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El Buscón

Braulio Medel (Unicaja) está tan estresado que se va de crucero

Es probable que a muchos de los lectores de este diario la noticia les parezca increíble, dadas las tensiones por las que ahora mismo atraviesa el sistema financiero español, víctima de una crisis que tiene a los gestores con el corazón en un puño, pero así es como se hacen las cosas en este país. Braulio Medel, presidente de la malagueña Unicaja, se ha ido de crucero por el Mediterráneo para relajarse, que está muy cansadito el hombre después de lidiar durante meses, qué digo meses, años enteros, con el Banco de España, el ministerio de Economía, la Junta de José Antonio Griñán, la oposición de Javier Arenas y el lucero del alba si fuera menester. Un artista don Braulio. 

A todos estos astifinos torea Medel en el coso malagueño con singular maestría. El caso es que, con el futuro de Unicaja abierto en canal, porque Luis de Guindos está decidido a que el cuarteto formado por Ibercaja, Liberbank, BMN y la entidad malagueña formen parejas de a dos, de resultar imposible una cama redonda a cuatro, don Braulio ha decidido darse un garbeo por el Mediterráneo a bordo de un crucero de esos que se anuncian todos los días en la televisión, en compañía del director general de la entidad, Manuel Azuaga, y del director general adjunto, José Luis Berrendero, los tres con carné del PSOE en la boca.

Un crucero más bien cortito. El trío salió de Málaga el miércoles 16 y estará de regreso el domingo 20. Azuaga, en compañía de su santa, y los otros dos se supone que a su aire. Berrendero está actualmente separado, y don Braulio, soltero empedernido, ha dispuesto siempre de un buen plantel de amigas. El argumento que la alta dirección de Unicaja ha extendido entre la organización para desaparecer unos días, días críticos para la banca y las antiguas Cajas, es que “Don Braulio está muy estresado”.

Lo llamativo del caso es que Unicaja Banco no ha despejado ninguna de las dudas que se ciernen sobre su futuro inmediato. Aunque Medel le ha vendido al bueno de Griñán que “lo mejor en las actuales circunstancias es que Unicaja –la única netamente andaluza que sobrevive de aquel ramillete con el que la sin par Maleni Álvarez, ex ministra de Fomento y antes titular de la Consejería de Economía en Sevilla, bajo la presidencia de Manolo Chaves, soñó hacer la gran Caja Única andaluza- siga sola”, Medel sabe que eso es casi imposible desde el momento que el BdE, y sobre todo el ministerio de Economía, han dispuesto que las cuatro antes citadas se fusionen en una sola o en dos de dos, porque el tamaño sí que importa.

¿Se entenderán Medel y Menéndez…?

De modo que no va a tener más remedio que elegir, entre otras cosas porque las nuevas exigencias de provisiones impuestas por el segundo Decreto Guindos de 11 de mayo, lo van a hacer  imprescindible. El problema es que Medel se abre tan bien de capa, su arte con la montera es tan consumado, que ninguno de los capos que comparten estrellato al frente de Ibercaja (Amado Franco), Liberbank (Manuel Menéndez) y BMN (Carlos Egea) quiere trato alguno con él, porque parece que se fían poco de él, tal es la fama que los trincherazos de Don Braulio han alcanzado en el sector.

Parece que la fusión entre BMN (antigua Cajamurcia y otras) y Liberbank (ex Cajastur y compañía) está a punto de caramelo, aunque no rematada por cuestión de personalismos. Ambos habrían invitado a incorporarse al proyecto a un Franco (Ibercaja) empeñado en hacer de Zaragoza la capital del mundo y la sede de cualquier cosa. En esta tesitura, bien pudiera ser que la llegada del PSOE a la presidencia de Asturias, región natural de Liberbank, diera lugar a un nuevo cambio de parejas bajo el patrocinio de la calle Ferraz, teniendo en cuenta que Menéndez también es de la cosa socialista. Ayer mismo, un confidencial aseguraba, con Medel surcando los mares, que “las conversaciones están muy avanzadas…”. Un lío, en todo caso, que a De Guindos le causa dolor de cabeza. Se explica, por eso, que don Braulio, “muy estresado”, se haya ido de crucero por el Mediterráneo dispuesto a desojar la margarita de su futuro. Elemental, mi querido Watson.

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