Quantcast

El Buscón

El exceso de peso, una obsesión que deprime al preso Bárcenas

Cambiar la vida lujosa de hoteles de cinco estrellas, restaurantes de cinco tenedores, sastres a medida y viajes a rincones exclusivos por una austera celda en un módulo común de Soto del Real no resulta fácil de digerir. Luis Bárcenas, sin embargo, no lleva mal su condición de interno en el presidio madrileño, donde cumplió 56 años este mes y donde, según algunos compañeros de celda, se ha convertido en una figura respetable y hasta elogiable.

Son dos cosas las que desequilibran psicológicamente al famoso preso. Por un lado, como es sabido, la persecución judicial y periodístca de que es objeto su esposa, Rosalía Iglesias, a quien el juez Ruz embargará tres viviendas en las próximas horas si no abona la fianza requerida. Bárcenas no soporta ver a su mujer sumida en el lío con los tribunales en los que ahora se encuentra. Rosalía siempre ha declarado ante el tribunal que ella no sabía nada y carecía de atribuciones y responsabilidades sobre asunto alguno de los que manejaba su esposo.

La otra cuestión que desazona a Bárcenas es su condición física. Sus kilos, y no precisamente los que tiene a buen recaudo en Suiza. Gran deportista desde su juventud, aficionado a la nieve, tanto como montañero como escalador, fiel al gimnasio, se ha mantenido siempre en un excelente estado de forma. "Tarzán" le llamaban en Génova. Sin embargo la vida en prisión, la alimentación muy distinta a la que acostumbraba, están transformando su apariencia y su perfil. Ha ganado algo de peso y es asunto que no soporta.

Practica ejercicio diariamente en el patio y en las dependencias carcelarias pero no se encuentra cómodo. Teme engordar, le asusta perder aspecto atlético y eso le preocupa y hasta le deprime, según han comentado fuentes penitenciarias. Tiene tendencia a engordar. Ahora mismo, este asunto se ha convertido en una de sus obsesiones. En una permanente inquietud que le desazona y le intranquiliza. La batalla contra la báscula es ahora una pesadilla.

Ya no se pueden votar ni publicar comentarios en este artículo.