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Tecnología

Bruselas le declara la guerra a las cookies

Un usuario navega por Internet

Navegar por Internet es en ocasiones incómodo. La conexión no es todo lo rápido que nos gustaría, nuestro dispositivo no nos otorga la velocidad necesaria, las páginas no tienen un diseño amigable… 

Y luego están las cookies.

Son un problema que todos hemos sufrido alguna vez. Cada vez que aceptamos las cookies en nuestro dispositivo, abrimos la puerta a que sepan lo que hacemos cuando navegamos por Internet. Son pequeños programas que están continuamente analizando lo que hacemos en la red: por dónde nos movemos, cuánto tiempo nos paramos a ver determinados productos…

En función del uso que se haga posteriormente con esa información se pueden establecer, grosso modo, dos tipos de cookies. Por una parte están las que utilizan lo que saben de nosotros de una forma más o menos responsable. Podemos ejemplificar esta aseveración con aquellas webs de noticias que básicamente lo que quieren es saber cuantos clics tienen sus artículos y el perfil de quienes navegan por sus páginas para adaptar y mejora los contenidos. Es algo que no es incómodo para el usuario; algo que no molesta, que no interfiere en la forma en que se mueve por Internet.

En el otro extremo están las cookies de corte más publicitario. Estas utilizan al usuario que las acepta para perseguirle allá por donde navega con el fin de venderle multitud de productos y servicios en los que piensa que está interesado por la forma en la que navega.

Es algo que casi todos hemos sufrido en mayor o menor medida alguna vez. Basta con haber visitado, por ejemplo, una web con un reportaje turístico sobre Nueva York, para que durante días, e incluso semanas, se nos ofrezcan vuelos a Nueva York, estancias en hoteles de la ciudad y un sinfín de servicios más asociados a esta urbe, en diversos formatos publicitarios que, en ocasiones, dificultan la navegación: pantallas emergentes, publicidades que no se pueden evitar… 

Control total

Lo que persigue la Comisión Europea a través de este nuevo marco regulatorio, que se dirige específicamente al sector de las telecomunicaciones, es dotar al usuario del control total sobre la admisión de cada uno de los dos diferentes tipos de cookies desde el mismo momento en el que empiece a navegar.

"Es una propuesta muy atrevida. Queremos que navegadores como Mozilla Firefox, Internet Explorer o Mozilla Firefox muestren, desde el momento en el que el usuario los abre, la posibilidad de decidir qué tipo de cookies quiere o no recibir".

Así, quienes naveguen por Internet podrán bloquear desde el principio las cookies o decantarse por cuál de los dos tipos desean que se utilice en su dispositivo", aseguran fuentes que han trabajado en esta propuesta de reglamento que ya se discute en Bruselas. De prosperar, estaría en funcionamiento en un periodo máximo de dos años.

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