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El Buscón

El drama chipriota: Draghi plantó al Eurogrupo para tomarse un respiro familiar

Uno de los chascarrillos más escuchados estos días en Bruselas sitúa a Mario Draghi mirando con impaciencia su reloj porque el sábado, 16, durante la reunión del eurogrupo, tenía un viaje programado con su familia de fin de semana. En aquella cita se decidió rescatar a Chipre con 10.000 millones y se anunció un castigo que también afectaba a los depósitos inferiores a 100.000 euros que sirvió de antesala al corralito.

La pereza del presidente del Banco Central Europeo, por aplicar una palabra suave, hizo que la rectificación no llegara hasta una semana después, momento elegido por el comisario Olli Rehn y la presidenta del FMI, Christine Lagarde, para demostrar lo mucho que trabajan, a razón de más de 60.000 euros al mes. “Mi esposa se queja de que paso más tiempo con Christine que con ella”, bromeó el primero. “Mi marido se queja de lo mismo que la esposa de Rehn”, respondió la presidenta del FMI.

En los altos despachos de Bruselas se comenta estos días que si Draghi, el que mejor conoce el comportamiento de los mercados, se hubiera empleado a fondo desde el primer momento en el problema, el corralito chipriota no se hubiera producido porque habría garantizado como algo sagrado los depósitos inferiores a 100.000 euros. Fueron las urgencias familiares del jefe del BCE, sumadas al desconcierto en la Comisión Europea y al alineamiento de Lagarde con Angela Merkel, las que terminaron por generar el caos en el Eurogrupo de hace 15 días. Como siempre, la solución final se terminó de cocinar tarde, mal y nunca, algo que ya es costumbre en las altas instancias comunitarias. Por cierto, la ‘fuga’ de Draghi causó perplejidad, pero nadie se atrevió a reprocharle a la cara su actitud: el italiano manda mucho y solo se le critica a sus espaldas, comentan fuentes comunitarias españolas.

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