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Bienestar

Bebidas frías con vino: cinco tragos largos ideales para el verano

Vinos con hielo: cinco tragos largos ideales para el verano.

El vino sigue siendo protagonista con altas temperaturas y hay determinadas formas de utilizarlo para conseguir bebidas refrescantes y muy agradables. No estamos hablando de etiquetas selectas, sino de vinos ‘de batalla’, perfectos para mezclar con hielo y otros elementos, tanto líquidos como sólidos.  

‘Frizzantes’ y demás

Son muy interesantes para tomar con hielo los vinos ‘frizzantes’, como El Fragantia Nº 6 Moscato- a base de moscatel- en versión vino blanco o el rosado, elaborado con uva syrah; ambos, de Bodegas Finca Constancia. En esta misma gama encontramos Libalis, también con pequeñas burbujas y elaborado con moscatel, viura y malvasía; está elaborado en Castillo de Maetierra.

Y una puntualización: cuanto más grande sea el cubito de hielo, antes enfriará la bebida y más tardará en derretirse en la copa.  

Igualmente, en Jerez, hay vinos que van fantásticamente bien. Son los ‘cream’ o ‘pale cream’, de carácter dulzón y floral. Y por supuesto, también todos aquellos champagnes creados específicamente para ser degustados con hielo, como el Moët& Chandon Ice Impèrial o el cava Anna Codorniu ‘Sweet Edition’. Y una puntualización: cuanto más grande sea el cubito de hielo, antes enfriará la bebida y más tardará en derretirse en la copa.  

El vino, ¿con o sin hielo?

Hay veces en que surge la duda. ¿Es realmente un sacrilegio añadirle hielo al vino?. Pues como siempre, depende… todo depende. Siempre como primera opción por supuesto es mantenerlo bien frío en la nevera y tomarlo a su temperatura. Pero no siempre puede ser así si estamos de tapeo, pega el sol y en el bar no lo conservan a los grados más recomendables: ahí estaría el dilema.

Hielo si o hielo no... ese es el dilema.

En caso de que el vino sea una medianía, unos cubitos siempre serán bienvenidos, ya que paliarán el excesivo alcohol o la deficiente elaboración. Y si el vino es bueno, mejor pedir una cubitera con hielo abundante y refrescar el vino; al agregarle un puñado de sal gorda se enfriará aún antes.

En Vozpópuli hemos seleccionado una serie de tragos largos, unos más conocidos y otros menos, en los que el vino y el hielo son protagonistas.

1) El “Rebujito”

Hace furor en la sevillana Feria de Abril y su fama se va extendiendo imparablemente. Consiste en mezclar a partes iguales manzanilla de Jerez y Seven Up o Sprite, servido en vaso largo y con abundante hielo. La bodega de Sanlúcar, Hijos de Rainera Pérez Marín, que comercializa la manzanilla La Guita fue la creadora de este sabio combinado que aminora los efectos del vino y resulta sumamente refrescante. Su nombre viene del término coloquial andaluz “rebujarse”, algo así como abrazarse o “arrejuntarse”. Aunque no es lo habitual, a veces se le añade hierbabuena. 

Rebujito con hierbabuena.

2) Croft Twist

En este caso es al revés: una bebida elaborada con vino fino de Jerez al que se le agrega flor de sauco, menta y limón, todo combinado con agua de Lake Districts, sumamente pura.

Croft.

Con delicada burbuja, tonos algo dulzones y sólo 5,5º, es perfecto para el aperitivo, aunque su sabor nos sorprenda, ya que no es parecido a nada. Inequívoco sello británico similar- por diferente a todo- al Pimm’s, tan popular en Gran Bretaña. Lo perfecto es servirlo en vaso alto con hielo, albahaca  y una cáscara de limón. Lo llaman el “rebujito inglés”.

3) Sangría

Es la estrella de la fiesta en verano. Un cetro ganado por méritos propios y porque es fácil de hacer y refrescante. Como en el tinto de verano, el vino no debe tener crianza: cualquier atisbo de madera estropeará nuestra sangría. Por tanto, necesitamos un tinto joven así como distintas frutas como melocotón- imprescindible porque da muy buen sabor-, y manzanas.

Sangría de vino tinto y de vino blanco.

También se añaden las cáscaras de limón y de naranja y se deja macerar durante una hora todo en el vino, al que se le añade azúcar y algo de canela en rama. En el momento de servir se agrega la gaseosa, el hielo, se remueve y se sirve. El tinto de verano sería su hermano menor. La sangría a veces se hace también con cava o con vino blanco… pero eso ya es otra historia.

4) Agua de Valencia

Se hizo popular en la ciudad mediterránea en los setenta y tiene una bonita historia detrás. Cuenta la leyenda que fue elaborada por primera vez en la cervecería Madrid de la ciudad de Valencia, donde su propietario, Constante Gil, creó este cóctel para los clientes.

Agua de Valencia.

Una combinación que lleva cava de Requena, zumo de naranja natural, vodka, hielo y algo de azúcar; algunos además agregan algo de ginebra. Ahora es muy popular y una de las bebidas más solicitadas en la noche valenciana. Es imprescindible servirla muy fría y no excederse en la cantidad de destilados  porque se desvirtuaría: lo bueno es que siga sabiendo a zumo de naranja.

5) Spritz

Una delicia para los que disfruten de los sabores algo amargos. Sumamente refrescante y muy típica de Italia, nació en el Veneto, aunque ahora se ha extendido por todo el país, donde se toma preferentemente a la caída de la tarde, la hora del aperitivo italiano.

Un brindis con Spritz.

Lleva Aperol, similar al Campari aunque con más baja graduación alcohólica (11º), vino blanco o espumoso italiano (éste último denominado ‘prosecco’) y agua mineral con gas o seltz. Imprescindible agregar hielo y una rodaja de naranja.

Cinco combinaciones en los que el vino con hielo es protagonista, cada una con su propias características y procedencias, pero siempre apetecibles y refrescantes. 

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