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Bienestar

ALIMENTACIÓN

Seis alimentos que provocan insomnio: te mantendrán en vela durante la madrugada

Dormir bien, tener dulces sueños y que éste sea reparador tiene más de ciencia que de casualidad y, como no podía ser de otra forma, lo que llevemos en el estómago un rato antes de dormir se encargarán de mejorarnos -o amargarnos la noche-

Dormir bien y comer -o beber- está muy relacionado, tanto es así que hay alimentos que torpedean directamente nuestro descanso nocturno. Evidentemente no de manera premeditada, pero sí que se dedicarán a poner piedras en el camino a nuestro organismo.

Hay productos que podrían resultar obvios, como el café o el alcohol, pero hay otros enemigos silenciosos e igualmente beligerantes para que nuestros dulces sueños tarden en producirse. Aunque parezca poco premeditado, tampoco nuestra actitud o la forma en la que nos vamos a la cama nos va a ayudar, y es que en la ciencia del descanso influyen muchos factores.

Lógicamente, nuestro estado de ánimo cobrará un papel fundamental y, aunque mantengamos la dieta más sana del mundo, si se nos ocurre ir a la cama enfadados nos costará conciliar el sueño tanto o más que si estuviéramos hambrientos, recién cenados o borrachos.

La mala higiene del sueño es un problema cada vez más frecuente, y no todo se soluciona con fármacos o con suplementos nutricionales como la melatonina, sino que pasa por diferentes fases y la alimentación es una de ellas, aunque no está sola.

Eso no significa que no debamos vigilar nuestras ingestas nocturnas, o que no debamos controlar la hora ala que cenamos para no irnos con el estómago lleno a la cama, lo cual será una mala noticia aunque tengamos una dieta muy equilibrada. Sin embargo, si cometemos el doble pecado de comer y acostarnos, hay enemigos que pueden dinamitar nuestro equilibrio REM por duplicado.

Qué alimentos evitar para dormir bien

Algunos alimentos lo harán por ser estimulantes -y no hablamos solo de café-; otros lo harán porque sus digestiones son pesadas y nuestro estómago estará rumiándolo mucho tiempo; más intermediarios nos sacuden entre sueños si apostamos por productos ácidos o, incluso, si apostamos por productos que uno creería absolutamente inocuos y que tienen cierto visto bueno a última hora del día.

Chocolate

La bucólica escena de una taza de chocolate caliente puede sonar reconfortante, pero tiene más de mito que de realidad. Así lo apuntan desde The Sleep Charity, que instan a diferenciar taza de cacao con taza de chocolate. La cuestión es que la primera -aunque pueda tener mucho azúcar- se elabora sin la grasa del cacao, mientras que la segunda sí tiene chocolate en su composición. Como veis, incluso dentro del mismo tipo de alimentos encontramos matices.

El chocolate presenta así la famosa teobromina, un alcaloide de la familia de las metilxantinas, tal como ocurre con la cafeína, y por tanto un estimulante. Además es habitual que lo consumamos añadiendo algo de azúcar, del que se hacen eco en sleep.org basándose en varios estudios, y que como azúcar simple puede tener relación con una mala calidad del sueño.

Huelga decir que si lo comemos en tableta, nos encontraremos con los mismos problemas, dando prácticamente igual que sea con leche o chocolate negro.

Brócoli

No queremos sintetizar la batalla en este verde aliado, a veces denostado, pero es ejemplo de una familia que deberíamos declarar non grata por la noche: las crucíferas. Cierto parentesco con él tienen la coliflor, el repollo, la berza, el kale o las coles de Bruselas y todos ellos tienen la misma penitencia, a pesar de ser saludables, y es que todos estos alimentos son ricos en fibra insoluble.

Esto no es malo, ya que aunque son más difíciles de digerir, aportan ciertas ventajas como ayudar a que el resto del tránsito intestinal sea más rápido, pero su gran pero es que las digestiones son algo más pesadas. Razón por la que no deberías irte a la cama con ellas si no quieres que te amarguen la noche por partida doble.

