de enero, cuando el Gobierno suprima las bonificaciones fiscales vinculadas al impuesto de plusvalías.

En la mayoría de estas informaciones, aseguran en el Gobierno, se oculta que los contribuyentes mayores de 65 años no tributarán por las plusvalías recibidas por la venta de cualquier tipo de activo, sean inmuebles, acciones o similares, siempre que utilicen estos ingresos para asegurar un complemento a la pensión, asegurando de esta forma su renta vitalicia. Esta medida no sufrirá cambios en lo que resta de trámite parlamentario, a pesar de los pesares y de los voceros que intentan barrer para casa.

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