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El Buscón

¿Alguien recuerda cuál era el eslogan de Florentino cuando optaba a la presidencia del Real Madrid en 1995?

Pues nada más y nada menos que “Las deudas no se pagan con la Ciudad Deportiva”. Qué cruel es a veces la hemeroteca. Como puede verse en la imagen de abajo del todo, ese era el eslogan de Florentino Pérez en su candidatura para las elecciones de 1995, que perdió por un pucherazo descomunal por parte de Ramón Mendoza y su ahora amigo Juan Miguel Villar Mir, manipulando el voto por correo.

Por cierto, más o menos lo mismo que hizo Floren en 2000 para echar a Lorenzo Sanz y lo que luego tanto ha acusado a Ramón Calderón, que también había tomado nota de la jugada.

Conocido es por todos que primero Mendoza y luego Sanz intentaron recalificar la Ciudad Deportiva para venderla y liquidar la deuda, operación que se les resistió de por vida, con una cerrazón total por parte del Ayuntamiento.

En cuanto el 'ser superior' ganó, el asunto se desbloqueó a toda pastilla. Gallardón compró por 65.000 millones de las antiguas pesetas el enorme complejo deportivo donde están ahora las cuatro torres, que fueron construidas dos por Floren, una por Sacyr y otra por Villar Mir, previo concurso público, ojo. Un concurso en el que cualquier otro resultado habría sido una sorpresa monumental, claro.

Hoy en día sigue siendo la mayor operación inmobiliaria de la historia de Madrid. Más que la Operación Canalejas, por poner un ejemplo. 

Pérez tenía parte de razón: ese dinero no se usó para pagar la deuda, sino para realizar fichajes galácticos. A día de hoy, el Real Madrid tiene 541 millones de euros de deuda reconocida, una auténtica animalada.

“La deuda del Real Madrid es el resultado de una mala gestión y ahora se pretende tapar el agujero comercializando esquinas en la Ciudad Deportiva. Cada metro cuadrado que se destine a la comercialización será un metro que habremos perdido para la cantera y los socios”, denunciaba entonces.

Muy fuerte; pero aquello no fue un caso aislado: ahora mismo, el Real Madrid ya ha negociado con el Ayuntamiento (evidentemente) la colocación de la esquina del Bernabeu para, a cambio, construir en el chaflán de la Castellana un hotel, otro centro comercial y remodelar el estadio, en el que ya hay tres restaurantes y un bar de copas. 

Pero Floren se comprometía entonces a “mantener íntegro nuestro patrimonio”. Supongo que lo dirá por ese pabellón de baloncesto con el que ya NO cuenta el club que preside, por mucho Valdebebas del que presuma.

¿Never?

Todo esto puede parecer sonrojante al común de los mortales, aunque no a quien responde “never, never, never” cuando es preguntado por Beckham o, sobre todo, para quien sostiene sin que se le caiga la cara que se marchó en 2006 porque consideró que ya había hecho todo, dejando instaurado un modelo económico de crecimiento sostenible e ignorando que dejó tirado al club en el mes de febrero, después de una derrota  frente al Espanyol que le dejaba ya sin Liga (la Copa y la Champions ya habían pasado a mejor vida), lo que suponía encadenar el tercer año consecutivo sin nada. Todo ello, en febrero. Su espantá, dejó al club con la mayor crisis institucional de su historia.

“El club necesita un cambio. Tras analizar la situación he decidido presentar mi dimisión irrevocable porque creo que puede ser el revulsivo que necesita la entidad”. Esas  fueron sus palabras reales, aunque ahora repita sin pestañear que se marchó dejando todo de maravilla. Los peores mentirosos son los que realmente llegan a creerse sus mentiras. Lo dicho: “no se puede vender la Ciudad Deportiva”. 

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