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El Buscón

El "éxito" de Rajoy en EEUU se debió en gran medida al trabajo en la sombra de dos hombres

El viaje de Mariano Rajoy con los empresarios a EE UU ha sido un éxito, a tenor de los anuncios realizados ya desde el Ejecutivo de inminentes inversiones estadounidenses en nuestro territorio. Lo que iba a ser un habitual viaje de sacarse la foto y unas cuantas declaraciones de buenas intenciones se ha convertido en una delegación comercial en toda regla y en eso han tenido especial responsabilidad dos personas: el embajador americano James Costos y el jefe de la Cámara de Comercio España-EE UU, Jaime Malet.

Costos, que apenas lleva un trimestre en el país, se lo está currando de lo lindo. Desde su aterrizaje, ya han ido los Príncipes de Asturias a Silicon Valey el pasado mes de octubre e impulsó a continuación el viaje del presidente español para ver a Obama, cuya fecha se cerró a principios del pasado mes. "Si su estado de salud se lo hubiera permitido, ya habría mandado al Rey para allá", dicen jocosamente fuentes especializadas en comercio España-EE UU.

El diplomático (que, como todo el mundo sabe, es openly gay y ha venido a nuestro país con su pareja) es un trabajador nato, de los de no hacer ruido; de la moderna oleada que concibe las embajadas como delegaciones comerciales antes que otra cosa.

Costos se lleva magníficamente bien con Malet. Fue este último quien vio la jugada clarísima y recomendó, nada más saber que el presidente cruzaba el charco, a Jorge Moragas, asesor y sombra personal de Rajoy, que convirtiera ese viaje en algo empresarial, especialmente en un momento como el de ahora, en el que España parece más de moda que nunca para la inversión foránea.

Moragas cogió la idea y apenas unas horas después dio la respuesta del jefe: OK. Así, el viaje, que iba a ser de un solo día, se alargó a dos. Malet contactó con su amigo Robert Wolf, ahora mismo al mando de la consultora lobista 32 Advisors, fundada por él mismo y de la que también es socio Malet. Wolf fue hasta hace dos años asesor de Obama, entre otras cosas, siendo miembro del Consejo de Empleo y Competitividad americano.

Cerrar agenda

El experto se puso a la tarea empezó a cerrar agenda con la mayor presteza. Confirmados Valerie Jarret, senior advisor del presidente, y Jason Furnam, responsable de lo que podría ser el equivalente a la Oficina Económica de Moncloa, la US Chambers convocó a un importante elenco de empresarios.

Malet no se durmió y llamó también a Joan Rosell, jefe de la patronal española, con lo que la expedición podía considerarse cerrada. Pero “había que reforzar; traer más interlocutores directos”, rumiaban los muñidores. ¿Qué mejor solución que convocar al Consejo Empresarial para la Competitividad? Un telefonazo a César Alierta, presidente de Telefónica y de esta institución, incorporó a los empresarios al carro.

EEUU es una gran oportunidad para España. Es un país que tiene que rehacer prácticamente todas sus infraestructuras, anquilosadas desde la Segunda Guerra Mundial, y que anda retrasado en materia de energías renovables. Por su lado, desde el otro lado del Atlántico, aseguran que la inversión que llegará aquí será industrial y generadora de empleo directo e indirecto.

Eso sí, desde estas organizaciones empresariales no ha gustado demasiado que el Gobierno haya sacado pecho ya. Las inversiones llegarán, pero no son algo sencillo. Esperemos que no se repita la historia de Berlanga… o Eurovegas.

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