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El Buscón

Luis Bárcenas se encomendaba a los mitos griegos para mover su fortuna oculta en Suiza

A Luis Bárcenas, el extesorero del PP que cada vez que estornuda provoca una neumonía en Génova 13, se le conocía su afición al montañismo, al esquí y a las peinetas, pero ni idea de que también le apasionase el mundo clásico de los mitos. Y, sin embargo, cierta afición debe tener a dioses y héroes de la antigua Grecia cuando eligió el nombre de dos de ellos, Perseo y Tritón, para poder mover el dinero que ocultaba en Suiza vía telemática. El detalle se ha conocido gracias a los ilustrativos papeles que las autoridades de Berna remitieron a finales del año pasado a la Audiencia Nacional sobre su ya célebre cuenta en el Dresdner Bank, esa en la que Bárcenas llegó a acumular la nada despreciable cantidad de 22 millones de euros.

En concreto, la mitológica anécdota se puede leer en la carta manuscrita con la que el extesorero del PP autorizaba a Iván Yáñez, su presunto testaferro español, "a representarme a todos los efectos frente al Dresdner Bank de Ginebra y tomar las decisiones que estime oportunas". La misiva fue entregada en mano a la gestora de la entidad financiera que llevaba las cuentas del político español por el propio Iván Yáñez el 18 de febrero de 2009, días después de que estallara en España el 'caso Gürtel' y en el margen inferior izquierda de la misma aparecían anotadas tres palabras: "Perseus", "Tritón" y "Porcel". La Policía está convencida de que esas eran las palabras claves que permitían presuntamente a Bárcenas y su "amigo" economista mover el dinero 'a distancia'.

Lo que no sabe este Buscón es si el extesorero del PP sabía que Perseo, además de una costelación, era un semidios de la mitología griega hijo del todopoderoso Zeus y la mortal Dánae, cuyo mayor logro heroico fue cortarle la cabeza a la temible Medusa. Tampoco si conocía la historia de Tritón, el mensajero de las profundidades marinas que, como su padre Poseidón, iba armado de un tridente, pero que, además, llevaba una caracola que usaba como trompeta para elevar las olas del mar. Pero lo que más intriga a este humilde escribidor es conocer quién le inspiró la tercera palabra de la lista, "Porcel".

¿Estaba pensando en el escritor catán Baltasar Porcel, quien en 1971 publicó precisamente una novela sobre los también griegos argonautas? ¿En el cómico argentino Jorge Pórcel (no hay que olvidar que una de las personas que le echó una mano en eso de ocultar millones fue un abogado bonaerense)? ¿O, simplemente, su conocimientos mitológicos no le llegaban más allá de Perseo y Tritón? Ya se sabe que lo suyo siempre ha sido el esquí, el montañismo y hacer peinetas. Bueno, también provocar terremotos en Génova 13 a golpe de demandas.

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