Quesos curados

Piensa en un trozo de queso Grana Padano, o en un manchego, o en un apenzeller suizo bien madurado y tendrás un producto lleno de tiramina, un aminoácido vasoactivo que sintetiza nuestro cuerpo al consumir productos ricos en tirosina, como los quesos curados, porque ayudan a esa síntesis de catecolamina, que es un neurotransmisor que favorece estados de vigilia más activos.

Por desgracia, no está sola a la hora de arruinar el sueño nocturno porque los alimentos ricos en grasas -y el queso curado lo es- también tardan más en digerirse, y eso sin contar la cantidad de proteína que un queso añejo tiene, es decir, que lo mantengamos lejos de la mesita de noche y de nuestras cenas. Quizá no ocupe el podio de los alimentos, pero estos caprichitos queseros no nos vienen bien.

Tomate

Es sano, es fresco y no aporta muchas calorías, así que, ¿qué motivos tenemos para incluir en esta lista de proscritos al tomate cuando se trata de no amargarnos la noche? Pues más o menos por ahí van los tiros porque hablamos de un producto bastante ácido y por tanto puede provocar reflujo, más aún si lo consumimos convertido en salsa o sopa. Esto es especialmente comprometido porque el tomate es uno de los alimentos más frecuentes en nuestra dieta.

Además, como menciona la catedrática de la UAH y experta nutricionista, Victorina Aguilar, en una entrevista al blog de la Universidad de Alcalá de Henares, el tomate "genera la liberación de histamina tras su consumo", otro neurotransmisor que activa el estado de vigilia y reduce el sueño, así que volvemos a tener un dos en uno comprometido con nuestro descanso.

Cereales sí, pero con criterio

Los carbohidratos, aunque perseguidos en la noche por considerarse que engordan -lo cual es mentira-, también pueden jugar un buen papel a la hora de conciliar el sueño, así que comer un bol de cereales con leche puede suponer un extra de triptófano para que nuestra cama nos aplauda a la hora de dormir y no le demos guerra.

Esto se debe a que los carbohidratos aumentan la serotonina y reducen a algunas hormonas relacionadas con el estrés, como podrían ser los cortisoles. Sin embargo, hay un tipo de cereales que no deberías llevarte a la boca por la noche: aquellos con mucho azúcar, ya que supondrá un plus de energía que nos mantendrá alerta y es lo último que queremos en esta circunstancia.

Alcachofa

Es una alegría de la huerta, tanto en primavera como en otoño, y una flor más que cotizada en gastronomía por su sabor ligeramente amargo y por su jugoso corazón, pero no debería figurar entre los alimentos de nuestras cenas por una sencilla razón: es muy diurética.

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El poder diurético de la alcachofa podría complicar el sueño nocturno. ©Pexels.

No hablamos de que nunca las comas por la noche, claro, porque además ayudan a hacer buenas digestiones, pero sí a limitar su ingesta porque es rica en cinarina, una sustancia totalmente natural que además de estimular a la vesícula biliar y al hígado, también tiene un efecto diurético, combatiendo así la retención de líquidos pero pudiendo alterar nuestro sueño nocturno con ganas de ir al baño.

Melón

Olvida el mito de "por la mañana oro, por la tarde plata y por la noche mata" porque nadie se ha muerto por comer melón, ni sandía, pero sí puede que nos juegue alguna mala pasada, sobre todo en verano, si nos dedicamos a servirle como postre en las cenas estivales, aunque figure entre uno de los alimentos saludables.

La culpa la encontramos no en su sabor, obviamente, sino en que tiene un enorme contenido en agua y por tanto se va a dedicar a llenar sin compasión nuestra vejiga, haciéndonos más susceptibles a una micción nocturna y también complicando así el sueño. Y si encima lo ponemos en un escenario veraniego donde hace más calor y por tanto dormir es más difícil, apaga y vámonos.

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