Para los deportistas de entre 50 y 70 años que viven con diabetes, mantenerse activos es clave para controlar la glucosa en sangre y mejorar su calidad de vida. Sin embargo, muchos cometen un error común al monitorizar sus niveles de azúcar que puede poner en riesgo su salud y rendimiento. Según expertos y organismos como la Asociación Americana de Diabetes (ADA), este fallo está relacionado con la falta de un monitoreo adecuado antes, durante y después del ejercicio, lo que puede derivar en hipoglucemias o hiperglucemias inesperadas.
Un error que pasa desapercibido
El principal fallo que cometen los deportistas diabéticos, especialmente en este rango de edad, es no ajustar la frecuencia y el momento del monitoreo de glucosa según el tipo de actividad física. Un informe de la ADA señala que "la actividad física puede reducir los niveles de glucosa en sangre hasta 24 horas después del ejercicio, haciendo que el cuerpo sea más sensible a la insulina". Sin embargo, muchos se limitan a medir sus niveles solo antes de empezar, ignorando cómo evolucionan durante y tras el esfuerzo.
Por ejemplo, ejercicios aeróbicos como caminar o nadar tienden a bajar la glucosa, mientras que actividades de alta intensidad, como el levantamiento de pesas, pueden elevarla temporalmente debido a la liberación de hormonas como la adrenalina. Sin un monitoreo continuo o al menos en momentos clave, los deportistas corren el riesgo de no detectar estas fluctuaciones, según explica el Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC).
La importancia de la monitorización continua
Para los diabéticos de 50 a 70 años, que a menudo enfrentan mayor riesgo de complicaciones cardiovasculares, la monitorización continua de glucosa (MCG) se ha convertido en una herramienta valiosa. Un estudio publicado en Sports Medicine (2023) destaca que "la MCG tiene un gran potencial para mantener la normoglucemia durante el ejercicio", aunque advierte que los datos intersticiales pueden tardar hasta 15 minutos en reflejar los cambios reales en sangre, especialmente en actividades intensas. Esto significa que confiar únicamente en dispositivos sin complementarlos con mediciones manuales en momentos críticos puede ser un error.
El doctor Serafin Murillo, nutricionista del Hospital Sant Joan de Déu, subraya en una infografía patrocinada por Sanofi (2024) que "empezar el ejercicio con niveles bajos de insulina y monitorizar la glucosa antes, durante y después es esencial para evitar desajustes". Para quienes usan insulina, ajustar la dosis según la duración e intensidad del ejercicio es igual de crucial.
Consejos prácticos para evitar este fallo
- Mide en tres momentos clave: Antes de empezar, verifica que tu glucosa esté entre 100-250 mg/dL. Durante el ejercicio, especialmente si dura más de 30 minutos, haz una pausa para medir. Después, controla cómo se recuperan tus niveles para prevenir hipoglucemias nocturnas.
- Adapta tu plan: Si haces ejercicio aeróbico, ten a mano carbohidratos de acción rápida (como jugo o geles) por si baja la glucosa. Para actividades anaeróbicas, prepárate para un posible aumento temporal y consulta a tu médico sobre ajustes en la insulina.
- Usa tecnología con precaución: La MCG es útil, pero combínala con un glucómetro tradicional en deportes de riesgo como ciclismo o natación, donde una hipoglucemia puede ser peligrosa.
- Un hábito que marca la diferencia
La diabetes no tiene por qué limitar tu vida activa, incluso después de los 50. Según el CDC, "mantener un peso saludable y hacer actividad física regularmente ayuda a controlar los niveles de azúcar en sangre". Corregir este fallo en el monitoreo no solo optimiza el rendimiento deportivo, sino que también reduce riesgos a largo plazo, como problemas cardiovasculares, algo especialmente relevante para este grupo etario.
Si eres un deportista diabético, revisa tu rutina de monitoreo hoy mismo. Habla con tu médico o un educador en diabetes para personalizar tu plan y sigue disfrutando del ejercicio con seguridad.