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Bienestar

Sexo y calor: por qué nos cuesta menos tener relaciones sexuales en verano

Parece claro que sexo y calor son una combinación perfecta para disfrutar al máximo del placer que producen las relaciones íntimas

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Sexo y calor: por qué nos cuesta menos tener relaciones sexuales en verano. Pixabay

Sexo y calor son buenos compañeros de viaje. Cuando llega la época estival, nos sentimos con más ganas de salir a la calle, de relacionarnos y de mantener contacto estrecho con otras personas. Es justo en verano cuando estamos más predispuestos a la conquista y a dejarnos conquistar y por lo tanto, estamos más proactivos a la hora de mantener relaciones sexuales. ¿Por qué? ¿De verdad con las temperaturas más altas se tienen más ganas de sexo?

Se tiende a pensar que es en primavera cuando nos sentimos más atractivos, pero ese dicho que asegura que la primavera la sangre altera, tiene mucho más sentido cuando llega el verano que es cuando nuestra libido aumenta como la espuma.

Según una encuesta llevada a cabo por Boston Medical Group para conocer los hábitos sexuales de los españoles, más de la mitad de estos apuntó al verano como la época más activa para practicar sexo, por delante de la primavera (un 25 por ciento), el invierno (un 16 por ciento) y el otoño (apenas un 8 por ciento). 

Además, durante los meses de julio y agosto (el mes en el que más) se tienen más encuentros sexuales. Uno de cada dos encuestados afirmó mantener relaciones una media de tres veces a la semana durante la época veraniega, y dos de cada 10 dijo practicar sexo todos los días.

Sexo y ciencia

En todo esto, como en casi todo en la vida, tiene mucho que decir la Ciencia. Parece que esa predisposición a mantener relaciones sexuales cuando hace más calor tiene una explicación científica y también química.

Las horas de sol son más durante los meses estivales y los rayos solares, además de ser una fuente buenísima de vitamina D, también hacen que se active la producción, a través de las células de la piel, de oxitocina, llamada también hormona de la felicidad porque se asocia a vínculos emocionales. Incluso hay estudios que demuestran que esa hormona aumenta la generosidad, la confianza, sentimientos como la empatía o el amor y también la excitación sexual

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La unión de sexo y calor provoca un aumento del deseo sexual.Pixabay

Además, esa luz a la que estamos expuestos durante muchas más horas que en invierno, estimula la hipófisis (considerada la principal glándula del sistema endocrino siendo primordial para nuestro organismo), que a su vez libera la testosterona, la hormona que favorece la función sexual. En el caso de los hombres se favorecen las erecciones, pero no es exclusiva del sexo masculino, ya que los ovarios y las glándulas suprarrenales de las mujeres también producen testosterona, eso sí, en menor cantidad, y está relacionada con el aumento del deseo sexual femenino.

A esto debemos añadir también que en verano, con el calor, sudamos más y así liberamos feromonas, un medio de transmisión de señales volátiles producidas en forma líquida que nos convierten en seres más atractivos a la hora de provocar interacciones con otros seres humanos. 

Sexo y calor: el mix perfecto

En verano estamos muchas más horas en la calle. Nos apetece estar más con los amigos, tomar algo en una terraza e incluso hacer un 'afterwork' después del trabajo con los compañeros. Esto nos hace relacionarnos más, con personas muy diferentes y en un modo mucho más relajado. Además, por lo general, es en los meses estivales cuando la gran mayoría de los ciudadanos se toman unos días de vacaciones.

El relax, la desconexión y la ausencia de estrés durante los días de descanso son clave para estar más abiertos a posibles encuentros sexuales con personas nuevas. 

Hay estudios que confirman que en los meses de verano se liga más y es más sencillo conocer a gente en diferentes ámbitos que no están en nuestro radio de acción más rutinario. Cambiamos de ciudad, nos vamos a la playa, salimos por otros lugares, estamos más al aire libre, tenemos más tiempo para ir a eventos sociales o fiestas… todo esto da lugar a que podamos encontrar a personas con las que en invierno probablemente no coincidiríamos. 

También es en verano cuando aumentan las relaciones sexuales con la propia pareja, si es que la tenemos. Estamos más relajados, la rutina diaria desaparece, no hay prisa para irse a dormir porque no tenemos que madrugar si estamos de vacaciones, por lo que el deseo sexual es también mayor. El verano es una buena época para reconquistar a nuestra pareja, para disfrutar de momentos de asueto, de tranquilidad y de intimidad sin prisas ni estrés.

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Sexo y calor van relacionados.Pixabay

Sube la temperatura

Como decía un conocido dúo musical hace unos años: “Cuando llega el calor, los chicos se enamoran”. La temperatura y el clima también influyen en nuestros contactos íntimos. En verano hace calor, llevamos menos ropa y enseñamos algo más nuestro cuerpo, algo que provoca que aumente el deseo sexual. Además, está confirmado que el calor nos hace estar de mejor humor y nos anima a experimentar más en el tema del sexo.

Consejos para unir sexo y calor 

Aunque está claro que el verano aumenta el deseo sexual, también es cierto que a veces las altas temperaturas, cuando son excesivamente altas, nos producen el efecto contrario: sentirnos más cansados y apáticos, con ganas de nada y menos de sexo. Por eso, es un buen consejo llevar a cabo las relaciones sexuales por la mañana, cuando aún no hace demasiado calor y nos despertamos frescos y con mucha energía. 

Hay muchas maneras de disfrutar sin sudar a mares en verano: puedes apostar por juegos con juguetes sexuales, por la masturbación o por preliminares que se alargan para luego terminar en orgasmo. Practicar sexo en el agua durante las vacaciones (una ducha de agua templada en pareja puede ser de lo más excitante) puede ser una forma divertida (y más fresquita) de sentir placer. Y si tienes aire acondicionado, mejor que mejor. 

Debemos beber mucha agua durante los meses de calor para estar bien hidratados y también debemos estarlo antes y después de mantener relaciones sexuales para evitar bajadas de tensión o posibles mareos. Por supuesto, durante todo el año se deben mantener las medidas de seguridad para evitar posibles enfermedades de transmisión sexual.

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