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Sexo anal: las cuatro cosas que todo el mundo debería saber sobre esta práctica

Si tú también tienes dudas o si, por el contrario, eres un experto en el tema y quieres más información, a continuación te detallamos lo esencial

Pareja en la cama hablando de tener sexo anal

El sexo anal es, quizá, del que menos se sabe, sobre todo entre personas heterosexuales. Como sucede con todos los tabúes, la gente acaba sintiéndose avergonzada al hablar de sus experiencias en torno a esta práctica, cuando lo cierto es que es bastante común.

Si tú también tienes dudas o si, por el contrario, eres un experto en el tema y quieres más información, a continuación te detallamos las cuatro cosas que todo el mundo debería saber sobre sexo anal. Lo hacemos de la mano de la Directora de Educación de Satisfyer y Sexóloga Clínica Certificada, Megwyn White.

1. El sexo anal es para todo el mundo

El sexo anal a menudo se percibe como una práctica asociada exclusivamente a hombres homosexuales y no es cierto. De hecho, muchos hombres y mujeres heterosexuales disfrutan de ello. Esta práctica se está haciendo muy popular entre los menores de 45 años y, según una encuesta de los CDC (Centros de Control de Enfermedades), el 36% de las mujeres y el 44% de los hombres de este grupo de edad han manifestado haber practicado sexo anal con una pareja del sexo opuesto. 

"Una vez libre de prejuicios, la gente ha de saber que el ano tiene miles de terminaciones nerviosas que conducen al placer; incluso algunos de estos nervios están conectados con el clítoris", afirma White.

Para los hombres heterosexuales, el sexo anal también puede resultar placentero, tal y como te contamos en Vozpópuli, con la ayuda de la denominada “herramienta de pegging" que puede vestir las mujeres con la ayuda de un dedo o de un vibrador. De hecho, "el sexo anal para un hombre puede ser especialmente interesante, ya que ofrece la oportunidad de explorar el ángulo conocido como punto P, una glándula prostática muy sensible que es la responsable de desencadenar los orgasmos en los hombres", añade la experta.

El punto P al que se refiere White está ubicado en la próstata, que es una del tamaño de una nuez, aproximadamente, y se encuentra debajo de la vejiga, rodeando la parte superior de la uretra (el conducto que expulsa la orina del pene). 

La próstata produce gran parte del semen que forma la eyaculación. Ésta se hincha cuando un hombre está excitado, y en en ese momento cuando al presionarla se produce un gran placer, lo que conduce a tener orgasmos más intensos.

Punto P

2. No duele si haces esto

Como se ha mencionado, el sexo anal puede ser bastante placentero para ellos y ellas sin que implique ningún tipo de dolor. Por desgracia, la idea de que practicarlo es sinónimo de dolor está tan presente que genera un fenómeno llamado dolor anticipatorio.

"Básicamente, si se cree que algo va a ser doloroso, el cuerpo empieza a prepararse para el dolor, tensándose y amplificando la experiencia", añade White, quien recomienda utilizar una generosa dosis de lubricante, la cual, con un aumento de la excitación, pueden hacer que el acto no duela nada.

Para el sexo anal te recomendamos usar uno espeso, como los realizados a base de siliconas. Y, sobre todo, tomarlo con calma. Aplicar de forma generosa hasta que veamos que eso circula bien.

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3. No tiene por qué ser sucio

Una serie de precauciones pueden ayudar a comprender que la experiencia no tiene por qué ser sucia ni vergonzosa. En primer lugar, el recto no almacena las heces, pero el sexo anal puede provocar que el ano libere las almacenadas los intestinos. Por tanto, es mejor que se intente “vaciar” antes de decidir explorar el sexo anal. "Para ayudar a este proceso, puede utilizarse una jeringa de oído o nariz, durante unos 30 segundos (hasta un minuto) y así ayudar a limpiar el intestino de cualquier residuo", recomienda White.

4. También gusta a las mujeres

"Las mujeres son capaces de tener orgasmos alucinantes a través del sexo anal. Hay muchos nervios, además de que la estimulación anal puede mejorar la estimulación del punto G, un punto muy deseado, con el tamaño de un guisante, donde se unen los labios internos", afirma la experta, quien insta a las mujeres a evitar tener sexo vaginal después del sexo anal, ya que se pueden transferir los gérmenes intestinales del ano a la vagina e iniciar una infección.

El sexo anal cuando es ella la que recibe puede ser doloroso, por eso hay que ir con cuidado y utilizar mucho lubricante para que la zona se vaya abriendo y el ano se vaya relajando.

El punto G

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