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El Buscón

La ministra Pastor reconoce por lo bajo que intentar arreglar el alquiler es cuadrar el círculo

La ministra de Fomento, Ana Pastor, se encuentra rodeada de descontentos. Y no nos referimos a los del 15-M. O a los de las empresas de infraestructuras. Durante la rueda de prensa del pasado Consejo de Ministros, la titular de Fomento expuso con gran profesionalidad y rapidez una larga ristra de medidas para agilizar y mejorar el mercado del alquiler. La propia Pastor concluyó que era una materia bastante arenosa...

Pero eso no fue óbice para que, al acabar su exposición y en un momento de descuido se le escapara de manera imperceptible a las cámaras de televisión que "es que hablase con quien hablase, nadie estaba contento, ni propietarios, ni inquilinos, ni nadie". Y esto lo dijo, además, aflorando subconscientemente su natural acento gallego. No es nada fácil, desde luego, dar la cara ante asuntos tan complicadísimos como los desahucios. Como suele ocurrir cuando uno da la cara ante varios enfrentados a cara de perro, las tortas las acaba recibiendo el mediador. 

Su desesperación no pasó a la posteridad, aunque quienes sí la escucharon fueron la vicepresidenta Sáenz de Santamaría y la ministra Fátima Báñez, que, a pesar de mantener una calculada compostura de comparecencia de viernes, no pudieron disimular la risa ante la sincera confesión de Pastor y la frescura de su diagnóstico. Sin duda, el que arregle algo relacionado con el ladrillo en este país será merecedor del Nobel, como reconoció sucinta y desesperadamente la ministra. 

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