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El Buscón

El Gobierno no quiere “meter los dedos en el enchufe” de los media

A eso se le llama escarmentar en cabeza ajena. Es lo que parece haber aprendido el Gobierno Rajoy de las duras experiencias vividas por el Gobierno Aznar, primero, y por el Gobierno Zapatero, después, con los medios de comunicación. En efecto, los predecesores del gallego en La Moncloa quisieron meter la mano en provecho propio en un sector tan complicado como este, y se la quemaron. Aznar pretendió levantar un grupo de comunicación afecto a la causa de la derecha con los resultados que son conocidos: a partir del 2004, Mariano Rajoy y el PP, en la oposición, se encontraron huérfanos de cualquier apoyo. Peor, más escandaloso, fue lo de Zapatero, que simplemente quiso construir desde el Poder el anti-Prisa con un grupo de amiguetes afectos a la causa. La cosa, más bien La Sexta, ha acabado como el rosario de la aurora.

De modo que ahora, cuando editores, consejeros delegados y lobbystas varios peregrinan a Moncloa a pedir ayuda, invitando al Gobierno a meterse de lleno en la ineludible reconversión de un sector en bancarrota, animándole a que tome cartas en el asunto –es decir, que ponga pasta en sus distintas formas, que de eso se trata- y se coloque al frente de la operación, en La Moncloa unos miran hacia otro lado como si no oyeran nada, y otros huyen del asunto como gato escaldado. 

La consigna es “no meter los dedos en el enchufe” de los medios de comunicación, porque “te puedes electrocutar”. Así de claro lo tienen. “Mira lo que le pasó a Aznar, y mira después lo que le ha ocurrido a Zapatero. Aquí vienen todos en peregrinación para que tomemos cartas en el asunto. Ni hablar: que se arreglen ellos. En esto sí que somos muy liberales y creemos mucho en el mercado”, asegura la fuente con sus dosis de sorna, “de modo que, les hemos dicho, arreglen ustedes sus problemas, fusiónense si lo creen oportuno, y cuando se hayan puesto de acuerdo vengan a contárnoslo, que nos encantará oírles…”

El comentario, además, no está exento de su dosis de sublime venganza: “Tiene cojones lo de estos tíos, todos los días repartiendo cera sobre si hay que subir o bajar impuestos, pedir o no el rescate, hacer esto o aquello y criticar, y decir que lo hacemos mal, rematadamente mal, y resulta que tienen su casa hecha unos zorros, están todos arruinados… ¡Es aquello de consejos vendo y para mí no tengo…!” De modo que, o mucho cambian las cosas, o los editores españoles tendrán que buscarse la vida. No parece que el Gobierno Rajoy esté por la labor.

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