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El Buscón

Teresa Aranda contrata a María Dolores Márquez de Prado como abogada

Juan Luis Cebrián.

Juan Luis Cebrián tiene razón: hay días, meses o incluso años en que no está uno "paná". Vamos, que mejor no levantarse de la cama. Al escándalo provocado por su supuesta implicación en los "papeles de Panamá", que tanto daño ha hecho al prestigio del eximio representante de nuestra "izquierda caviar", se añaden asuntos más dolorosos desde el punto de vista personal y del bolsillo, caso del divorcio de su segunda mujer, la ex periodista Teresa Aranda, con la que estuvo casado entre 1988 y 2013, una separación que le está saliendo por un ojo de la cara. Al muestrario de desgracias del mandamás de Prisa le faltaba, sin embargo, el estrambote. ¿Saben a quién se ha buscado como abogada la ex de Jannly? Pues a quien más podía molestar a su ex de entre los miles y miles de picapleitos que hay en Madrid.

En efecto, Teresa Aranda ha ido a llamar a la puerta de la ex fiscal de la Audiencia Nacional María Dolores Márquez de Prado para que le asesore y defienda a los efectos de la liquidación de la sociedad de gananciales que ambos mantenían cuando estaban casados, asunto que se dilucida en los juzgados de Alcobendas (Madrid). Márquez de Prado es la actual mujer del ex juez Javier Gómez de Liaño, un hombre cuya sola mención debe provocar urticaria en el finísimo cutis de un tipo tan refinado como Cebrián. La venganza es un plato que se sirve frío, y no hay duda que Aranda ha sabido elegir bien quién era el abogado/a que más podía soliviantar al poderoso Juan Luis. Naturalmente que la susodicha, letrada tan seria como competente, ha aceptado el encargo. Y hay quien dice que Cebrián está que muerde, que se sube por las paredes ante el detalle de exquisita maldad mostrado por su ex.  

Hay quien dice que Cebrián está que muerde, que se sube por las paredes ante el detalle de exquisita maldad mostrado por su ex

Gómez de Liaño (Orense 1948) ha sido un hombre siempre enfrentado a Prisa y al PSOE, ese binomio que durante 40 años presidió la Transición española. En los 80 se convirtió en un juez especialmente molesto para el Gobierno de Felipe González, al instruir en la Audiencia Nacional escándalos tan notorios como el "caso GAL", relacionado con el terrorismo de Estado contra ETA, o el "caso Lasa y Zabala", rama del mismo tronco que investigó el asesinato en el cuartel de Intxaurrondo y posterior entierro en cal viva de ambos miembros de la banda, que supuso la condena final del general de la Guardia Civil Rodríguez Galindo. O el juicio por el secuestro de Segundo Marey a manos de los GAL, que acabaría con José Barrionuevo, Rafael Vera, Julián Sancristóbal o Ricardo García Damborenea, en la cárcel.

A los efectos de este artículo, sin embargo, el punto descollante del currículum de Liaño fue atreverse, año 1997, a procesar al entonces presidente del grupo Prisa, Jesús Polanco, y a su entonces consejero delegado, el citado Cebrián, por apropiación indebida en lo que se denominó "caso Sogecable". Gómez de Liaño calificó de delictiva la práctica de Canal Plus de exigir a los abonados un depósito de 15.000 pesetas por el descodificador de la televisión de pago. Sogecable/Prisa reaccionó como era de esperar del grupo de presión más poderoso de España desde la muerte de Franco, querellándose contra el juez instructor por supuesta prevaricación.

"Que me lo mete en la cárcel", lloraba Polanco

La historia conoció episodios tan llamativos, entre lo dramático y lo cómico, como la llamada de Polanco al entonces presidente del Gobierno, José María Aznar, la víspera de que Cebrián prestara declaración ante Liaño. "¡Qué me lo mete en la cárcel, que este loco me lo mete en la cárcel…!" casi lloraba Polanco al teléfono. Naturalmente que Moncloa se preocupó de saber si el juez tenía prevista medida tan radical, algo que nunca pasó por la cabeza de Liaño. A resultas de aquella denuncia, el Tribunal Supremo terminó expulsando a Liaño de la carrera judicial en polémica sentencia y por dos votos a uno: los de los jueces Gregorio García Ancos y Enrique Bacigalupo, contra el criterio de José Manuel Martínez-Pereda, que formuló voto particular. Desde entonces en el Diccionario del Español Judicial existe un nuevo verbo: "prebacigalupar".

La juez que tramita el divorcio en los juzgados de Alcobendas dictó a finales de 2014 una resolución en la que obliga a Cebrián a entregar a Aranda 30.000 euros mensuales para hacer frente a los gastos familiares y a las necesidades de los dos hijos que tienen en común. La ex periodista solicitaba 40.000 euros. Cebrián se oponía a pasar cantidad alguna a su ex mujer y a sus hijos, Rafael y Teresa, alegando que estos son mayores de edad y estudian en el extranjero. Respecto a Aranda, Cebrián esgrimía que la ex periodista posee la casa en la que reside y que constituía el domicilio conyugal hasta su ruptura en 2013. "La casa [en la lujosa Moraleja] vale tanto dinero que puede alquilarla y vivir cómodamente del alquiler", afirmó el capo de Prisa.

La juez no aceptó tales argumentos y le impuso la obligación de sostener las cargas familiares, dado que los hijos siguen siendo económicamente dependientes y que Teresa Aranda carece de ingresos porque abandonó su trabajo como periodista tras casarse en 1988 con Cebrián. Jannly había estado antes casado con Gemma Torallas Gatoo, con la que tuvo cuatro hijos. El mayor de la última camada, Rafael Cebrián, actor afincado en Los Angeles, fue novio de la actriz Emma Watson. Teresa Cebrián, la hija pequeña, sueña con ser una buena periodista y mucho mejor persona que su padre.

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