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Sexualidad

Caricias en la pareja: por qué debemos darle más importancia

Los abrazos y las caricias son fundamentales a la hora de expresar afecto y más si estamos hablando de una relación de pareja sana y feliz

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Caricias en la pareja: por qué debemos darle más importancia. Pixabay

En las parejas son importantes las caricias, igual que lo son la comunicación, el respeto o la libertad. Todo suma y todo hace que una relación de pareja sea satisfactoria y nos llene al cien por cien. Las caricias, los abrazos, los gestos de afecto son fundamentales para el desarrollo de cualquier ser humano. Crecer en un ambiente en el que se demuestre el amor también con gestos y no solo con palabras es clave para luego llevar una vida afectiva más sana y feliz.

Hay personas a las que les cuesta decir “te quiero” y también hay otras a las que les resulta difícil demostrar con gestos cuánto quieren a su pareja. Demostrar los sentimientos y las emociones no es fácil algunas ocasiones y todo viene muchas veces dado por nuestra propia personalidad, pero también por la educación que hayamos recibido o lo que hayamos visto en nuestro hogar desde pequeños. 

Esto a veces impide mostrar la afectividad sin miedo al rechazo y sin un sentimiento erróneo e infundado de una posible vulnerabilidad o fragilidad. Esas personas a veces son más frías de lo que el otro miembro de la pareja desearía y es importante entender por qué se comporta de esa manera o cómo podemos ayudarle a salir de ese caparazón en el que puede estar encerrado.

Por qué son importantes las caricias

No todos necesitamos la misma dosis de caricias ni en los mismos momentos. Desde el punto de vista más racional, podemos hablar de un tema químico. Sí, cuando alguien nos muestra afecto, nos da un abrazo caluroso o una caricia sincera, nuestro cerebro segrega oxitocina, la conocida como hormona de la felicidad. Esos gestos nos hacen sentir mejor, aliviados si pasamos por un mal momento o más felices al lado de la persona que nos lo da.

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Las caricias en la pareja fomentan la complicidad y hacen más fuerte el vínculo.Pixabay

Pero sin duda, lo más relevante al hablar de las caricias es el plano emocional. Cuando nos enamoramos, nos gusta estar cerca de esa persona, tocarle, besarle, hacerle sentir bien. Las fases del amor son complejas y no se está igual cuando una relación acaba de empezar que cuando ya llevan años de convivencia y amor.

A veces pensamos que con decir “te quiero” al otro ya es bastante, pero no hay que decirlo solo, también es bueno demostrarlo con este tipo de gestos. Es más, seguro que muchas veces te has sentido más reconfortado o querido cuando alguien te ha dado un abrazo que con mil palabras. Ahí las caricias aparecen en un primer plano y son vitales para que una relación vaya bien durante más tiempo. 

No hablamos de momentos de intimidad o en el plano de las relaciones sexuales, sino de caricias afectuosas durante toda la relación que nos hacen sentir esa confianza, esa tranquilidad y ese amor que no se explica con palabras. La cercanía y la complicidad favorecen los vínculos más fuertes y alimentan el amor y, por lo tanto, también la relación de pareja. 

Y si esto te parece poco, debes saber que las caricias son un buen factor para reducir los niveles de estrés. Esto sucede porque cuando alguien nos acaricia de verdad, los niveles de cortisol en sangre se reducen, lo que provoca que nos relajemos y baje la ansiedad o el estrés. Incluso después de una discusión o un momento de discrepancia con nuestra pareja, un solo gesto de cariño puede solventar la situación porque nos hace sentir en calma y amados. 

¿Qué es la ley de economía de caricias?

Fue hace dos décadas cuando el psicólogo francés Claude Steiner, a partir de sus observaciones clínicas en el ejercicio de la psicoterapia e influido por su maestro Eric Berne, construyó una teoría a la que denominó 'La economía de caricias', que habla de los efectos que ejerce sobre una persona crecer en la abundancia o escasez de reconocimiento o gestos de cariño. 

Al respecto, podemos hablar de la ley de abundancia de caricias, que se compone de cinco claves que pasamos a explicarte a continuación:

- Da caricias positivas. Esto consiste en saber cuándo la otra persona necesita un gesto de cariño, un abrazo o una caricia y qué tipo de gesto afectuoso necesita. Observa y da esa caricia en ese momento, ni antes ni después, para respetar su situación y su libertad. 

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Pide caricias a tu pareja cuando las necesites.Pixabay

- Sé tú el que las pida. A veces esperamos a que sea otra persona la que se acerque o tenga que saber cuándo necesitamos un gesto de cariño. No esperes a que el otro lo haga y díselo tú si de verdad lo necesitas. Como siempre decimos, la comunicación es fundamental en una relación y no hay que avergonzarse nunca por pedir cariño. No te hará más vulnerable ni menos fuerte, solo será una manera de demostrar que pasas por un momento en el que un gesto así puede ayudarte. Pedir ayuda nunca es algo negativo.

- Acepta las caricias. Esas caricias positivas nos ayudan a sentirnos mejor y favorecen que tengamos una autoestima más fuerte. Si notas que otra persona quiere mostrarte su afecto así, desde la libertad y el respeto, acéptalo y da las gracias, o sencillamente dile que quizá no es el momento, pero siempre agradeciendo que haya tratado de ser amable si lo ha hecho de corazón y por ti, no de manera egoísta para sentirse él mejor.  

- Deja a un lado las caricias negativas. Sí, también hay caricias destructoras o que no aportan nada a tu estado de ánimo. Debemos saber poner límites y decir que no cuando no estamos con ganas de recibir esa caricia. Nadie puede forzarnos a nada y menos a recibir un gesto de este tipo que debería ser siempre algo positivo y no ‘obligado’.

- Sé cariñoso contigo mismo. Cuando pasamos por un mal momento nos gusta tener al lado a la gente que queremos, pero a veces conviene recordar que nosotros mismos somos únicos y los que mejor nos vamos a hacer sentir. Acepta que no eres infalible, que cometes errores y que se puede sufrir y resurgir de las cenizas. Admite tus defectos sin machacarte ni desvalorizar, ríete de ti mismo y haz pequeños gestos que te hagan sentir bien, desde un aroma a escuchar una canción o leer un libro que te gusta.

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