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El Buscón

¿Pueden acabar Aznar y Rajoy como Uribe y Juan Manuel Santos en Colombia?

José María Aznar y Álvaro Uribe en una imagen de archivo

¿Adónde puede llegar el choque entre José María Aznar (a quien el empresario Rupert Murdoch ha colocado en un puesto menor dentro de News Corporation) y Mariano Rajoy? Para hacernos una idea basta con mirar al espejo de Aznar en Hispanoamérica, el colombiano Álvaro Uribe, que fue presidente de su país entre 2002 y 2010, y acaba de pedir a sus compatriotas que se rebelen contra su sucesor, Juan Manuel Santos. Y la razón es la negociación entre el Gobierno de Bogotá y la mayor guerrilla del continente, las comunistas Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, vinculadas con el narcotráfico.

Pese a que Aznar y Uribe sólo compartieron dos años al frente de sus respectivos ejecutivos, se forjó entre ellos una fuerte amistad debido a su coincidencia en el combate sin cuartel al terrorismo (en el caso español ETA y en el colombiano el ELN y las FARC, que contrataron a etarras para que les instruyese en el uso de los coches-bomba), la oposición a la dictadura cubana y la alianza con Estados Unidos por encima de pactos con sus Estados vecinos, menos de fiar para ellos que Washington. Un último punto en común entre los dos es que se retiraron del Gobierno y sus partidos y apadrinaron a sendos sucesores: Rajoy y Santos.

Pasados unos años, de nuevo coinciden en su desencanto. Tanto Uribe como Aznar acusan a los Gobiernos de Santos y Rajoy de olvidarse de los programas con los que fueron elegidos.

Santos, que proviene de una prominente y poderosa familia colombiana, pertenecía al Partido Liberal, fue ministro de dos presidentes, el liberal César Gaviria y el conservador Andrés Pastrana, antes de serlo de Defensa con Uribe, y escribió en 1999 un ensayo político titulado La Tercera Vía, con la colaboración de Tony Blair.

En 2010, con el respaldo de Uribe, Santos ganó las elecciones. Entonces las relaciones entre el mentor y el discípulo eran espléndidas. Santos dijo en un discurso con motivo de sus primeros cien días: “No me canso de repetir que la política de Seguridad Democrática que puso en marcha el presidente Uribe les devolvió la esperanza a los colombianos, les devolvió la fe en el futuro”.

Cruce de insultos: “Calígula” y “castrochavista”

La ruptura se produjo con las conversaciones entre el Gobierno y las FARC abiertas en 2012 en La Habana. Para Uribe, Santos está concediendo a la guerrilla la victoria en la mesa de negociación cuando ha sido derrotada en la selva. En cambio Santos considera que su obligación constitucional es buscar la paz. También es su principal baza para conseguir la reelección. 

Uribe se ha convertido en el mayor crítico a estas conversaciones, mediante entrevistas y mensajes en su cuenta de Twitter, lo que ha enojado a Santos, que en un reciente discurso le comparó con el emperador romano Calígula.

En una reciente entrevista en el periódico español La Gaceta, Uribe juzgó con dureza a Santos: “Él fue el periodista latinoamericano y el miembro del Gobierno más radical en contra del castrochavismo. Y se ha convertido en el gran validador de la dictadura de Venezuela, que va por el camino de la dictadura de Cuba”.

Con motivo del anuncio de un acuerdo entre el Gobierno democrático y las FARC sobre la cuestión agraria, previa a las discusiones sobre la participación política de los terroristas (que todavía no han entregado sus armas ni se han desmovilizado), Uribe pidió a los colombianos que se rebelasen contra el proceso de paz.

Uribe no puede volver a presentarse a las elecciones, ya que la Constitución colombiana prohíbe más de dos mandatos presidenciales. Sin embargo, los partidarios de Uribe, que mantiene una altísima popularidad, creen que podría presentarse de nuevo al Senado, donde ocupó un escaño entre 1986 y 1994 y apadrinar un candidato a las elecciones presidenciales, cuya primera vuelta está prevista para la primavera de 2014. Desde 2012, Uribe dispone de una plataforma política: la Fundación contra el Terrorismo.

Por mucho que se está agriando la relación entre Rajoy y Aznar, la ruptura entre Santos y Uribe es más profunda, y puede traer consecuencias políticas. La división del voto de centro-derecha colombiano podría dar una oportunidad a la izquierda para ganar la presidencia. El candidato de ésta mejor colocado es el actual alcalde de Bogotá Gustavo Petro, que fue miembro del grupo guerrillero M-19, autor, entre otros crímenes, de la toma del Palacio de Justicia en 1985, que costó casi 100 muertos.

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