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Motor

Land Rover reinterpreta el mítico Defender con una impactante nueva generación

Setenta años entre el original y el Defender del siglo XXI, que recupera parte de la esencia del primero.

Es el Land Rover por excelencia, un auténtico todo terreno que se ha mantenido fiel a sus principios desde hace siete décadas. Y ahora, vuele a resurgir con una nueva generación que nace prácticamente desde cero, pero que no renuncia a la filosofía que siempre le ha caracterizado, manteniéndose como uno de los pocos auténticos todo terreno que quedan en el mercado, adaptado a los tiempos actuales, pero sin renunciar a nada en cuanto a tecnología se refiere.

No renuncia tampoco a su clásica silueta que, aunque ahora más estilizada, se reconoce enseguida como un auténtico Defender, dando prioridad a unos marcados ángulos de ataque y salida. Por dentro da un paso más en cuanto a lujo y refinamiento y, aunque de diseño en cierto modo minimalista, ofrecerá todo el confort y el equipamiento ya habitual en cualquier otro modelo de la gama.

El Defender seguirá siendo un verdadero 4x4.

Todo en el Defender es nuevo, empezando por su plataforma, construido ahora sobre un bastidor monocasco de aluminio con suspensiones independientes con amortiguación bien de muelles o bien neumática, y que como el modelo anterior contará con dos versiones de carrocería, 90 corta y 110 larga, con 2,59 metros de batalla la primera y 3 metros la segunda. La versión 90 contará con hasta seis plazas gracias a un guiño al modelo original con tres asientos delante gracias a uno pequeño auxiliar entre los dos principales mientras que la versión 110 ofrecerá la opción de cinco, seis o siete asientos, con una capacidad del maletero de 1.075 litros en la configuración más estándar de cinco plazas.

Fiel a los valores de sus predecesores, el nuevo Defender mantiene como seña de identidad, además de la tracción total permanente y la caja de reductoras, una gran altura libre al suelo de 291 mm y unas geometrías de auténtico todoterreno, con unos ángulos de ataque, ventral y salida de 38, 28 y 40 grados respectivamente y una profundidad de vadeo máxima de 900 mm.

Diseño interior muy Land Rover.

Todo ello combinado con un nuevo programa Wade dentro del conocido sistema Terrain Response 2 de la marca para garantizar poder vadear con total confianza. Novedad también en conducción off-road es la tecnología ClearSight Ground View que ayuda al conductor al circular por campo mostrando en la pantalla táctil central la zona que suele estar oculta por el capó, directamente delante de las ruedas delanteras.

También híbrido enchufable

Bajo el capó, el nuevo Defender montará hasta cinco opciones mecánicas diferentes, dos diésel  de cuatro y seis cilindros (D200 y D400) y dos de gasolina también de cuatro y seis cilindros (P300 y P400), además de un inédito híbrido enchufable P400e. El más potente de los gasolina, el P400, llegará acompañado de un sistema de microhibridación con sistema de batería de 48V que le permite que a pesar de sus 400 CV y sus 550 Nm ofrecer un consumo medio de 9,6 l/100 km y unos niveles de emisiones de CO2 de 220 g/km.

Además de los motores de gasolina y diésel, la electrificación en el Defender llegará además de en el P400 MHEV con microhibridación de 48V en una inédita versión híbrida enchufable que llegará al mercado algo después, una variante P400e PHEV que será la versión más eficiente del todo terreno por excelencia y que permitirá al Defender moverse con propulsión eléctrica con una autonomía que, a tenor de lo que ofrece el Range Rover PHEV, estaría en torno a los 50 kilómetros

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