El blindaje perfecto de Arcadio en Acuamed: Cañete, Cospedal y Soraya

El exdirector general de Acuamed Arcadio Mateo presumía antes de ser detenido por la Guardia Civil de tener un blindaje político perfecto para hacer de su capa un sayo dentro de la empresa pública. Buena parte de la plantilla llegó a la conclusión de que tenía línea directa con la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, con el ex ministro de Agricultura Miguel Arias Cañete y con la secretaria general del PP, María Dolores de Cospedal. ¿Dónde está Arcadio?, solían preguntar a menudo altos funcionarios de la compañía cuando no le encontraban por la mañana en su despacho. La respuesta de la secretaria solía ser: “Ha ido a Moncloa”, “está con María Dolores” o “está despachando con el ministro”.

Cualquier bloqueo administrativo era resuelto con una llamada a Arias Cañete

¿Presumía Arcadio de estos contactos? La respuesta que se da entre algunos de los empleados de Acuamed que más le trataron es afirmativa. Y precisan: “Era un hombre habitualmente afable, muy paternalista, dirigía la compañía como si fuera una secta y si alguien le venía con cualquier complicación administrativa, con el bloqueo a un expediente, se jactaba de poderlo arreglar con una simple llamada al ministro de Agricultura, levantaba el teléfono y es verdad que lo resolvía”.

No figura en el sumario que instruye el juez Velasco, pero en la empresa pública Arcadio impuso durante años una ley del silencio con la que amedrantaba a la mayor parte de los trabajadores. “Casi todo el mundo conocía o intuía los chanchullos que había con los sobrecostes de las obras, pero casi nadie se atrevía a decir palabra porque había previsto un expediente de regulación de empleo y nadie quería verse señalado. Al final, predominaba el sentimiento de autoprotección y la conveniencia de agradar a Arcadio, ¿para qué correr riesgos?”, comentaba ayer en una céntrica cafetería madrileña un veterano empleado de Acuamed. Tres de los que sí se atrevieron, los ingenieros Francisco Valiente, Gracia Ballesteros y Azahara Peralta, fueron, de hecho, despedidos de manera fulminante.

Federico Ramos "no pintaba nada"

De los comentarios vertidos por Arcadio en los despachos de la empresa que más solía frecuentar se deduce que, de los tres anclajes políticos de los que se enorgullecía, el más débil era el de Moncloa. Federico Ramos, el sorayo que dimitió en enero como subsecretario de Presidencia al conocerse que intentó frenar la investigación sobre la presunta corrupción en Acuamed durante su etapa como secretario de Estado de Medio Ambiente, “no pintaba gran cosa en la empresa”, aseguran dentro de ella, donde sí se tiene plena constancia, en cambio, del hilo directo que unía al principal cabecilla de la trama con Arias Cañete y Cospedal.

La relación con esta última iba más allá del asesoramiento a través de la empresa de encuestas Demoscopia y Servicios, en la que confiaba la secretaria general del PP para mantenerse informada de la evolución electoral. Hay quienes vinculan directamente a Arcadio Mateo con su marido, Ignacio López del Hierro, seguidor de su trayectoria empresarial anterior en el Banco Santander, en Accenture, Telefónica, Acciona y otras empresas constructoras y de infraestructuras. “Para mí esto del agua es un coñazo”, solía confesar Arcadio a sus íntimos al comentar con nostalgia sus experiencias profesionales anteriores.

En Acuamed hay quien cree que la relación de Arcadio con Cospedal alcanzaba también a su marido

Y otro dato a tener en cuenta: cuando saltó el escándalo, en el Gobierno se detectó un pulso entre Moncloa y Génova, 13, que es lo mismo que decir entre Sáenz de Santamaría y Cospedal, para echarse el muerto encima. En Presidencia, se llegó a comentar que significaba la muerte política de la secretaria general del PP. En el cuartel general del partido, que era el final para Soraya y sus protegidos. De momento, las dos siguen vivas.