Intolerancia a la lactosa: qué es y cómo detectarla

Cada vez es más común encontrar personas diagnosticadas de intolerancia a la lactosa, algo que con el paso de los años comienza a normalizarse. Aunque siempre ha existido, hay muchas personas que desconocen sufrir esta enfermedad metabólica que se estima sufre un 75% de la población mundial (entre un 15% y un 20% en España).

Según aseguran los expertos, los síntomas que sufren las personas intolerantes a la lactosa pueden ser comunes con otras dolencias o enfermedades digestivas, por lo que hay un importante porcentaje de la población que desconoce padecerlo, por lo que es importante saber qué es realmente y cómo detectar esta intolerancia alimentaria tan común.

¿Qué es la intolerancia a la lactosa?

Hablamos de intolerancia a la lactosa cuando existe una falta o una disminución de la enzima de la lactasa, encargada de deshacer la lactosa que ingerimos en pequeñas partes para que puedan ser absorbidas correctamente por nuestro organismo. Cuando esto ocurre, son las bacterias intestinales las que llevan a cabo esta labor, produciendo ese malestar que sufren quienes lo padecen.

En condiciones normales, esta enzima va disminuyendo con el paso de los años. Los niños son quienes más cantidad de lactasa tienen, para poder tolerar la leche materna. Con la edad, los niveles van disminuyendo, por lo que es más común sufrir intolerancia a la lactosa con el paso de los años.

Aunque esta es la causa más habitual, existen otras que lo provocan. Una de ellas debida a un déficit congénito, desde nacimiento de manera heredada, y otra a consecuencia de una enfermedad intestinal que ocasione la incapacidad temporal de producir lactasa.

¿Qué alimentos producen intolerancia a la lactosa?

La lactosa es un azúcar disacárido que se encuentra presente en todas las leches de los mamíferos, tanto en las del ser humano, como en la de la vaca, la oveja o la cabra. Aunque existen diferentes intensidades de intolerancia, lo normal es que las personas que lo sufren no puedan (o deban) consumir este tipo de leche.

Además, existen numerosos alimentos preparados que tomamos en nuestro día a día que tienen lactosa o partes de ella en su composición. Por ese motivo, es recomendable consultar los ingredientes de cada alimento antes, sobre todo para aquellos con menor tolerancia.

¿Qué síntomas tiene y cuánto duran?

Como comentábamos, esta intolerancia es causada por una mala absorción de la lactosa por parte del instestino delgado que no puede digerir o descomponer toda la lactosa que consume una persona. Dicha lactosa pasa al colón donde da paso a una fermentación que produce fluidos y gases.

Aunque la mayoría de las personas pueden consumir cierta cantidad de lactosa sin tener síntomas, hay quienes sí los manifiestan. La intolerancia a la lactosa no es un trastorno grave, pero sus síntomas, que suelen aparecen entre los 15 minutos y las dos horas después del consumo, son molestos e incómodos y afectan a la calidad de vida de quienes lo padecen. Entre los más comunes encontramos los siguientes:

• Diarrea
• Gases
• Hinchazón abdominal
• Nauseas
• Vómitos
• Dolor de abdomen
• Cansancio
• Problemas cutáneo
• Falta de concentración

¿Cómo saber si eres intolerante a la lactosa?

Aunque, tal y como comentábamos, los síntomas pueden confundirse con otras afecciones, si sospechas que puedes serlo, lo mejor es acudir a un médico. Este valorará la situación y decidirá si es necesario realizar un test.

Existen dos tipos de pruebas, es un análisis de sangre que detecte la presencia de glucosa en sangre antes y después de haber ingerido un preparado con lactosa. La otra, es una prueba de hidrógeno en el aliento, que consiste en soplar por la boquilla de un sensor que mide la cantidad de hidrógeno en el aire que se exhala antes y después de ingerir un preparado.

Diferencia entre intolerancia a la lactosa y alergia a la leche

En contra de lo que muchos creen, la intolerancia a la lactosa y la alergia a la leche son dos cosas diferentes. La alergia es la respuesta del sistema inmunitario a una o a más de las proteínas que contiene la leche y suele aparecer en el primer año de vida, mientras que la intolerancia aparece más tarde. Una reacción alergia puede ser peligrosa para la vida de la persona que lo sufre.

Además, tal y como aseguran desde la Clínica Universitaria de la Universidad Rey Juan Carlos, las personas alérgicas no pueden consumir ningún lácteo, mientras que la intolerante puede controlarlo eliminando solo aquello que no toleran.