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Prueba Land Rover Discovery Sport: un Range Rover en pequeño y más asequible

El Discovery Sport combina mucho confort en carretera con grandes aptitudes off-road.

Con la llegada del Discovery Sport, Land Rover ha dado carpetazo a uno de sus todo terreno más veteranos al margen del Defender, el Freelander, un modelo que deja paso a este nuevo Land Rover y que ofrece, con sus 4,6 metros de longitud, mayores dosis de practicidad que el Evoque y lo acerca en cierta medida al Range Rover Sport, toda vez que puede ofrecer incluso versiones de siete plazas, manteniendo el diseño, la calidad y el refinamiento que caracteriza los últimos modelos del fabricante inglés. Aunque su precio de salida se puede considerar razonable –la gama arranca en 37.850 euros–, lo cierto es que las versiones más interesantes suponen ya 40.000 euros si queremos cambio automático con el motor de 150 CV o dar el salto a los 180 CV con cambio manual. Y no digamos las tope de gama como la unidad que hemos podido probar, muy por encima ya de los 53.000 euros.

Más diseño, más confort y más versatilidad

El evidente salto en diseño respecto al Freelander está marcado por unos trazos muy en la línea del Range Rover Evoque, uno de los SUV más exitosos en ventas de los últimos años y cuyo diseño ha sido sin duda responsable más que directo de la enorme demanda generada en todo el mundo, España incluida, donde el Evoque se deja ver por las grandes ciudades casi tanto como los grandes superventas del mercado nacional. Un diseño muy cuidado pero que, a diferencia del Evoque, no renuncia a ofrecer un interior realmente práctico por sus dimensiones y su configuración, que admite incluso una tercera fila de asientos, ocasional por sus ajustadas proporciones, pero suficiente para niños de corta edad o adultos para cortos trayectos. Pero es en sus plazas delanteras y traseras donde resulta especialmente confortable, con amplio espacio para tres adultos detrás y un maletero que, además de mucho volumen, ofrece unas formas que permiten cargarlo con mucha facilidad. Los asientos de la segunda fila se pueden adelantar y retrasar 16 centímetros sobre un carril y en proporción 40/60 y van elevados 5 centímetros respecto a los delanteros para disfrutar de un mejor visión y mayor sensación de amplitud.

Además de versatilidad, ofrece mayores niveles de distinción en el interior, con un estilo similar al de los últimos modelos de la marca, con especial detalle en la calidad de materiales y en todo lo que a infoentretenimiento y conectividad se refiere, a través de una pantalla TFT de 5" o, como esta unidad de pruebas tope de gama, una táctil de 8".

Mejor en asfalto, verdadero Land Rover en campo

Pero por encima de diseño, el sustituto del Freelander viene acompañado de un renovado bastidor, con nuevas suspensiones que acercan al Discovery Sport hacia un mejor comportamiento sobre asfalto en relación al Freelander, pero sin descuidar su faceta off-road, con un amplio recorrido de amortiguación, mayores ángulos de carrocería y 212 milímetros de distancia libre al suelo. Está disponible con dos sistemas diferentes de tracción total, Efficient Driveline y Active Driveline.

El primero varía continuamente el reparto de par entre ambos ejes según las necesidades y, el segundo, más sofisticado, deja la tracción total conectada de forma permanente, pero un embrague desconecta completamente los componentes mecánicos como el árbol de transmisión por encima de 35 km/h mientras no detecte pérdidas de tracción, actuando así como un tracción delantera con las ventajas que aporta así en cuanto a consumo sobre todo. En campo, el funcionamiento es impecable, propio de un Land Rover, y permite afrontar pasos muy complicados casi como si de un verdadero todoterreno de los de antes se tratara. Fuertes subidas de tierra suelta, profundas roderas con barro o bajadas de las que dan miedo no suponen problema para el Discovery Sport, que dispone de diferentes programas de funcionamiento para que la electrónica se adapte a los diferentes terrenos en los que nos movamos.

En carretera, el tacto de la dirección mejora mucho sobre el anterior Freelander, aportando mucha confianza para movernos entre curvas de forma muy natural. Se lleva en trazados virados de forma muy sencilla, con el balanceo habitual en este tipo de carrocerías pero con una pisada firme y precisa sobre el asfalto. Sus reacciones no son bruscas cuando queremos corregir la trazada, aunque no es en este sentido tan ágil como el Range Rover Evoque. 

El motor diésel de 180 CV en combinación con el cambio automático de 9 relaciones es sin duda una de las mejores opciones de la gama. Aunque no acelera con contundencia, permite mantener ritmos elevados con mucha facilidad, pero el larguísimo desarrollo de la novena marcha hace que continuamente baja a octava o incluso séptima para mantener esos altos ritmos. Afortunadamente, el cambio trabaja con rapidez y suavidad y no supone una pérdida de confort en la conducción.

VALORACIÓN MINI TEST:

Destaca por: Confort en carretera, eficacia en campo
Mejorable en: Consumos a alto ritmo

ficha:

  DATOS COMERCIALES:
  Modelo: Land Rover Discovery Sport
  Versión: 2.0 TD4 180 CV HSE Autom. 4x4 7 plazas
  Precio: 53.050 euros

  DATOS TÉCNICOS
  Motor: 4 cil. en línea, 1.999 cm3
  Potencia máx.: 180 CV a 4.000 rpm
  Par máximo: 430 Nm a 1.750 rpm
  Tracción: Total permanente 
  Caja de cambios: Automática de 9 vel.
  Dimensiones: 4,59 / 2,07 / 1,72 m
  Peso: 1.860 kg
  Depósito de combustible: 54 litros
  Capacidad del maletero: 454-541 litros

  PRESTACIONES
  Vel. máxima: 188 km/h
  Consumo en recorrido de pruebas: 8,1 l/100 km
  Autonomía en carretera: 666 km

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