Posado de diferentes árbitros de Primera.
RFEF.
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Tras un partido, cuando un árbitro pita el final, ¿se marcha a casa y ya? El silencio con el que se trabaja dentro del colectivo arbitral de la RFEF va ligado a un minucioso plan de análisis técnico, preparación física y autocrítica individual y colectiva. Lo que se ve en el terreno de juego es solo la punta del iceberg, un examen para el que se llevan preparando días previos y que se analiza con minuciosidad posteriormente. ¿Sabías que cada árbitro hace un autoanálisis de las jugadas más polémicas de su propio partido? Repasemos ese trabajo invisible para saber mejor el funcionamiento de este colectivo formado por más de 15.000 licencias (incluyendo fútbol sala) y por qué España es un modelo de éxito a seguir para el resto de federaciones del mundo.
A día de hoy se ha logrado profesionalizar completamente todo el colectivo arbitral que participa en las ligas profesionales de fútbol español: el masculino -Primera y Segunda División- desde hace tres temporadas y el femenino -Primera División- desde este mes de septiembre. Esto ha conllevado una dedicación exclusiva y una concentración plena en el fútbol por parte de 65 colegiados de Primera y 72 en Segunda y de las 54 colegiadas en Primera Femenina. 191 árbitros de élite que suponen la cúspide de una pirámide a los que siguen 120 árbitros en Primera Federación, 240 de Segunda Federación y 43 de Primera Federación Femenina. Todos ellos suman cerca de 600 personas.
En el caso del reciente éxito de la profesionalización de las árbitras en la Primera División Femenina, desde la RFEF se trabajó para con el único objetivo de lograr que también fuera un colectivo profesional después de que se hubieran profesionalizado el resto de protagonistas (jugadoras, entrenadores y clubes). Se luchó para alcanzar unas condiciones económicas dignas y tuvieran una estabilidad y seguridad laboral. Al final, se cerró un acuerdo pionero para el resto de federaciones europeas y servirá de modelo para estas.
Para llegar a la élite no basta con tener reflejos, buen criterio, coherencia o mantener la calma en momentos de tensión: hay que ser un gran atleta. Los árbitros y árbitras profesionales realizan un trabajo físico durante la semana que está monitorizado al día desde el Comité Técnico de Árbitros. Están obligados a entrenar con GPS y el área fisísca de la RFEF maneja los datos de qué trabajo se ha realizado, dónde, con qué intensidad, frecuencia cardíaca… Deben completar seis entrenamientos semanales en los que se combinan diferentes ejercicios de fuerza y de intensidad y su margen para elegir uno u otro está en que deben variar semanalmente en cuatro tipos de entrenos.
La ‘fórmula’ descrita anteriormente es una premisa para tratar de llegar lo mejor preparado posible para arbitrar un partido y sobre la que se trabaja para evitar lesiones. Puntualmente, cuando desde la Federación se estudian datos que alertan de un riesgo de lesión, se corrigen entrenamientos para prevenir al máximo cualquier molestia o posibilidad de un problema físico.
Además de la obligatoriedad de un excelente estado de forma, al examen de cada jornada se va con el estudio táctico de cada uno de los equipos a partir de la revisión de los últimos partidos y las acciones concretas que han podido resultar polémicas o complejas para el árbitro. Se analiza cómo atacan, cómo defienden, cómo realizan las transiciones, se analiza cómo preparan el balón parado y, por ejemplo, se cuidan detalles como el de saber si golpean estas acciones a pierna cambiada (así conocen mejor la trayectoria del balón y ven en qué zona del área puede haber una acción peligrosa).
En definitiva, la RFEF pone a disposición de los árbitros y árbitras toda la tecnología e innovación que está a su alcance para tratar de ayudarles al máximo en su labor y dejar el mínimo porcentaje a la aleatoriedad natural del deporte.
A ese estudio previo le sigue el partido y, a continuación, el análisis posterior. El aprendizaje de los errores o de los aciertos con una autocrítica ha sido fundamental para la evolución del arbitraje en España hasta ser una referencia mundial. Al terminar un encuentro se tiene la obligación de escribir un informe revisando el partido con especial atención de todas las jugadas disciplinarias y las jugadas de área, además de algunas otras jugadas específicas que hayan podido ser objeto de polémica.
Por ejemplo, se puede dar el caso de que un colegiado haya visto y pitado una acción durante el partido que, siendo analizada posteriormente por él, considere que no debía haber pitado. En estos casos debe explica por qué pitó en ese momento algo que ahora corrige y anotarlo en el mencionado informe de autoanálisis.
Dicho autoanálisis es uno de los tres informes que se realizan de cada partido: otro procede del observador arbitral, que está in situ en el estadio, y otro de la comisión técnica del Comité de árbitros. En definitiva, nada queda en el aire tras un partido profesional y lo mismo que la afición comenta en la calle, en la Federación española se analiza, juzga y se explica de la manera más empírica posible. Toda esta labor tiene como objetivo estar lo mejor preparado en cada acción y tratar de llegar a la excelencia en cada partido.
Para terminar este estudio, todos estos informes y sus conclusiones se comparten a todo el colectivo arbitral en una reunión online que tiene lugar durante la mañana de todos los viernes y que se prepara durante toda la semana. En cada jugada polémica hay una lectura final y se trabaja en las acciones más importantes para que los colegiados estén mejor preparados y unifiquen sus criterios. Al final de dicha reunión, las conclusiones se envían a toda la plantilla arbitral para que tengan constancia.
El plan tejido por el Comité Técnico de Árbitros de la RFEF posibilitó que, en 2022, España liderara el ránking europeo con más internacionalidades (las otorga FIFA), con 51. Le siguieron Italia y Francia con 50 y a nivel mundial solo le supera Brasil por su potencia femenina. Además, la RFEF es la Federación que tuvo más presencia en las rondas finales -a partir de octavos de final- de las competiciones europeas de la pasada temporada.
En el reciente Mundial de Qatar hubo seis colegiados españoles en total y fue la Federación del mundo con más árbitros VAR del torneo. A Mateu Lahoz, Pau Cebrián y Roberto Díez Pérez del Palomar les vimos como árbitros de campo y a Alejandro Hernández Hernández, Ricardo de Burgos Bengoechea y Juan Martínez Munuera en la sala del VAR. A este éxito hay que sumar la posible presencia de Marta Huerta de Aza y Guadalupe Porras Ayuso (ambas dirigieron el partido inaugural de la pasada Eurocopa) en el Mundial de Australia y Nueva Zelanda de 2023, preseleccionadas ya para ello por FIFA.
A estos logros hay que sumar otro más reciente: el presidente del Comité Técnico de Árbitros de la Federación Española, Luis Medina Cantalejo, ha sido incorporado por UEFA a su panel (grupo de trabajo) de desarrollo de arbitraje. Es el grupo de élite destinado a controlar el presente y futuro del arbitraje europeo. “Es un orgullo personal y colectivo para arbitraje español este nombramiento de UEFA. El nivel de nuestros árbitros es reconocido mundialmente y de la misma manera sucede con el trabajo exhaustivo que se realiza desde el Comité Técnico. Una labor que viene fomentada y amparada por el respaldo y apoyo incondicional de Luis Rubiales”, destaca el presidente de los árbitros españoles.
Del mismo modo que la RFEF ha innovado desde la llegada de Luis Rubiales para sacar el mayor brillo posible al talento de jugadores y jugadoras españoles sobre el césped, en el apartado arbitral también ha puesto toda la tecnología e ideas a su alcance para el desarrollo de este colectivo, quien se ha ganado el respeto y reconocimiento del panorama futbolístico internacional.
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