DESTACADO
Sacyr lo ha vuelto a conseguir. Su nombre estará ligado a una de las obras de ingeniería más emblemáticas de Latinoamérica, el puente Pumarejo, en Colombia. Conocido ya por sus grandes dimensiones como ‘el Coloso del Caribe’, la infraestructura conecta los departamentos de Atlántico y Magdalena a través del puente atirantado más ancho de la región, cuyas dimensiones y magnitudes constructivas superan a las de referencias como el puente de Brooklyn o la Torre Eiffel.
El puente Pumarejo cruza el río Magdalena, en región caribeña de Colombia, y uno de sus principales fines es permitir el paso por la caudalosa vía fluvial de barcos de gran tamaño, lo que no era posible hasta ahora debido a la insuficiente altura de la infraestructura existente. El Instituto Nacional de Vías (Invías) del país latinoamericano encargó a Sacyr Ingeniería e Infraestructuras la construcción de un nuevo puente bajo el que pudieran pasar barcos de hasta 45 metros de altura, lo que mejora considerablemente la conectividad de la vía al poder albergar cargueros de gran tonelaje, con el consiguiente beneficio para la economía local.
El nuevo puente cuenta con un tablero o vía de 38 metros de ancho, lo que permite que albergue dos calzadas que suman seis carriles (tres por sentido) para la circulación de automóviles, a lo largo de 2,25 kilómetros. El proyecto también incluye un kilómetro de viaductos y accesos, lo que permite que también disponga de 3,2 kilómetros de caminos peatonales y carriles ciclistas. Las dimensiones de esta plataforma son las que hacen de Pumarejo el puente atirantado más ancho de la región, además de uno de los más largos.
Además de esta serie de cifras, inéditas hasta ahora en obras de este tipo en Latinoamérica, la ejecución de los trabajos por parte de Sacyr ha llevado consigo la implantación de métodos constructivos altamente innovadores y a la vanguardia de la tecnología, la mayoría de ellos sin precedentes en Colombia, lo que ha supuesto también un beneficio añadido para los ingenieros locales que han participado en el proyecto.
Entre ellos destaca el de la denominada autocimbra, un sistema ideado para la construcción del tablero del puente que permite la intervención de un notable número de personas al mismo tiempo además sin necesidad de salvar la elevada altura del puente. Una de las características más llamativas de la autocimbra es su capacidad de avanzar de vano a vano de manera automática, lo que permite ejecutar la obra de una manera más eficiente y reduciendo los plazos de construcción.
El impacto socioeconómico en la zona en la que se han desarrollado las obras del puente Pumarejo también ha sido digno de destacar. Así, cerca del 40% de la mano de obra no cualificada que se ha empleado para la ejecución de los trabajos ha llegado de la región, y el 35% de la mano de obra calificada también pertenece al área de influencia.
Todo esto se ha traducido en más de 5.600 nuevos empleos a lo largo de los cuatro años que ha durado el trabajo, con más de 8.000 familias beneficiadas por esta circunstancia. El 35% de los nuevos puestos de trabajo han sido ocupados por mujeres en la parte administrativa.
La construcción del nuevo puente Pumarejo ha generado beneficios sociales que han permitido la mejora en la calidad de vida de las comunidades del área de influencia directa aledañas al proyecto en los sectores de la Chinita, el Ferri, Pasadena, el corregimiento de Palermo y el municipio de Sitionuevo en el Magdalena.
A esto hay que añadir el efecto positivo de la llegada a la región de buena parte de los profesionales técnicos que han intervenido en las diferentes etapas de la obra. Los beneficios se han reflejado en el incremento del negocio de los comerciantes de la región, una mayor actividad de compraventa de bienes y servicios y también en el sector inmobiliario, con los alquileres como principales protagonistas.
Para el resto de la población, la ejecución del puente Pumarejo ha traído beneficios tangibles como la reconstrucción de la escuela La Canchera, de la que podrán disfrutar casi 200 estudiantes, con todas las comodidades para su desempeño formativo, una cifra sensiblemente superior a la de 120 niños que albergaba anteriormente.
También ha sido notablemente mejorada la vía de acceso a la escuela, así como las instalaciones deportivas de las que disponía, unas obras que han permitido a la comunidad docente y estudiantil mejorar sus condiciones de vida con mobiliarios y espacio público para el goce y disfrute colectivo. La inversión total se ha ido por encima de los 1.400 millones de pesos colombianos.
En esa misma zona, el corregimiento de Palermo, se construyó el Parque Lineal de Palermo, donde no se disponía de un espacio al aire libre para el esparcimiento de la población.
Más concretamente en la zona directamente afectada por el transcurso de las obras, 127 familias han visto mejorada su condición de vida gracias a las compensaciones económicas que han recibido para el traslado y el restablecimiento de sus actividades productivas y, en algunos de los casos, para la adquisición de una vivienda de reposición. Para el desarrollo y seguimiento de este programa se emplearon casi 1.700 millones de pesos colombianos.
