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Cuatro secretos sobre el orgasmo masculino que (quizá) no conoces

El orgasmo masculino queda muchas veces relegado frente al femenino, pero guarda algunas claves indispensables para disfrutar más del sexo

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Cuatro secretos sobre el orgasmo masculino que (quizá) no conoces. Pixabay

El orgasmo masculino es ‘el gran desconocido’ para muchos. Se habla de manera más habitual sobre el femenino, la dificultad de llegar a él para muchas mujeres, los trucos para lograr el clímax con mayor facilidad… y a veces nos olvidamos de que el de los hombres también requiere atención. 

Aunque presentan ciertas similitudes, lo cierto es que existen algunas diferencias en este aspecto si hablamos de hombres o de mujeres. Las particularidades de cada uno de ellos hará que se alcance el máximo pico de placer de una forma u otra.

Los hombres disfrutan de más orgasmos que las mujeres, un 85,5 por ciento frente al 61,6 por ciento y por lo general, ellas necesitan algunos minutos de estimulación para poder alcanzarlo. Además, el placer es más efímero en los hombres, ya que dura entre tres y ocho segundos (en algunos casos se llega a los 10 segundos), mientras que en las mujeres se puede alargar hasta los 20 segundos.

Entre los comentarios que se hacen para ‘relegar’ a un segundo plano el orgasmo masculino se encuentra aquel que dice que es más ‘sencillo’ que el femenino. Pero como en muchos otros aspectos, esto es un mito, ya que el proceso hace que intervengan varios órganos, un buen número de hormonas, vasos sanguíneos y nervios para lograr llegar a la eyaculación. Hay ciertos asuntos relacionados con el orgasmo masculino que es necesario conocer. 

¿Orgasmo y eyaculación siempre de la mano?

Entre las ‘leyendas’ sobre el sexo se encuentra la que afirma que eyacular es lo mismo que tener orgasmo. Es una de las más comunes y además es incierta. Realmente, la mayoría de las veces que se eyacula sí se produce al alcanzar el orgasmo, pero los hombres pueden llegar a la primera sin haber logrado el clímax… y viceversa. 

En algunos hombres puede producirse el conocido como orgasmo retrógrado (o seco), en el que el semen ingresa en la vejiga en lugar de salir por la uretra. No es frecuente y se da cuando el cuello de la vejiga no se cierra, algo que provoca que el semen regrese a ese lugar antes de salir en la eyaculación. Puede ser causado por la diabetes o por algunos medicamentos. En estos casos, el orgasmo sigue dándose de igual manera.

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Tanto hombres como mujeres pueden sentir varios orgasmos seguidos.Pixabay

Ellos también fingen…

Sí, sí. Otro secreto que sale a la luz. Los hombres también pueden (si quieren) fingir un orgasmo. Es más, un estudio realizado por la Universidad de Kansas asegura que el 28 por ciento de los hombres ha fingido alguna vez un orgasmo a lo largo de su vida sexual.

Según la investigación de la doctora Muehlenhard, el motivo que alegan para hacerlo es para no lastimar al otro miembro en la relación de pareja o por vergüenza al no poder alcanzarlo por agotamiento, estrés o, en algunos casos, haber bebido alcohol. 

... y pueden ser multiorgásmicos

Es mucho más común que sean las mujeres las que disfruten de varios orgasmos seguidos sin demasiada dificultad, ya que en ellas no existe el periodo de recuperación, pero también los hombres pueden sentirlo… si se entrenan.

La clave para ser un hombre multiorgásmico reside en llegar al clímax sin eyacular. Esto se consigue con mucho entrenamiento y práctica, para lograr que el periodo refractario sea menor cada vez. La práctica proviene del conocido sexo tántrico y requiere de una gran concentración.

Para que se produzcan varios orgasmos seguidos durante el sexo, también hay que tener en cuenta otros factores físicos (hay hombres a los que de forma natural les cuesta menos recuperarse entre orgasmos) y mentales, como el nivel de excitación, el de estrés o el conocimiento que se tiene del propio cuerpo. 

‘Entrenar’ para un orgasmo más potente

Has leído bien: se puede entrenar el músculo que hace que se tenga un orgasmo más intenso. Se trata del músculo pubococcígeo o PC, ubicado entre la base de la columna vertebral y el hueso púbico y que sujeta todos los órganos que se ubican en la pelvis. Es el músculo que se aprieta para parar la orina.

Hablamos de los ejercicios de Kegel que se usan en el caso de las mujeres para fortalecer el suelo pélvico. Lo mejor es hacerlos tumbados y solo hay que apretarlo durante tres segundos y luego relajarlo otros tres. Así durante tres ocasiones seguidas y tres veces al día.

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El orgasmo masculino no es tan 'sencillo' como podemos creer.Pixabay

Así se produce el orgasmo masculino

El momento más deseado a la hora de mantener relaciones sexuales consta de cuatro fases que siempre se producen hasta llegar al clímax. La primera es la excitación. Cuando el organismo recibe algún tipo de estimulación, el cerebro envía una señal desde el cerebro a los órganos sexuales que provocan la erección.

Cuando se da esto, el órgano sexual masculino se llena de sangre gracias a las arterias que hay en su interior y que permiten que fluya hasta 50 veces por encima de su velocidad normal. Es entonces cuando las venas del pene se cierran y hay más sangre en su interior, lo que produce la erección más firme, y los músculos de todo el cuerpo aumentan la tensión.

La segunda fase es la conocida como meseta, que puede durar de 30 segundos a dos minutos y es en la que el cuerpo se prepara el orgasmo. La tensión muscular aumenta y también lo hace la frecuencia cardíaca. Aquí puede empezar a fluir el líquido preeyaculatorio.

La tercera fase es ya el orgasmo como tal que tiene dos momentos: emisión y eyaculación. La primera es cuando se alcanza el punto más álgido y el semen se deposita en la parte superior de la uretra. Luego llega la eyaculación con varias contracciones de los músculos del pene. Los nervios que las provocan son los que mandan mensajes de placer al cerebro. 

Finalmente, el pene comienza a perder firmeza y desaparece la tensión muscular provocando una sensación de relax máximo. Por lo general, se produce un periodo refractario o de recuperación que suele ser de menos de 15 minutos en hombres jóvenes, y de entre 10 y 20 minutos en el caso de hombres adultos. En ese tiempo, es prácticamente imposible que se produzca una nueva erección.

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