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El Buscón

La abdicación del rey: Aznar, Zapatero y otros ilustres bocazas

Juan Carlos I saluda a los expresidentes del Gobierno, Felipe González y José María Aznar

Empieza a reescribirse convenientemente el 'relato', cual dicen los cursis orgánicos, de la abdicación del rey don Juan Carlos I. Uno de los episodios más oscuros, accidentados y sorprendentes de nuestra reciente historia ya va camino de convertirse en mero chascarrillo, en comentario manoseado, en cotilleo de salón. A falta de una verdad oficial y pública, menudean las jerigonzas, los trascendidos espurios y los secretismos desvelados. Todo muy español.

Circula ya estos días, con motivo de la aparición de un libro sobre don Juan Carlos, la teoría de la filtración, tantas veces aireada, tantas veces difundida, que resultó determinante para cambiar el calendario de la Historia. Nada menos. Ónega, autor de la obra, según parece en estrecha colaboración con el rey emérito, insiste en la ya conocida teoría de que de las cinco personas que estaban desde el principio en la 'pomada' de la jubilación del rey padre, es decir, Rajoy, Rubalcaba, Zapatero, González y Aznar, dos se fueron de la lengua, a saber, Zapatero y Aznar, ya que la noticia de la abdicación llegó a oídos de Fernández de la Vega y de Zarzalejos. Exvicepresidenta la una y director de Faes el otro. Y es entonces cuando todo se dispara y se tienen que agilizar los trámites de la renuncia real. O sea, que la culpa fue de Aznar, como casi siempre, el chivo expiatorio de cuanto ha ocurrido en este país en las últimas décadas. Porque Zapatero, en su supina ingenuidad, nunca fue responsable de nada.

De las cinco personas que estaban desde el principio en la 'pomada' de la jubilación del rey, es decir, Rajoy, Rubalcaba, Zapatero, González y Aznar, dos se fueron de la la lengua: Zapatero y Aznar

Muchos padres para una versión

Esta es la variante más extendida de un episodio rebosante aún de incógnitas y claroscuros y que, al parecer, así seguirá. El rey saliente no tiene previsto desvelar lo ocurrido en el último tramo de su reinado con el necesario rigor histórico que este trance requiere y no mediante este anecdotario de curiosidades y episodios llamativos que ahora sale a la luz. Por cierto, bajo un título muy poco afortunado: Juan Carlos I, el hombre que pudo reinar. Deberían saber que el buen periodista se tiene prohibido hacer juegos en los titulares con nombres de películas. Pero ya todo vale.

No está de más recordar que también formaban parte del secreto, por parte de Zarzuela, Rafael Spottorno, Alfonso Sanz Portolés, Jaime Alfonsín, Domingo Martínez Palomo y Javier Ayuso, éste último, a la sazón responsable de Comunicación de la Casa y ahora desfacedor de teorías sobre le petit Nicolás y su relación con la Zarzuela. Por parte de Moncloa, naturalmente, estaba informada Soraya Sáenz de Santamaría y Pérez Renovales, el subsecretario de Presidencia. No se comenta, al parecer, algún detalle nada anecdótico como por ejemplo los empresarios del Ibex que también estaban al cabo de la calle, ciertos amigos escopeteros y cinegéticos del monarca prejubilar, determinadas personas de su familia, que si bien no conocían la fecha oficial, sí sabían que el asunto estaba en marcha. ¿A quién creer? ¿Quién, en verdad, pecó de cotilla? ¿No hay otros bocazas de relumbrón en este episodio?

El caso es que debido a la indiscreción de Aznar y de Zapatero, la fecha de la abdicación se tuvo que adelantar del previsto 9 de junio al día 2, es decir, tan sólo una semanita sobre el programa oficial. Así se difundió en su día desde la Zarzuela y ahora lo corrobora el rey saliente por persona interpuesta. Y todos los protagonistas de esos sucesos están tranquilos porque saben que, quienes tienen toda la información sobre el particular, es decir, Rajoy y Soraya, no romperán su pacto de silencio. 

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