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El Buscón

Botella acoge en la Caja Mágica al amo del Master de Madrid tras el fiasco de la F1

Favor con favor se paga. Algo parecido ha debido pensar el equipo de la alcaldesa de Madrid, Ana Botella, cuando ha reparado en la figura del rumano Ion Tiriac, dueño del torneo de tenis que se disputa cada año en la capital de España, para dar de una vez por todas un uso a la Caja Mágica. La faraónica construcción destinada primero a los Juegos Olímpicos de 2012, después a los de 2016 y finalmente a los de 2020… de momento, tuvo un coste de 300 millones de euros pero su utilización se ha reducido al citado torneo (una semana al año) y a la temporada que el Real Madrid lo empleó para su equipo de baloncesto.

Así, Tiriac trasladará las oficinas de la sociedad a través de la que intermedia con la ATP en la organización del torneo, denominada Madrid Trophy Promotion, a las instalaciones de la Caja Mágica, una vez que han terminado de recoger los restos de HRT, la escudería española de Fórmula 1 que utilizó como sede la fastuosa instalación durante el último año, antes de disolverse por falta de apoyo económico.

Lo paradójico de este asunto es que el Ayuntamiento de Madrid ya actuaba como ‘casero’ particular de Tiriac, ya que las oficinas de Madrid Trophy Promotion estaban situadas en el Pabellón de Cristal del recinto ferial de la Casa de Campo, también dependiente del Consistorio madrileño a través de la sociedad Madrid Espacios y Congresos.

No ha sido pues una cuestión de cambiar de casero sino de tratar de ocupar el espacio que ha dejado HRT y que, a lo que se ve, no hay forma de llenar. Poco atractivo para estas cuestiones parece una instalación alejada del centro, con complicados accesos, tanto por carretera como en transporte público y cuyo diseño no está pensado para este tipo de menesteres.

Sin embargo, Tiriac no puede tener queja del Ayuntamiento de Madrid, sino todo lo contrario. El torneo de tenis del que es propietario recibe una buena cantidad de dinero del Consistorio por mantener a la capital de España como sede del mismo. Precisamente, este acontecimiento es el único aliciente con el que cuenta la Caja Mágica, lo que no justifica precisamente la inversión que se hizo en ella. 

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